Yibo aún seguía en estado de shock. Su respiración era dificultosa y sus manos temblaban de sobremanera. Ahora mismo, estaba sentado al lado de Xiao Zhan, quien al parecer no le importaba en lo más mínimo los rasguños en su rostro, solo presionaba los botones de su nave y se guiaba de los extraños símbolos de la pantalla en frente de él.
Intentó calmar sus nervios respirando hondo y soltando el aire de vez en cuando. La nave había empezado a elevarse y él comenzaba a sudar frío. No estaba seguro si estaba listo para esto en lo absoluto. No le temía a las alturas, pero esto iba más allá de un miedo.
Su temor pudo ser sentido por el alienígena quien lo miró de reojo con preocupación.
— ¿Estás bien? —El alienígena preguntó sin apartar su mirada de la pantalla y sin dejar de manipular los diversos botones en el panel.
Yibo asintió —No lo sé. Eso creo.
—¿Te hicieron daño?
Yibo negó —Gracias, por cierto.
—Nos están siguiendo —Xiao Zhan habló —Voy a acelerar esto, es probable que te marees, por favor resiste.
Yibo no estaba listo aún, pero asintió de todos modos.
Fue así que sintió una fuerte presión en su cuerpo, al mismo tiempo que sentía estar de cabeza, podía sentir toda la sangre subirse al cerebro y su estómago comenzó a dar vueltas. Cerró los ojos con fuerza y se agarró de los lados del asiento, aferrándose a este como si fuera a caerse a un vacío. Sentía que la sensación era infinita, como si nunca fuera acabar aunque quería que acabase.
—Ya casi —Pudo oír Xiao Zhan. A pesar de que el alienígena estaba a su lado, oyó su voz como si estuviera lejos. Sus oídos comenzaron a doler también y pronto sintió un cosquilleo en su nariz. Estaba sangrando. —Resiste, Yibo.
Yibo no estuvo seguro de haber podido oírlo, su cabeza seguía dando vueltas y sabía que vomitaría en cualquier momento. En cuestión de segundos, todo se detuvo de golpe. Su cuerpo se abalanzó hacia adelante por la inercia, siendo retenido por el cinturón y tosió sintiendo arcadas. Afortunadamente, no vomitó.
Abrió los ojos lentamente y lo que vio fue más que maravilloso.—Ya estamos fuera —Xiao Zhan sonrió, se inclinó un poco hacia el humano y con la yema de su pulgar limpió el rastro de sangre de la nariz de este—Gracias por resistir. —Articuló casi en un susurro.
Yibo seguía maravillado, estupefacto. Todo era oscuro, solo veía pequeños puntos por doquier y a un lado pudo divisar el planeta tierra, su hogar. Se veía tan pequeña y vulnerable en medio de, lo que parecía ser, la nada.
—E-Estamos...Estamos en...—Yibo balbuceó incoherencias sin pestañar. Simplemente no podía creer la maravilla que tenía frente a sus ojos, el universo era hermoso. Silencioso y, aparentemente, tranquilo. — ¿Qué...Qué pasó con los...los lagartos? —Yibo dijo aún no consciente de lo que estaba sucediendo.
—Los perdimos, pero no me sorprendería que los encontremos de nuevo en cualquier momento.
Yibo asintió y decidió no preguntar más sobre ellos. En su lugar, decidió admirar la belleza de su alrededor. Se preguntó si alguna vez alguien le creería si lo contara, por un momento se imaginó como su abuelo Dan, contándole a sus nietos verdaderas aventuras de alienígenas. Sonrió ante el pensamiento, definitivamente lo haría algún día.
—Llegaremos pronto al planeta K0620.
— ¿Tan pronto? —Yibo preguntó incrédulo, si hace menos de unos minutos habían salido fuera de la tierra.
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Aliens
RandomAmbos curiosos por el mundo del otro. Ambos tan distintos y parecidos al mismo tiempo. El universo inmenso, infinito, lleno de misterios y secretos que ningún ser viviente en toda esa expansión podría alguna vez descubrir. Yibo sabía que no estaba...