Parte 3

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Los años pasaron, ya tengo 22 años, y gracias al esfuerzo que he demostrado para salir adelante he podido llegar a consolidar una empresa fuerte y que ha crecido rápidamente.

Ahora estudio Negocios Internacionales en la ESCA del IPN, y la verdad me va muy bien, tengo mucho éxito y mis horas en las que no estudio me la paso en mi oficina y reuniones de inversionistas para que mi empresa sea más y más grande.

Y bien, se preguntarán, ¿Y Rodrigo Herrera?, ¿Ya no lo vas a conquistar?

Bueno, desde esa reunión de hace 5 años, nos hemos visto bastante, pues nuestras compañías van por el mismo rumbo, así que lo veo dos o tres veces por mes.

Cuando terminan las reuniones o conferencias a donde vamos los dos, siempre nos quedamos platicando un rato más de varios temas interesantes y otros bastante bobos.

¿Sabían que él no le gusta ver películas?, vaya, eso se me hizo bien gracioso, sobre todo que a mí me encanta, más si tiene que ver con mi película favorita "El fantasma de la Ópera", él ni siquiera la ha visto. Obviamente sabrán que no come nada de garnachas ni gansitos, y yo bueno soy fanática de todo eso, claro, con moderación. En fin, les podría decir que conozco más a ese hombre, que ahora considero amigo. Y claro que lo he invitado a cenar, pero siempre me dice que no.

-Eres muy joven para mí, Elizabeth.

Eso es lo que siempre me contesta.

- ¿Y?, le contesto.

Él solo se sonroja, pero no dice nada más.

-Serás mío ¡eh!, una vez le contesté así.

Y él nuevamente se sonroja y sonríe, sin decir nada más.

Es una de las cosas que más me gusta de él, es muy modesto cuando se trata de ser "guapo" para una mujer, siempre dice que no, que gracias por esa opinión, pero que no es cierto.

Una vez, estábamos en una cena con varias personas importantes en la sociedad de negocios

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Una vez, estábamos en una cena con varias personas importantes en la sociedad de negocios. Y una mujer de 35 años se le quedaba viendo mucho.

-Ya vio secretario Kim, esa mujer parece embobada por Rodrigo.

-Si, eso parece señorita.

-Debería traerle una cubeta antes de que nos inunde el lugar.

-Señorita, eso no es correcto decir.

-Cálmate secretario, solo bromeaba.

En fin, cuando la mujer se le acercó a Rodrigo, parecía muy nerviosa, como si se tratara de una estrella del cine.

-Hola señor Herrera, ella dijo.

-Hola, ¿qué tal?

-Muy bien gracias, es usted muy lindo.

-Por favor, dije en voz baja. – Ni que fuera niña para decir algo tan tonto.

Obviamente el secretario Kim ahora si me puso unos ojos de "Te escuche".

-Muchas gracias, pero no creo que sea así, respondió Rodrigo a la mujer.

La mujer solo le sonrió, y Rodrigo se hizo una expresión con la mano y gestos que necesitaba ir a saludar y conversar con otras personas de una manera muy sutil.

-Otra razón por la que me encanta, dije esta vez en voz alta.

- ¿Disculpe señorita?

-Nada. Bueno, sigamos hablando de negocios con estas personas.

Cuando la cena terminó y todos se empezaron a ir, me acerqué a Rodrigo.

-Que bárbaro, cómo eres popular entre las mujeres.

- ¡Ja ja ja!, por supuesto que no. Él empezó a reírse.

- ¿Qué no?, ya llevo como cinco mujeres que no te quitan el ojo de encima.

-Y tu eres una de ellas, ¿no es así?

-Sí, así es. Pero no te preocupes, yo no te voy a hablar como boba como lo hacen esas mujeres.

-Cállate Eli, ¿por qué no sales con alguien de tu edad? Eres muy hermosa, y todos quieren andar contigo.

-Por que me gustas mayores, como tú. Le dije con una sonrisa burlona en la cara. - Y les gusto a todos... menos a ti.

- ¿Y no piensas salir con alguien más?, me contestó rápidamente, para evitar ese comentario que había dicho.

- Lo hago, una mujer tiene necesidades ¿sabes?, comer, dormir, y tener sexo, mucho sexo.

- ¿Perdón?, se me quedó viendo con ojos de asombro cuando le respondí eso.

-Por favor Rodrigo, somos mayores, por que hacer tabú algo tan común. ¿Apoco tú no tienes sexo?

-No te voy a responder eso Elizabeth.

-Esta bien, de todas formas, sé la respuesta.

Después de eso empezamos a platicar de otrascosas de la vida, de mi vida y como llegué a ese orfanato, era la segundapersona que se lo contaba (el primero fue mi leal secretario), pero esahistoria se las contaré en otro capítulo. 

Un triste amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora