- ¡Auron! ¡AURON!
Auron escucho un par de gritos a la distancia, sobresaltándolo en medio de su rutina matutina; recogía su pequeño huerto de patatas, tarareando una canción que se le había quedado pegada.
Iba a gritar en respuesta cuando Reborn, quien lo había llamado, entro a zancadas a su piso, cargando delicadamente algo entre sus brazos.
Estaba hecho un desastre, con el cabello desordenado en una maraña sin sentido y la ropa arrugada. En su rostro, rastros de tierra y arañazos. Y sin embargo, Auron podía jurar que nunca lo había visto así de feliz.
- Reborno ¿qué pasa? Andas muy alterado - Auron lleno de curiosidad, hizo el intento de asomarse para ver que era aquello que cuidaba con tanto recelo.
En respuesta, Reborn dio unos pasos hacia atrás, y con una sonrisa, habló.
- No vas a creer lo que me encontré. Estaba en medio de uno de mis viajes cuando vi una aldea. Había de todo allí, mesas de trabajo raras, trigo, patatas... Hasta encontré un poco de terracota para ti - Reborn contaba aquello como si hubiera sido la aventura del año. Auron soltó una risita, contagiado de la energía tan positiva que su compañero menos experimentado irradiaba en ese momento.
- Pero, la parte importante es, que estaba explorando en las casas de la aldea para ver que podía llevarme cuando me encontré con él.
Finalmente, Reborn dejo ver lo que tenía en sus brazos y Auron se sorprendió al encontrarse con la mirada verde profunda de un hermoso gato negro. Estaba chiquito, y maullaba agudamente al verlo.
- Sé que te gustan los gatos negros. Y... él estaba escondido en una casa abandonada, solo. - Finalizo Reborn, mientras acercaba el gato a Auron.
Aceptando dudoso, Auron colocó al gato entre sus brazos mientras rezaba para no ser atacado.
Para su suerte, aquello no pasó. Como si estuviera destinado a ser así, el gato se acurrucó contra su pecho, soltado dulces ronroneos y restregando su cabeza, buscando un poco de afecto.
- No creí que te acordaras - Murmuro Auron, más concentrado en mirar a su nuevo inquilino que en responder algo.
Mientas, Reborn miraba la escena satisfecho.
Quizás, y solo quizás, había cambiado un poco la versión de como habían ocurrido las cosas. Pues admitirle a Auron que había pasado por un infierno para obtener aquel gato no se encontraba entre sus planes. Murió un par de veces, se perdió en el camino unas cuantas más. Pero no se rindió.
Mantuvo su determinación con la idea de llevarle la mejor de las sorpresas al único compañero que siempre había sido bueno con él.
Y ahora, mirando su sonrisa, al fin obtenía la respuesta que confirmaba que todo lo sufrido había valido la pena.
- Claro que me acuerdo. Me has ayudado mucho, y bueno... dije ¿por qué no? – Reborn hablo velozmente, mientras con una mano rascaba detrás de su nuca, su cabeza apuntando hacia el suelo... ¿nervioso?
Auron volteo a verlo. No era tonto. Veía en el descuidado estado del castaño el esfuerzo de traerle este gato. No podía deducir que tanto tuvo que hacer, pero si sabía que era más de lo que decía.
- Pues muchas gracias, de a verdad. – Sonrió de nuevo, dientes blancos asomándose mientras intentaba mirar a Reborn a los ojos. Algo especial paso entre ellos en ese momento, cuando feliz, Reborn alzo la mirada, sonriéndole de vuelta.
Una extraña atmosfera los atrapo en una burbuja. No era mala, en absoluto, pero era una sensación poco común para ellos que se jugaban la vida día con día. Para quienes no paraban de trolearse y de provocar el caos a cada instante.
Pues por un segundo desde que iniciaron su aventura el tiempo se había detenido. No existía nada más, solo ellos dos y la latente calma que brotaba de su compañía.
Reborn se acerco lentamente a Auron, quien permanecía quieto mirando detalladamente cada una de las acciones contrarias. Su corazón latía desbocado y era irónico como mientras más acelerado lo sentía, todo a su alrededor se ralentizaba un poco más.
Alzó su mano hacia Auron cuando estuvo tan cerca que podía sentir el calor que él y el gato emanaban. Fue un movimiento lleno de dudas, donde su palma gentilmente acaricio la mejilla del más bajo.
Para su sorpresa, Auron no se alejó. Ni un poco. En cambio, inclino su cabeza hacia la delicada caricia, buscando, quizás de forma inconsciente, un poco más de aquel contacto. En ese mismo instante, Reborn no pudo evitar recordar al gato que Auron cargaba entre sus brazos.
- Me gustaría poder hacer algo para agradecerte como es debido. – Habló Auron con una voz inusualmente baja en él.
- Sal conmigo. – Dijo Reborn sin dudarlo, para unos segundos después, darse cuenta de sus palabras. – En una misión, quiero decir... Hay un lugar que me gustaría que vieras.
¿Es que acaso no podía dejar de actuar como un gilipollas?
- De acuerdo. – Dijo Auron mientras se alejaba de él, con los ojos brillantes y una ancha sonrisa. Dejó al gato (Que se había quedado dormido) en su propia cama, para luego buscar todo lo necesario para salir de viaje.
- Deberías ir a prepararte también. – Hablaba Auron mientras removía sus cofres en busca de cosas. – Porque sería muy lamentable si terminas muriendo en nuestra cita.
Reborn que se había quedado un par de segundos mirando alrededor sin entender una mierda, reacciono como si le hubieran tirado un balde de agua fría. - ¿Cita? – Pronuncio con más sorpresa de la que le hubiera gustado.
- Espero que sea un lugar espectacular, y que sepas que no soy alguien fácil, si no me gusta le diré al admin que te tire un rayo. Avisado estás. – Auron contesto ignorando su pregunta a propósito, tan despreocupado y animoso como siempre.
No pudiendo evitar contagiarse, sonrió pícaramente. Aquello era algo que no estaba dispuesto a dejar pasar.
- Ya lo veremos.
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Mini Au: Isn't It Cute? (Rebornplay)
Fanfiction"Suaves orejas, bigotes y patitas chiquitas; Reborn conocía algo más lindo que todo eso"