La boda de Marina era en dos meses, así que Sara y yo tuvimos tiempo de sobra de pensar quien se iba a ocupar de mi madre y que íbamos a hacer con la pastelería.
Decidimos que Clara, la amiga de mi madre que nos limpiaba la casa y hacia la compra se quedaría esa noche a dormir en mi casa. Así yo me quedaría más tranquila y mi madre no pasaría la noche sola. En cuanto a la pastelería, como me había dicho Sara en un principio, no pasaba nada porque cerrara un fin de semana, cierto es que el negocio no nos iba tan bien como para andar tomándonos días libres pero se podía hacer una excepción.
En cuanto a mis ganas de ir a la boda, gracias a la energía y el entusiasmo que Sara le estaba poniendo al final tenía muchas ganas de ir. La verdad es que llevaba más de dos años sin salir de fiesta y una escapada aunque fuese a una boda a la que no me apetecía ir, era una buena idea.
La boda era en Toledo, la ciudad de Marina, y nosotras desde Valladolid teníamos un largo viaje, así que decidimos que nos iríamos el viernes por la noche cuando cerráramos la pastelería y así el sábado por la tarde, que era cuando se celebraba la boda, estaríamos descansadas.
Fue entonces. Cuando llegamos al hotel esa noche y me metí al baño a duchar, cuando me entro la ansiedad. Empecé a llorar de tal manera que Sara entro asustada en el baño. Estaba sentada en el suelo, en ropa interior y apenas podía hablar.
- Amina, Amina mírame que te pasa – Dijo Sara asustada sentándose en el suelo y abrazándome.
- No puedo Sara, no puedo. Tú me has visto bien ¿Dónde me creo que voy? – dije sin poder parar de llorar.
- ¿Cómo que donde me creo que vas? Pues a la mejor boda de tu vida.
- No te mientas, todo va a ser un desastre. ¿Me has visto la cara? ¿Y el cuerpo? ¿Has visto todas mis cicatrices? ¿Cómo me voy a presentar así delante de todos ellos?
- Amina – Suspiro – Mírame – dijo subiéndome la cara – Si toda esa gente que hay allí, al verte, se fija solo en las cicatrices, es que no merece ninguno la pena. Además las del cuerpo apenas se notan y la de la cara la podemos maquillar.
- Tú no lo entiendes, tú tienes una cara perfecta. No tienes nada de qué avergonzarte – Y según hablaba cada vez lloraba más.
- Tienes razón, quizás no puedo ponerme en tu lugar pero te conozco. Sé cómo eres y la persona que hay detrás de esas cicatrices – Me abrazo fuerte – Amina, vales mucho de verdad. No dejes que eso te hunda.
No dije nada, estuve llorando un rato más y cuando por fin me calme Sara me animo a que me duchara y me fuera a acostar. Mañana cuando me levantara veríamos que hacíamos finalmente.
A la mañana siguiente me levante con más ánimo, aunque seguía pensando que ir a la boda no iba a ser una buena idea.
- No seas tonta Amina – Me repetía Sara – No lo hagas por mí, ni por ellos. Hazlo por ti, demuéstrate que puedes.
- Si yo quiero ir, de verdad que quiero. Pero es la primera vez que me enfrento a tanta gente a la vez – Suspire – Gente que no me ha visto después del accidente.
- Ojala te vieras con los ojos que yo te veo – Me acaricio la cara – Hazme caso, que no eres tan horrible como piensas y si alguien se le ocurre decirte algo le parto la cara – Se rio.
- Eres una buena amiga.
- La que te mereces- me abrazo – Ahora venga, vamos a prepararnos o llegaremos tarde.

ESTÁS LEYENDO
Un viaje al pasado.
CasualeAmina estudia en la universidad y está saliendo con Daniel, su primer amor. Pero un terrible accidente hace que su mundo se dé la vuelta por completo. Amina deja los estudios y a Daniel, además de todos los sueños que tenía por cumplir. Siete años...