Capítulo VII : ¿Qué Me Ocultas?

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El silencio se apodera de la estancia, como si el mundo se hubiera parado y los únicos movimientos fueran los de nuestros labios. John interrumpe ese silencio con su voz severa e hipnótica inundando la habitación por completo.

—Espera, espera entonces esa fue la verdadera primera vez que te atacó la mafia rusa. —John se queda desconcertado y pensativo— ¿Por qué no está en los informes? ¿Por qué falta esa información?

—simplemente lo archivaron y se volvió confidencial. Ni siquiera yo puedo acceder ni a los informes, ni a los datos, ni a las fotos... A nada. Como iba a volver aquí porque ya tenía el traslado hecho, pues no necesitaron buscar otra ubicación, no era seguro quedarme allí en Madrid. Así que volví a casa de Julián para ver la situación y parecía normal de echo demasiado. Su madre no dio señales de vida durante muchos meses, hasta ese santo día que acabe reventando. Su madre vino a “mi casa” —la pongo entre comillas con los dedos— no llego a pisar dentro y ya estaba gritándome la misma historia de siempre que era culpable de todo lo que le sucedía a su hijo, de sus deudas, de sus problemas con la bebida. Él ya tenía varios préstamos pagados por mí, su madre no sabía nada porque ni él mismo lo sabía. No le dirigí la palabra y le cerré la puerta en los morros. ¿Te lo puedes creer? Parecía qué hacía todo mal.

—¿Y no la mandaste antes a la mierda definitivamente?

—No quería problemas con Julián y eso acabo causando más…

Dejo las llaves en el llavero, después de cerrarle la puerta en las narices a mi suegra, voy a mi habitación saco ropa cómoda (unas mallas y una camiseta de algodón) y me cambio. Estoy apunto de salir de la habitación cuando escucho la puerta principal abrirse, Julián ha llegado y espero que él esté de buen humor porque yo no lo estoy.

Salgo de la habitación y lo encuentro parado en la puerta, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Espero, solo espero que no me diga alguna estupidez. Me acerco a él, abre la boca y la vuelve a cerrar, se queda pensativo como so estuviera pensando como decirme algo y elige de la peor manera posible.

—¿Sabes lo que eres?

—¿Qué soy Julián?

—Eres una estúpida, una desagradecida. ¿Por qué demonios no tienes la comida hecha? ¡Ehh! ¿Por qué mierda no la tienes hecha? Llego de trabajar reventado, ¿y me vienes con estas? ¿Quién piensas que eres? ¿La maldita reina?

—Pero…

—¡No he terminado de hablar estúpida! Lo único que eres es una mala mujer, ni para ser mujer sirves. Le debería de haber echo caso a mi madre, tenía razón en todo… Solo eres una manipuladora.

Su cara de enfado acaba en decepción pero la mía se torna todo lo contrario, la rabia viaja por mis venas y empiezo a apretar los puños.

—Espera…

—¿Alyson, es enserio? Es un tema serio, ¿y lo único que me dices es que me espere?

—Espera un segundo.

Vuelvo a la habitación al borde de la cólera, abro el cajón de mi mesita, saco una carpeta con diversos papeles y vuelvo al salón. Me lo encuentro sentado en la mesa del comedor y le tiro la carpeta en la mesa.

—¿Qué es esto? —me pregunta confundido y empieza a sacar papeles— ¿Qué son todos estos papeles?

—Julián todos esos papeles son facturas sin pagar tuyas, deudas de tu tarjeta de crédito, préstamos a tu nombre, deudas de tu cuenta bancaria.

—Pero… No puede ser, aquí pone que está todo pagado.

Señaló la carpeta con furia y odio. Le miro fijamente a los ojos, sin pestañear un segundo.

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