VIII. Análisis

5 0 0
                                    

Era inquietante la semejanza que este nuevo chico que se encargaría de "cuidarme" tenía con respecto a mi. Ojos y cabello oscuros como el asbesto, piel tersa y de color medianamente oscuro. No pude evitar observarlo con atención hasta que Kakashi se la robó con un par de simples palabras, me hacía reaccionar rápido, la autoridad con la que musitó mi nombre fue suficiente para hacerme guardar silencio y mirarlo solo a él dentro de la habitación, aunque aquello no duró mucho, ya que me dirijo nuevamente a Itachi.

— ¿Tus capacidades?, sin duda es algo que me gustaría conocer. Mi nombre es Takami Ritsu..— Me detuve por mitad, no había razón para portar ese apellido en un lugar nuevo, pero no tenía idea de cómo presentarme correctamente. — Takami, solo Takami, la chica que buscaban, al parecer. Es un gusto conocerte, Itachi.

— El gusto es mío— respondió él, con los ojos clavados en mis pupilas pero con la mente en algún otro lugar.

Miré a Kakashi, buscando me explicara con sinceridad en donde estábamos, pero parecía que seguía aferrado a su broma, que ciertamente comenzaba a ser divertida.

— Pensé que hasta el momento te mantenías escéptica con respecto a esto— musitó con la mirada burlona, me hizo chasquear la lengua para después mirarle con firmeza.

— Lo estoy, pero he decidido seguirte la corriente hasta que te veas obligado a decirme la verdad— Respondí, arqueando una ceja y buscando levantarme de la cama, siendo inmediatamente asistida por mis dos acompañantes al falsear un poco.

Había notado ya la agilidad de Kakashi, era rápido y considerablemente fuerte, pero conocer a dos personas con reflejos gatunos no es muy común, así que no pude evitar sorprenderme al notar esta cualidad tan peculiar en el joven que recién había conocido.

Mi cintura estaba siento rodeada por un par de manos grandes y firmes, mientras que mis propias extremidades se aferraban a un chaleco grisáceo. El mareo aún no se detenía y mis piernas parecían estar muy débiles.

— Quédate quieta— ordenó el de cabellos plateados que se encontrará tras de mi. Mis manos soltaron con pena y delicadeza el agarre que tenía sobre el chaleco de Itachi, dirigiendo las manos al cálido toque que Kakashi propinaba en mi cintura, mis manos no querían retirar las suyas, pero pronto mi cerebro y nerviosismo ordenaron lo contrario, haciéndole retirar el agarre sobre mi silueta para posteriormente llegar a duras penas a una de las paredes de la habitación.

— Este lugar no me gusta, solo, quiero dormir en una cama cómoda— pedí mirando los profundos ojos del más alto, sin pasar desapercibida la mirada del pelinegro.

Cuando Kakashi estaba a punto de rechistar, una enfermera irrumpió en la habitación, dando aviso de mi alta y pidiendo a Kakashi que saliera a firmar los papeles.

El de cabello platinado se resignó ante mi terquedad y se dirigió a la salida, no sin antes indicarle a Itachi que cuidara de mi, como si fuera una niña incapaz de hacerlo por mi misma.

No tenía mi ropa cerca, solo poseía la bata del hospital, así que con la mirada busque mis prendas, sin tener éxito alguno en ello. El de ojos obscuros que había tomado lugar en la orilla de la ventana noto mi búsqueda y señaló el baño en la habitación.

— Si lo que buscas es ropa puedes encontrarla ahí, al parecer Hatake escogió un par de prendas que pensó podrían quedarte. Solo ten cuidado al cambiarte— dictó con indiferencia y formalidad, asentí en agradecimiento y entré al cuarto de baño.

No había nada en este "mundo" que se viera diferente al mío, Kakashi no se había esforzado ni un poco en su pequeña broma, aunque aún me preocupaba estar en el hospital tan repentinamente. Mire en el espejo mi silueta cubierta por la punteada y ligera bata, mi pálida piel era resaltada por los obscuros sacos que tomaron lugar bajo mis ojos por tantas noches en vela, mi brazo derecho tenía un pequeño punto rojo por el suero que quité en cuanto pude abrir los ojos y mi rostro se tornó rojo cuando recordé la reciente escena de mi casi caída, mi cintura grabó la sensación que las manos de Hatake dejaron sobre mi piel.

Me negué desde el principio a aceptar que era realmente atractivo, sobre todo por llegar a pensar que solo aceptaría venir con el por esa innegable atracción que me hacía sentir. Sería una razón demasiado patética como para decidir cambiar mi vida entera de un segundo a otro; pero no podía evitar pensar que esa era principalmente mi motivación.

Entre pensamientos confusos, un par de mareos y divagaciones, me vestí con éxito en cuestión de minutos, dándome el lujo de dar un último vistazo a aquellas prendas que me habían sido proporcionadas. Eran unas vestimentas bastante extrañas, empezando por la delgada tela de color negro que cubría mi torso y terminando con las mangas de red junto a las vendas del pantalón Tactico.

Un par de golpes en la puerta me indicaron que ya había tardado demasiado, así que después de humedecer un poco mis labios con ayuda de unas gotas de agua provenientes del grifo, abrí la puerta para toparme nuevamente con Kakashi, quien sonrió con su único ojo visible indicándome que saliera.

— Bien, es hora de que vayamos a ver al Hokage— Enunció el dándome paso para caminar a la salida. Era graciosa la manera en que ambos jóvenes caminaban detrás mío, como un par de perros guardianes que no dejaban que nadie se me acercase.

Cuando salí del hospital, no pude evitar sorprenderme un poco, la aldea parecía ser una mezcla extraña entre lo rústico y lo avanzado, como si estas personas vivieran a la par mía, pero en otra época.

Mire a Kakashi con intriga, mi corazón palpitaba con fuerza. Itachi volvió a poner su máscara. Ambos parecían tan indiferentes a mi fascinación que en lugar de buscar encontrarme con sus miradas nuevamente, me enfoqué en la gente que caminaba por las calles.

Había personas que trepaban techos, justo como Kakashi. Cuatro estatuillas en el acantilado que parecían ser los rostros de los gobernantes, mencionar que estaban garabateados es de suma importancia, puesto que fui testigo de cómo capturaban al pequeño que hizo aquella travesura. No puede evitar soltar una risa pequeña.

Entre mi asombro por la calidez de aquella aldea y mis agigantados pasos por conocer más, los tres llegamos en silencio a la "torre Hokage" siendo recibidos por un par de personas vestidas a semejanza de Kakashi y guiados por un par más que parecían ser compañeros de Itachi.

— Pasen— dijeron desde dentro de la habitación. Estaba nerviosa, pero no sabía la razón y, al parecer, no fui la única que se dio cuenta.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 07, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuestión de feDonde viven las historias. Descúbrelo ahora