La prueba.

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Jeon Kook, el chico extranjero de procedencia coreana,era la nueva luz del Instituto. Con su sonrisa angelical trataba a todos con amor y dulzura, se había convertido en el mejor de la clase, siendo respetado por los profesores y alumnos.Es tan genial, tan educado, tan atento, que aún no entiendo esa escena con Devora; ¿será que esta escondiendo algo?

Desde aquel incidente lo he evitado lo más posible, casi hasta la obviedad, pero no se puede huir por siempre. 

-Nos encontramos de nuevo -la vos conocida me asalta y al voltear estaba él. Retrocedo unos pasos, inconsciente, no quería topármelo.Él al notar mi reacción sonríe
-Esperaba que no hubiera problemas. Y más cuando no te hice nada malo, al menos a ti -esa última frase, “al menos a ti”, erizo mi piel. Las chicas del pasillo caen enamoradas ante aquella sonrisa, pero para mi todo parece una gran amenaza; y eso es la cosa que más odio en este mundo.

-Todas las acciones tienen consecuencias. -mire directo en sus ojos negros, oscuros y vacíos.

-Eso espero -respondió con aura de angelical.

***** 

El día trascurre tranquilo. A la hora de salida, 1 de la tarde, hay un grupo de chicos esperando a Jeon Kook en la puerta de la escuela.El extranjero indiferente intenta en vano sortear a la pandilla que rápido cierra su paso.

-Devora te manda un regalo- dice uno de los  chicos dando un paso al frente. En este país todo se paga.

- Tu eres? -pregunta calmado.

-Ha! Si. Me llamo Lexy, soy de tu aula pero hoy vengo en calidad de matón.- responde con burlesca elocuencia.

- Así que de eso se trata!- ladea su boca en una extraña sonrisa. Él no pensó que la chica fuera capaz de algo pero, al parecer, estaba equivocado
-¿Entonces que vas a hacer?

Por una extraña razón Jeon Kook no tenía miedo. Escuchaba a Lexy con serenidad y temple.

-Tenía pensado caerte a porrazos y dejarte unos lindo moretones pero ...
- esa actitud de gallito que había adoptado el extranjero a Lexi le molestaba. Indignado decide cambiar el juego para poder humillar a ese creído. Quiere que ese surcoreano se mee en los pantalones aterrorizado

-Mejor cambiamos de plan- comenta divertido.

Entonces con un señalamiento el resto de chicos rodearon a Jeon Kook. Este levanta las manos indicando que no tenía la más mínima intención de resistirse y así cambian de lugar.

Unas cuadras después se adentran en un callejón parando frente a una fábrica abandonada. La pandilla retrocede dejando al nuevo en la entrada.

-Ahora necesito que le pidas el anillo al tipo que está allá adentro. Si me la traes te libras de la golpiza.- dice Lexy apoyando el brazo sobre el hombro de uno de sus secuaces.

-No me parece. Esto claramente es más peligroso  -protesta Jeon Kook señalando a la fábrica.

Lexy frunce el ceño y mordiéndose el labio exclama. -Es verdad!  Es cierto, eso no te motiva mucho,¿ verdad?!- continua con un puchero como burla hacia el otro. Escupe al piso al tiempo que saca la pistola que tenía guardada en el cinturón bajo la chaqueta escolar. Al verla Kook retrocede -Que tal esto: O entras y me consigues el anillo, o yo te vuelo la cabeza -Levanta el arma divertido apuntando justo a la frente -Que crees?, eso sí te motiva? -dice con una burlona sonrisa. 

-Eso parece- responde Jeon con una mueca.

El chico voltea y desaparece tras la puerta de la fábrica. Lexy vuelve a escupir. Este chico no es normal... ,piensa, otra persona se abría arrodillado y rogado por su vida; la reacción de Kook era de alguien acostumbrado a ver armas. No se inmutó, al menos no como alguien común lo haría.

...

Adentro todo está en penumbras a excepción de algunas zonas iluminadas por bombillos. A medida que se adentra el número de gente crece, así como la bulla y los objetos. El siguió su camino  hasta que llegó al centro del lugar. Había una multitud allí. Frente a él en lo alto se veía lo que parecía el líder de aquella burda. El chico se paró en el medio de aquel espacio y gritó. Un silencio se apoderó del salón. Todos se apartaron dejando un claro central donde estaba parado  Jeon Kook.

-Tú eres el líder -dijo señalando al chico sentado a 2 metro de altura en un conjunto de cajas acopladas. El otro solo asintió extrañado. -Me manda Lexy. Necesito que me des tu anillo -Al oír el nombre de Lexy el chiquito entendió de que se trataba. No era la primera ves que Lexy le mandaba carne de cañón para cumplir encargos y aún más , sabía que eso era una especie de prueba para comprobar que clase de persona eran. Suspira, estaba cansado de hacer el trabajo sucio de su bribón amigo .

-Mira chama, me parece que eso no pasará. Es un anillo de hermandad. ¿Sabes lo que eso significa? -continua sereno Taeyang. Él no era un hombre tranquilo mientras no se le enfrentarán. Nunca hacía las cosas por impulso no importa lo molesto que estuviera y sin importar qué, siempre tomaría la opción más conveniente.
 
-Oye!- Grita a sus secuaces  -Viene de parte de Lexy, ya saben que hacer. Y chama, lo siento pero tendrás que sufrir las consecuencias de haber entrado. Un grito de los presente desató la furia de la multitud que se desprendió en busca de su nueva presa.

-¡Aguanta un minuto!  -grita Kook nuevamente, esta ves, sujetando una granada en la mano. Todos asustados retroceden. Taeyang se da cuenta que a los pies del chico, está una de las cajas de granadas que tenían acumulada en los pasillos. Molesto se levanta, con las manos en los bolsillos. Mira detenidamente al niño que tenía frente de sí; no llegaba a los 18 años, aún así, no pudo notar ni un ápice de nerviosismo en su comportamiento. Estaba firme, templado, como si esa no fuera la primera ves que porta una granada. Por los gestos del chico, la forma en la que sostenía, Taeyang se percató que difería de los tantos mocosos que Lexy le había enviado en otras ocasiones. Jeon sonríe al ver su expresión de preocupación en el rostro del líder.

-Entiendo que ese anillo es importante pero lo necesito -enseña la granada pero Taeyang aún no esta convencido. Existe la posibilidad de que sea un farol.- ¿Porqué no apostamos?  ...¿Cuantas granadas crees que puedo lanzar antes de que me inmovilicen- El líder queda en blanco, no por las palabras, sino por la sonrisa siniestras en la cara del adolescente -¿A cuantos crees que puedo matar? -el chico lame sus labios como saboreando la tensión.  -Yo diría que unos 60 o 70 ¿Tu que crees? -Esas palabras le erizaron los pelos de la espalda a Taeyang. Solo tenía dos opciones: Matar al chico aunque eso significara perder  a seis de sus hombres o darle al chico lo que pedía. Este pasó la mano por su rostro y suspiró.

-Por eso odio a los chamas- susurra con una mueca.

***

Pasó una hora y Lexy seguía sentado los bancos frente a la fábrica junto con los muchachos. Algunos jugaban al baloncesto y otros simplemente fumaban. El joven aburrido estaba acostado en el banco mirando al cielo cuando sintió vibrar el celular. Al contestar era Taeyang del otro lado de la línea.

-Oye, no me mandes más chamas chivados, brou. Estas para joderme el negocio -reclamó y colgó. Lexy se quedó extrañado sin entender que había pasado exactamente, hasta que vio a Kook salir caminando y no a rastras como se había planeado. De un tirón Lexy se incorpora y sonríe divertido. Kook le dedica una inocente sonrisa que hizo erizar los vellos de la espalda.

-Así que no es un gallo de juguete-susurra entre dientes observando al chico que se para frente a él. Kook toma su mano y le coloca el anillo en la palma. Lexy no paraba de reírse; si que había encontrado algo interesante, piensa mientras las carcajadas retumbaban por todo el callejón .

-Bueno yo me voy que ya son la 1 de la tarde y estoy partido del hambre -y sin más se dirige a la salida del callejón. Lexy lo ve marcharse y piensa que , definitivamente, ese chico no era quien aparenta ser. Se recuesta en el espaldar del banco tras un profundo suspiro se pregunta:

¿Que ha venido ha hacer ese coreano a su ciudad?

Eres EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora