Un triste amor

Parte 4

Los años pasan tan rápido, que ni te da tiempo de reaccionar de todo lo que uno deja atrás, ya con 25 años la vida a dado un giro exorbitante a mi alrededor, ahora no solo tengo una empresa, sino un enorme edificio que se conforman con más de 300 personas a mi cargo, ¿pueden creerlo? Porque yo aún no. Con productos de belleza y ahora también productos de limpieza para el hogar con empaques retornables y buenos para el medio ambiente, he podido posicionarme en la 5ta persona más rica de México, un puesto más arriba, esta claramente Rodrigo Herrera. Y aunque piensen que podríamos ser rivales por la competencia del otro, sabiendo que nuestras empresas van por el mismo camino, la verdad es que Rodrigo es la personas más confiada que conozco, ni él ni yo necesitamos sabotear al otro para triunfar. Nuestras guerras se dan conforme quién saca el mejor producto del año, o la mejor publicidad.

Y aunque ya le he ganado dos años consecutivos, él siempre lo ha tomado de la mejor manera, y siempre me felicita cuando sabe que yo lo hice un poco mejor que él.

-Felicidades Eli, eres una rival honorable.

-Gracias Rodrigo, espero que para el próximo año sea más difícil ganarte.

-Tenlo por hecho.

Cada vez que lo veía me gustaba más ese hombre que aún no quería ser mío. Por dónde empiezo; mide 1.93, es increíblemente alto, tiene un cuerpo hecho con puro ejercicio y comida sana, sus ojos negros son tan duros que pueden dejarte sin respirar cuando los ves, pero cuando sonríe esos ojos se vuelven tan blandos y hacen que sonrías con él. Tienen unos dedos largos, perfectas para tocar piano, pero una vez estábamos en mí oficina (dónde tengo un piano color blanco) e intentó tocarlo, pero era muy torpe, hasta se veía adorable. Tiene un gran sentido del humor, es caballeroso, sí, pero también le gusta hacer bromas a la gente cercana a él y en ocasiones se comporta como un niño. Hay más que podría decir de él, pero serían océanos de palabras para decir todo lo que ese hombre me hace sentir.

Hoy es jueves, me levanté a las 4 am como de costumbre, me preparé una rebanada de pan integral con aguacate y un jugo recién exprimido. Me dirigí a mi cochera donde estaba mi motocicleta, me puse el caso, la chamarra y salí de mi casa a las 5 am.

Al llegar a mi compañía me encontré con mi secretario Kim, listo para darme las noticias mañaneras.

-Señorita Elizabeth, buenos días.

-Buenos días secretario Kim, bueno, empieza a decirle lo relevante antes de que llegue a mi oficina.

Mientras estábamos en el elevador de cristal, mi secretario comenzó a darle el itinerario.

-Bueno, en el sector de publicidad ya tienen algunos bocetos del nuevo producto, debe ir a verlos y elegir el que desea que se quede. También tenemos que ver el costo de venta al público del champú, pues los ingredientes que se están usando son muy costosos y puede llegar a ser muy caro para el público en general.

-Muy bien, dije mientras se abrían las puertas del elevador. -Piso 30. Dijo la voz del elevador.

-Una cosa más señorita Elizabeth.

-Dime

-Tiene una invitación para un programa de televisión.

-No me digas, es sobre chismes ¿no es así?, por que la gente quiere saber tanto de mi niñez.

-No es así señorita, es sobre un programa de telerrealidad, se llama "Shark Tank México".

- ¡Ah, claro!, donde sale Rodrigo ¿ese?

-Sí, también están los empresarios Bremer, la señora Armendáriz, el empresario Elías Ayub y Dantus.

- ¿Y quieren que yo participe?

-Así es, señorita Elizabeth.

Me quedé un momento pensando "podría ver a Rodrigo más tiempo, además de conocer tan fabulosos empresarios y además ayudar a algunos emprendedores..."

-Esta bien, dije a mi secretario. Diles que acepto la invitación. Envíales la respuesta hoy mismo, por favor.

-Muy bien.

Esa misma tarde, llame a Rodrigo.

-Hola cariño, ¿Cómo estás?

-Hola Eli, bien gracias ¿y tú? ¿y por qué me llamas así?

-Bueno, cuando aceptes estar conmigo te llamaré así, es mejor acostumbrarnos de una vez.

- ¡Ay Eli!, oye supe que te enviaron una invitación para el programa donde yo participo.

-Sí, así es.

- ¿Y aceptaste?

- ¿Por qué? ¿te gustaría que participara? Tenía una sonrisa escondida atrás del teléfono.

-Serías una empresaria que ayudaría mucho a esos emprendedores, así que sí me gustaría verte ahí.

-Sí, acepté. Así que tú también acepta estar ahí otra temporada más.

-Lo haré Eli, ahí estaré.

-Muy bien, entonces nos vemos en poco tiempo.

-Si Eli, en poco tiempo.

-Adiós, te amo.

Y antes que pudiera escuchar una respuesta de él, que probablemente fuera de regaño, corté la llamada.