III. Sensación

18 3 1
                                    

"Por favor quédate, no me hagas repetirlo, regresa, no te vallas aún", si tan solo hubiera retrocedido nada de esto estaría pasando.

Habían pasado aproximadamente dos horas desde la plática que tuve con el hokage, ya me encontraba en los cuarteles ANBU esperando que el ojo del Uchiha que era manipulado por alguien del clan Yamanaka empezara a emplear su habilidad.

Llevaba puesto sólo un pantalón negro y mi camiseta de manga larga, además de mi máscara, claro. Cargaba conmigo un par de Kunais y Shurikens había retirado mi banda ninja, solo esperaba que fuera algo normal en aquella dimensión.

Observé atento como poco a poco una masa increíble de energía se acumulaba frente a mi y se extendía cada vez más creando un amplio círculo.

Al otro lado sólo podía observar un lago bajo un puente, algo bastante normal a mi parecer, pero los nervios no desaparecían.

-A partir de hoy son tres semanas Kakashi- dijo el Yamanaka sacándome de mis pensamientos -Aquí será en donde te esperaremos, ahora ve- finalizó.

Me dirigí a aquel cuerpo de agua sin pensarlo mucho, mis instintos me movían.

Al atravesar dicho "portal" este se cerró de inmediato, esto causó que volteara abruptamente y me encontrara con lo que mi corazón gritaba que era el objetivo de mi misión.

—-

El sueño estaba ganándome, no me di cuenta en que momento me había quedado dormida sobre mis manos que aún posaban recargadas de la barandilla de aquel puente, tampoco tenía idea de cuanto había permanecido en esa posición, pero un extraño ruido interrumpió mi descanso haciéndome dar un pequeño brinco por la sorpresa y dejando así caer mi iPod; no dude ni un segundo en agacharme a recogerlo, cuando me devolví de pie aquel ruido cesó de golpe dirigiendo así mi mirada hacia donde provenía.

Me encontré con un joven, su cabello era ¿plateado?, peculiar, me observo por algunos segundos y yo no aparte la vista, tenía una mirada inigualable, no podía ver en ella nada más que dolor, soledad e indiferencia, además de que uno de sus ojos era cubierto por un parche de color blanco y esa máscara dejaba más de la mitad de su rostro a la jodida imaginación.

Se acercó a mi a paso lento, yo no me moví ni un centímetro, no me causaba miedo, todo lo contrario, tenía una sensación de comodidad que jamás había tenido.

-Deténte- dicte, podría ser que me sintiera bien, pero no podía asegurar que no fuese peligroso -¿Necesitas algo?- gruñí.

-En realidad si, estoy buscando a alguien- dijo algo ¿indiferente?.

-Oh, espero que le encuentres- si, si de indiferencia se trataba yo podía declararme la reina.

-No soy de por aquí, ¿podrías mostrarme los alrededores?- dijo sin más.

—-

-No- respondió cortante.

Esta chica era peculiar, se parecía a Obito, me recordaba a Obito.

-¿Por que no?- le seguí la corriente.

-Por que voy tarde y no me dan ganas de acompañarte- sentenció para darse media vuelta e irse sin más.

Si, definitivamente era una Uchiha: amargada, cortante, directa y grosera. No había duda, pero no pensé que fuera tan fácil, aún así decidí investigar toda él área y buscar más prospectos Uchihas.

Estaba volviéndome loco, seguramente. ¿Cómo podía pensar que la primera persona que vi fuera el objetivo?, no lo sé, era solo una corazonada, aún así decidí seguirla.

Mis habilidades aun no habían cambiado, podía seguir siendo sigiloso y trepar árboles con facilidad (no era tan fácil como cuando pones chakra en tus pies pero tampoco me costaba mucho).

La veía caminar, tan atenta de su entorno y tan distante a la vez.

Llego a un "orfanato", eso era un punto a favor para pensar que es la chica a la que busco. Di una vuelta por aquellas calles, había unas máquinas con ruedas que había escuchado a un niño llamar "autos" todo era sorprendente, la gente era distinta, todo era distinto.

Encontré una Biblioteca y entré a ella intentando parecer una persona normal.

-Buen día jovencito, ¿que te trae por aquí?- preguntó la señora de edad avanzada detrás del mostrador.

-Quisiera leer algún libro de historia- dije con tranquilidad.

-¿De que siglo?- preguntó.

Entre en pánico, no tenía idea de qué siglo era aquí. Al parecer la anciana notó que no tenía idea de lo que hablaba y se contestó a sí misma.

-Te daré varios, desde los inicios de la historia hasta el día de hoy, ¿te parece?- dijo entusiasmada.

Yo me limité a asentir y seguirla.

Una vez que me entrego los libros que había escogido me dediqué a leerlos, no me tomo mucho tiempo. Estaba totalmente fascinado, con un mundo tan distinto pero tan parecido.

Este mundo tenía una historia fascinante, me perdí en el asombro hasta que escuché un sonidito curioso en una rara y delgada caja negra a mi costado izquierdo.

Me acerqué tímida y cautelosamente. No sabía que era ni cómo funcionaba, pero parecía difícil.

La bibliotecaria se acercó a mi divertida y me ofreció un libro de tecnología y cómputo básico.
No me cansaré de decir que este mundo era una maravilla. Estaba sorprendido.

Como si de leer mente se tratase la señora me ofreció un último libro, este al parecer traía plasmado en sus hojas todas y cada una de las leyes y sanciones de dicho lugar, sacándome así de una duda gigantesca.

Al salir de la biblioteca dijo:

-Ten cuidado al regresar a casa- como si supiera que no era de ahí.

Me encamine al orfanato, ella salía sigilosa, decidí seguirla, mi sorpresa fue grande al ver a donde llego.

Cuestión de feDonde viven las historias. Descúbrelo ahora