[Capítulo narrado]
Su corazón agrietado cambió de actitud y hasta sintió una calidez que no sabía era posible sentir. Le era difícil descifrar sus emociones, pero en ese momento fue ligeramente fácil; estaba contento, y no como esas veces que su alegría se convertía en tristeza por pensar en el final; esta vez realmente estaba disfrutando el momento. Y se sentía correcto.
—¿Y bien?¿Vas a venir?
—Supongo que tendré que cambiarme. No puedo ir vestido así.
—¿De qué estás hablando? Estás perfecto. Los demás son los inadaptados.
—No creo que nada de eso sea verdad. ¿Por qué no, me voy ahora, me visto correctamente y te veo en tu casa en unas horas?
—Pero si tú te cambias, yo tendré que hacerlo también, y entonces dejaré de llevar ésta magnífica sudadera. Mejor, hagamos esto; llamo a mi madre y le digo que regrese sola a casa, y tú y yo vamos a algún lugar tranquilo, nos ponemos al día, y, cuando te sientas listo, regresamos a la última tarde con todas esas personas, ¿qué dices?
—De acuerdo.
No era mucho de un plan, el que ofrecía, pero fue suficiente para Ryan. Estar solos -pero juntos- antes de enfrentarse a todas las personas con las que pasaron años coexistiendo. Estar con Isaac siempre se había sentido como cuando pones la última pieza del rompecabezas, sabes que encaja porque no hay otro lugar para ella, es satisfactorio por haberlo completado, y al mismo tiempo, melancólico, porque ya no queda más de él.
Hubo un momento en el que Isaac describió el efecto Ryan Newman, pero no sabía de su propio efecto, considerablemente más potente, y definitivamente, más poético. Isaac dolía de lejos , pero cerca hacía que el dolor valiera la pena. Isaac era el arcoiris que daba esperanza de luz tras la oscura lluvia. Isaac fue también la canción que sin buscarla, llegó y le cambió la vida. Eso, en resumen fue el efecto Isaac Novak.
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Hoodies Boy.
Short StoryDónde Ryan usa sudaderas todo el tiempo. Sin importar el clima, Ryan trae cada semana una diferente, y con cada sudadera, una nota.