Nael observaba detenidamente como la pareja avanzaba lentamente por la calle. Como dos simples amigos en una salida. Sonrió ante la idea. Ojalá fuera eso. Samantha y Peter estaban buscando a Markus Finn por una deuda de sangre con Lothar, su maestro. Peter la guio por las calles, y Nael se mantuvo varios metros atrás para evitar ser descubierto, observándolos. Se detuvieron en una esquina, platicando, o fingiendo hacerlo.
Los barrios pobres. El mejor lugar para hacer un trabajo sucio.
La luna brindaba poca luz, y aquellos faroles no ayudaban. No eran más que una vela prendida en lo alto.
Samantha dio un paso, y continuó caminando hacia el frente, mientras analizaba a su al rededor en busca de peligro, o de su objetivo.
(...)
Sus botas sonaban poco en cada paso. Había estado trabajando en el silencio de sus pisadas.
Un charco de barro ensuciando su calzado. Sus pantalones de cuero mezclándose con la noche. Brillando de color negro en cada estrella y cada tenue luz. Su playera negra debajo de su capa. Sus ojos verdes bajo su capucha y sus armas debajo de su ropa, menos la espada.
Markus Finn estaba en una taberna. Apostando tranquilamente cuándo la muchacha rubia encapuchada con ropa de ladrón entró y se sentó cerca suyo. No le prestó atención. Peter esperaba afuera con Nael. Porque sí, ella había notado la presencia de Nael minutos antes de que llegaran a la taberna. Su manera de caminar era tan... Peculiar. Definitivamente notable e inconfundible, especialmente para ella. El sonido de sus constantes pasos los había acompañado durante varios minutos de camino.
Markus se levantó, ebrio, de su silla.
Samantha lo tomó del brazo con disimulo. Aunque claro que nadie le puso atención en ningún momento. Lo arrastró hasta la entrada y lo arrojó a un pequeño callejón.
— Lothar envía sus más sinceros saludos. — y la batalla comenzó.
Apenas escuchó el nombre de Lothar, pareció que el alcohol había desaparecido de su sistema. Markus intentó correr por la única salida que había. Por supuesto no lo logró. Peter lo tomó del cuello de la camisa desaliñada y lo arrojó de nuevo contra el final del callejón. Samantha sabía perfectamente que Lothar había querido que ella fuera para que ella hiciera el trabajo. Necesitaba que Peter le dijera al pie de la letra las ordenes de Lothar para esa misión para evitar sanciones, lo que había sido su prioridad desde probar la primera que le había sido impuesta. No era algo agradable en definitivo. No podía cometer errores.
Markus, al notar que huir sería en vano con los dos asesinos de Lothar, prefirió intentar pelear. Se abalanzó contra Samantha esperando pasarla rápidamente. Ella lo recibió con un fuerte golpe en el estomago con el pomo de su espada. Tomó medio segundo, permitiéndose observar a Peter dubitativa. Como ella desconocía las deudas que mantenía con Lothar, o su vida, no estaba segura de querer matarlo. Pero él no recibiría los golpes de Lothar si ella no lo mataba. Simplemente se permitió dudar. Ante su mirada indecisa, Peter asintió tras desviar la mirada.
Su espada rasgando piel del estomago de Markus. Le gustaba el sonido al rasgar la piel de los Detectores, pero simplemente no pudo concentrarse en eso esta vez. Estaba ocupada, observando la expresión congojada de Markus, quien cayó de rodillas al sentir el dolor a través de su piel.
Peter se acercó dos pasos más hacia ella, con el hombre sangrando del estómago frente a ellos.
— ¿Cómo quiere Lothar que lo hagamos? — preguntó la muchacha.
Markus soltó un gemido de dolor en el suelo húmedo del callejón, y aferró sus manos a su estómago intentando detener, aunque fuera un poco el sangrado.

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Millage © [ATLM #1]
FantasyDespués de su detección, Samantha despierta en el bosque, sin saber qué será de ella ahora. Pues para un sobrenatural, las cosas sólo pueden ir en picada una vez que escapan. En Millage, ella encontrará una oportunidad de vivir sin persecusión. Pero...