Xiao Zhan no durmió toda la noche, no podía, por más que quiso ya que sabía sería la única forma de contactarse con Yue Yue, pero simplemente no podía acostarse y cerrar sus ojos mientras tenía un torbellino en su cabeza. Cada pensamiento que tenía lo estaba consumiendo, cada imagen de la gente de Karnak siendo eliminada o pequeños Karnianos siendo capturados por los Parkos, malditos lagartos. Los detestaba con todo su ser, pero más a la persona que estaba detrás de todo, porque sabía que había alguien detrás de todo esto. Los Parkos habían querido invadir Karnak en muchas otras ocasiones y nunca habían llegado a tal extremo.
Apretó su mano en un puño y rechinó sus dientes. Se sentía tan inútil, no poder hacer nada por su gente ¿Qué clase de futuro gobernante era? Resopló y cerró sus ojos deseando que Yue Yue pudiera comunicarse con él, pero eso nunca pasó.Se encontraba ahora mismo en el cobertizo, no había salido de ahí desde que recibió el mensaje de Yue Yue y tampoco pensaba hacerlo, Yibo le había dado su espacio y no se acercó ni siquiera para avisarle que la cena estaba lista. Para ser honestos, el humano parecía estar molesto con toda la situación.
Hizo a un costado todos sus pensamientos para que luego apareciera el humano en su mente. Yibo sirviéndole el desayuno, Yibo sonriéndole, Yibo haciéndole preguntas, Yibo sirviéndole el almuerzo, Yibo contándole historias, Yibo prestándole sus prendas... No sabía cómo, pero de pronto estaba comenzando a sentir ese calorcito en el vientre una vez más y bufó fastidiado.
Sí, Yibo era un humano muy atractivo, pero no podía pensar en él como algo más, eso iba contra las normas de su planeta, contra su naturaleza. Por mucho que fuera un humano amable, divertido, curioso e inteligente...
De pronto ya no sintió el calorcito solo en su vientre, sino también cerca de su entrepierna. El tan solo pensamiento del humano le estaba causando sensaciones extrañas en todo su cuerpo que nunca antes había experimentado y se sentía bien. Se sentía muy bien.
Entonces recordó una imagen que tenía impregnada en su mente desde que aterrizó al planeta tierra y era cuando vio a Yibo fuera del cuarto de baño, su cuerpo húmedo por el agua y algunas gotas cayendo de su cabello, la toalla alrededor de su cintura, su cuerpo perfecto de músculos.
Tenía los ojos cerrados y lentamente llevó una mano a su entrepierna, de pronto ya no se sentía bien, ahora dolía y pensaba que en cualquier momento algo estallaría dentro de él.Su rostro se encogió al sentir una pronunciada erección. Estaba duro y el simple tacto lo estremecía pensó en Yibo en cómo le sonreía cuando salieron y le mostraba la ropa que se probaba, cómo jugueteaba con su lengua cuando mojaba sus labios..
Gimió.
Empezó a mover lentamente su mano a lo largo de su erección. Le gustaba la sensación que recorría en su cuerpo, apretó con fuerza y el ritmo de su muñeca se incrementó.
No recordaba alguna vez haber hecho algo parecido cuando estaba en Karnak, tampoco sentía las mismas sensaciones que sentía al ver a Yibo que al ver a una hembra de su planeta o a un macho. Con el humano todo era distinto y su cuerpo respondía de una manera completamente nueva.
Soltó otro gemido y lanzó su cabeza hacia atrás. Su mente estaba invadida por Yibo, no podía dejar de pensar en el humano y mucho menos en ese momento. Su globo ocular se tornó completamente negro y los escasos vellos de su piel se erizaron.
El ritmo de su muñeca aumentó haciendo que gimiera una vez más. Se imaginó cómo sería si el humano fuera el que le estuviera haciendo eso en vez de él mismo, cómo sería sentir su tacto en esa parte sensible ahora mismo...
No pudo imaginar más porque de pronto todo se le nubló. Sintió como su cuerpo daba un pequeño espasmo y un líquido caliente salía de su pene empapando su mano.
Jadeó y se relamió los labios con gusto, trato de regularizar su respiración y por un minutos pensó que todo lo que había sucedido no estaba bien, definitivamente no estaba bien en lo absoluto.
—&—
Por otro lado, en una de las habitaciones de la casa del abuelo Dan, se encontraba Yibo acostado en una cama, no tenía ganas de levantarse, lo había hecho solo para servirle un tazón de croquetas a Hada y luego regresó a su habitación sin ni siquiera importarle tomar desayuno.
No había hablado con el alienígena desde el día anterior, este había decidido quedarse en el cobertizo tras haber recibido un mensaje de su planeta, había oído pero no había entendido ni una sola palabra de ello, finalmente se atrevió a dejar el lugar y regresar a casa. ¿Xiao Zhan no quería hablar con él? Bien, entonces así sería.
Aunque realmente odiaba eso, porque quería hablarle, quería ir y mostrarle todo su apoyo, decirle que todo en su planeta se solucionaría pronto, que regresaría y sería el mejor gobernante que Karnak podría tener. Pero entonces se encontraba así mismo sin poder hacerlo.
Se levantó de la cama, no podía quedarse ahí por el resto del día, se supone que estaba de vacaciones ¿Por qué no se estaba divirtiendo?
Justo al momento en que salió de la habitación vio a Xiao Zhan entrar al baño con pasos rápidos, la mirada fija al suelo y con las mejillas ligeramente sonrojadas. Yibo abrió la boca para saludarlo pero entonces oyó el fuerte ruido de la puerta del baño cerrarse en sus narices.
Frunció el ceño y entonces escuchó la llave de la ducha abrirse. Xiao Zhan se estaba dando un baño.
Se alzó de hombros y continuó su camino hacia la cocina, no podía hacerse el rebelde y pasarse el día sin comer, una fruta no estaría mal.
Afortunadamente encontró una manzana, la lavó y se la llevó a la boca. Sí, definitivamente necesitaba algo para comer. Entonces sintió algo vibrar en sus bolsillos. Chasqueó }y sacó el celular, miró la pantalla y vio el nombre de su madre, quién finalmente se había dignado a llamarlo para darle noticias del abuelo.
— ¿Mamá? —Contestó tras darle otra mordida a su manzana
—Cariño ¿Cómo estás? ¿Todo bien por allá? —Oyó a su madre decir, su voz parecía tranquila, al parecer la operación había sido exitosa, al menos fue lo que asumió.
—Sí, todo perfecto por acá —respondió Yibo obviando el pequeño detalle de tener un alienígena en casa — ¿Cómo está el abuelo?
—Gracias a Dios, salió muy bien de la operación, el médico me dijo que mi padre es un hombre fuerte y pudo resistirlo.
—Me alegra saberlo, no puedo esperar a verlo.
—También quiere verte, pregunta por ti todo el tiempo —La mujer rio al otro lado de la línea —Por cierto cariño, es probable que tu abuelo regrese, la próxima semana, a casa.
—oh...
—Así que espero no encontrar un desastre, lo siento pero ahora tengo que irme, te quiero mucho cariño.
—También te quiero —Colgó.
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Aliens
RandomAmbos curiosos por el mundo del otro. Ambos tan distintos y parecidos al mismo tiempo. El universo inmenso, infinito, lleno de misterios y secretos que ningún ser viviente en toda esa expansión podría alguna vez descubrir. Yibo sabía que no estaba...