PIEZAS DE ROMPECABEZAS: RE-ENCAJANDO

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[Capítulo Narrado]

Había dos opciones; sería el peor o el mejor momento de reaparecer.

Esperaba no ser un peso extra e innecesario al presentarse, pero era también consciente de la posibilidad de no ser bienvenido en un evento tan íntimo.
Se mantuvo a la distancia durante la ceremonia, no queriendo incomodar a la familia. Cuando el sacerdote dio fin, Ryan pensó en fugarse y fingir no haberse enterado de la situación para no tener que crear contacto, pero los ojos enrojecidos del rubio lo encontraron, el contacto ya estaba hecho, no podía irse ahora. Enfrentaría a Isaac Novak. Caminó con la mirada sobre el pasto, subiéndola de vez en cuando para asegurarse que seguía en el camino correcto. Isaac no se movió.

Frente al suelo abierto, algunas personas pasaban a despedirse. Ryan sólo se paró en silencio a un lado del chico que en algún momento le escribió notas. No sabía qué decir, pero el estar ahí decía suficiente.

La gente se dispersó o se fue, pero ellos se quedaron, frente a un agujero esperando volver a ser cubierto. Un asentimiento y la tierra empezó a caer.
El cielo se nubló, igual, Isaac se quedó ahí, observando la nada, sintiéndolo todo. Ryan se mantuvo a su lado.

Una gota cayó. Luego otra. Y otra. Estiró su mano, quizá podría guiarlos a un lugar techado. Pero Isaac, en vez de tomarla, se lanzó hacia él, rodeando su cuello con los brazos. Ryan respondió colocando una mano en su espalda y la otra sobre su cabeza. Las gotas siguieron cayendo, cada vez más rápido.
Eventualmente, la lluvia disminuyó, junto con el llanto descontrolado. Rompieron el abrazo y tomaron camino hacia la acera, hacia una camioneta roja perteneciente al ahora adulto chico de las sudaderas.

—Vamos, es tiempo de ir a casa.

—No estoy listo. Por favor. - su voz salió rota, apenas audible, pero él comprendió el sentimiento, y, respetando su deseo, condujo a su propio apartamento.

—Bien... Llegamos. No es mucho, pero espero te sea suficiente por esta noche. - el sitio tenía más pinta de estudio que de apartamento, con paredes de ladrillo, grandes ventanas y puertas corredizas de metal, pero era cómodo. Isaac miró a su alrededor y luego volvió a lanzar sus brazos al cuello de Ryan, pero esta ocasión, en vez de mantener la cabeza baja y refugiarse en el abrazo, juntó sus labios, casi desesperado.

El castaño no sabía cómo reaccionar, no quería rechazarlo, pero tampoco había besado a nadie antes para saber responderle. Tomó los costados de su rostro, como veía que hacían en las películas, y se separó de él, sólo para juntar sus frentes. Lo quería cerca, pero no así.
Cerró los ojos, respiró profundo y los volvió a abrir.

—No tomes esto de mala manera, pero no creo que sea una buena idea. Sobre todo no hoy, Isa. - volvió a separarse, acomodó un mechón que escurría por el rostro del rubio y dio también una ligera caricia a su mejilla. —Deberíamos ponernos algo menos mojado, y más cómodo mientras se seca esto, ¿no te parece? - Isaac agachó la cabeza, cerró los ojos y apretó los labios, seguro reprochándose mentalmente.

—Ven, te ayudo con eso. - preocupado de estar cruzando un límite, Ryan comenzó a soltar la corbata negra del chico frente a él. No hubo ninguna oposición, así que siguió al saco, después, con un poco de ayuda, concluyó con la camisa y lo dejó finalizar mientras iba por una toalla seca y una pijama limpia para vestirle. —El baño está allá, por si quieres ducharte. - Isaac asintió, tomó la toalla y vestimenta de las manos que se las ofrecían y se metió al lugar mencionado. Mientras tanto, Ryan puso agua en la estufa y se cambió a su propia pijama. Para cuando salió de la ducha, el otro chico estaba casi terminando su taza de té, y ofreció servirle una también, antes de dar la noche por terminada e ir a dormir. —Ponte cómodo, iré a preparar el sillón para que puedas quedarte en la cama tranquilo.

Isaac le tomó por la muñeca cuando se levantaba de la pequeña mesa, deteniéndolo. Le miró y después bajó la mirada hacia su taza, aligerando su agarre también. —¿Te quedarías conmigo? - su tono de voz era bajo, transmitía su dolor y hacía imposible negarse a lo que pedía.

—No me estoy yendo, tranquilo, estoy aquí.

—Me refiero a dormir, si te quedarías a dormir conmigo.

—Lo que necesites. - giró su muñeca, como si fuese a zafarse, pero en su lugar, cambió la posición y tomó su mano, pasando tiernamente el pulgar por sus nudillos, tentado a besarlos también, pero sin hacerlo, para no mandar señales que pudiesen ser malinterpretadas. Volvió a sentarse y lo miró con ternura hasta que terminó el tibio líquido. Se quedaron en silencio, pero no era de ese en el que nadie sabe qué decir y se torna incómodo. Isaac le regresó la mirada, y, aún tomados de la mano, caminaron hasta la habitación. Se acostaron juntos, acomodándose como si lo hubieran hecho tantas veces que sus cuerpos estuvieran ya acostumbrados.
No fue mucha la sorpresa al darse cuenta que encajaban a la perfección, como si estuvieran hechos para dormir así, abrazados, respirando en sintonía. Se quedaron dormidos escuchando nada más que su respiración y el latir de sus propios corazones.

Ryan despertó. Miró a su lado para asegurarse que el peso que sentía era real. Isaac tenía su cabeza sobre su pecho y una de sus manos sobre su cintura. Le observó un momento. No importaba cuánto quisiese quedarse enredado en él, atrapados en una burbuja, tenía que regresar al mundo real, así que, con cuidado de no despertarle, se levantó, y se alistó según su rutina. Pero no podía sólo irse y dejar al chico herido sin ninguna explicación. De su cajón sacó un bloc de notas adhesivas.

“̶M̶i̶ ̶c̶a̶s̶a̶ ̶e̶s̶ ̶t̶u̶ ̶c̶a̶s̶a̶”̶
“̶P̶o̶n̶t̶e̶ ̶c̶ó̶m̶o̶d̶o̶”̶ ̶
“̶A̶u̶n̶q̶u̶e̶ ̶m̶e̶ ̶h̶a̶y̶a̶ ̶i̶d̶o̶,̶ ̶e̶r̶e̶s̶ b̶i̶e̶n̶v̶e̶n̶i̶d̶o̶”̶
“̶L̶o̶ ̶s̶i̶e̶n̶t̶o̶”̶

Nada de lo que escribía parecía ser suficiente. Nada expresaba lo mucho que deseaba seguirle teniendo cerca, lo mucho que lo había extrañado durante todo ese tiempo que dejaron de verse, la cantidad de veces que se había imaginado siendo doméstico a su lado.  Entonces, se acordó de algo que siempre le hacía pensar en él, y le pareció suficiente.
Dejó la nota sobre la almohada en la que previamente descansaba y salió.

Isaac despertó. Una ola de pánico lo abarcó al no reconocer el lugar, pero luego recordó «Ryan». A ciegas, tentó la cama, lo que le llevó a sentir el abandono. Se sentó para lamentarse y pensar en qué hacer a continuación, entonces vio el pedazo de papel a su lado.

“STUCK - IMAGINE DRAGONS”


Ryan regresó a su solitario apartamento. Sabía que una noche no los uniría mágicamente, pero de alguna manera, parte de él aún esperaba llegar y encontrar a Isaac, con una sudadera de su closet, esperándolo. Sintió cierto vacío, sin embargo, aceptó la soledad. Estuvo sin él antes, una nota no cambiaría nada.

Interrumpiendo su espiral de pensamientos auto-destructivos, hubo un par de golpes ligeros en su puerta. Con la pesadez física que sus sentimientos le otorgaron, se levantó al llamado. Miró hacia el piso, no vio a nadie, pero había una caja como de zapatos, se agachó a recogerla, y por el peso, supo que no encontraría calzado en ella, así que, curioso, la abrió.

—Son todas las notas que me has dejado, sentí que no se debía quedar sola. - Isaac apareció, vestido con una sudadera blanca muy específica, sostenía la nota que Ryan le había dejado antes de irse en una mano, y en la otra, una bolsa de viaje. —Esperaba poder quedarme un par de días, en lo que encuentro el valor de volver a casa sabiendo que mi madre ya no está ahí.

—Puedes quedarte toda la vida si quieres. - Ryan besó la punta de su cabeza y luego lo abrazó fuerte, no dispuesto a dejarlo ir de su lado ni una vez más.

Hoodies Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora