Inundado

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Cuando una persona camina siempre debe de fijarse por donde pisa, tal vez en la prisa cuando vas tarde no veas una piedra a mitad del camino y te haga caer, o en tu lentitud alguien que camina más rápido que tú te empuje o tal vez te pase lo de Joaquín que en su distracción termine empapado o más bien inundado, pero seguro te preguntas de que hablo, pues vayamos con Joaquín un atractivo joven hombre con un cuidado bigote y vanidoso como el solo, que va ahí caminando a las 8:15 a.m. sin haber desayunado y que va directo a cierto café que recibe sus visitas diarias y SI la razón de ser cliente tan leal es el amable empleado de cabello largo y jeans ajustados.

"Oh vamos no es difícil, puedo lograrlo, lo puede hacer" pensaba Joaquín cuando faltaban dos cuadras para llegar al café, respiro hondo tratando de calmarse, pero sus manos seguían sudando así que se detuvo un momento para tranquilizarse miro hacia enfrente y vio a los empleados de distintos locales barrer y lavar insistentemente las aceras, tratando de quitar la suciedad que se acumuló después de la lluvia del día anterior, que duró casi toda la noche, inconscientemente Mondragón sonrió recordando la última vez que se quedó varado en la lluvia esa "bella" tarde donde conoció al responsable de sus suspiros.

"LO HARE" Con los ánimos renovados el joven camina otra cuadra y se detiene abrupta-mente cuando llega a la esquina más cercana al café, se detiene justamente antes de que una cubetada de agua caiga sobre sus perfectamente limpios zapatos, un paso más y todo su outfit sería un asco, pero al ver el agua correr por la banqueta llevándose la tierra y las hojas de los árboles, el pánico se apodera de él nuevamente "¿Y si no acepta?" Joaquín jamás sufrió un ataque de pánico, pero puede jurar que está a punto de tener uno.

- ¿Vas a pasar o no? - Un guapo y delgado joven lo observa despertándolo de sus justificados temores, tiene una cara bonita, pero el ceño fruncido y una escoba en la mano, se ve bien pero no da buena impresión.

-Si claro- Contesta un tanto molesto Joaquín, sabe quién es el chico, pero aún no termina de agradarle, es de que ¿cómo alguien con tan feo carácter trabaja atendiendo gente?

-Jijiji- las risas de unas chicas lo distraen y pasan de largo mientras sonríen coquetamente al joven.

-Buenos días señoritas, ¿En qué puedo ayudarles?- La cara del joven se transforma por completo pasando de ser un amargado a un ángel mientras ingresa al local a atender a las chicas que le miran embelesadas y ahí Joaquín se empieza a dar una idea de cómo mantiene su trabajo el chico, niega con la cabeza y retoma su camino al café enumerando los pros y los contras de invitar a Manolo a una cita, tan ensimismado está en su mundo que no se da cuenta que la puerta de cristal del café usualmente abierta esta vez no lo está, tan distraído es que choca escandalosamente con la siempre limpia entrada, adolorido jala de la manija que dice empuje y luego de unos intentos la abre correctamente, tan aturdido y avergonzado esta que baja el pequeño escalón para entrar al local y...

Splash!!!

El antes perfectamente limpio zapato de Joaquín se hundió en el agua estancada del café...

-Si puse el letrero de cerrado - Una bonita voz se escucha, pertenece a un joven de no más de 23, que parece modelo, bien vestido, bien peinado y con unas botas de hule- Gerardo tú me viste poner el letrero ¿Verdad? - el hombre interroga a su sobrino favorito que está parado sobre una mesa en medio del café inundado, así como una isla construida específicamente para cierto niño de 4 años.

-Si tío, ¿Ya puedo ir a jugar? - pregunta esperanzado el pequeño que baja sus brazos que sostenía en alto.

-NI se te ocurra señorito, que si te levantamos el castigo tu mama nos mata- Y ahí está la mismísima Carolina García, la dueña del café-posada Las Marías y reconocida Chef ¿O acaso era Samanta? - Buenos días... ¿Joaquín?, te llamas Joaquín ¿Cierto? -

-Si- Respondió el aludido preguntándose si en verdad la lluvia había sido tan fuerte como para que se inundara el café.

-Se que eres un gran cliente, pero esta vez el café estar cerrado por... ejem... problemas en el local, perdón por las molestias, volveremos a abrir el lunes-

- ¿El lunes? - eso le cayó como cubeta de agua helada a Mondragón, eso significaba que no vería a Manolo dos días (sábado y domingo) y que no podría hacerle su propuesta al hombre de sus sueños.

-Dragon ¿Les ayudas a mis tíos a limpiar? Siiii, por favoooor- Rogo el pequeño arrastrando las palabras usando sus tácticas de convencimiento más efectivas, los ojos de gato triste y un puchero tierno que combinado con su encanto natural era infalible.

-Ahh no señorito, usted está castigado- la mirada amenazadora de la mujer asusto al niño que volvió a levantar los brazos con una cara de resignación

- Lo sé- fue lo único que se atrevió a decir Gerardo, pero una idea le rondo por la cabeza, después de todo él era un García- Solo pensé que así Manolo y María podrían irse más temprano hoy-.

Por un momento solo se escucho la risa mal contenida de Javier el atractivo tío del niño, no por nada el conocía mejor que nadie a su sobrinito, ese niño podría ser un encanto, pero era un García, y un García siempre obtenía lo que quería y para suerte del niño Joaquín solo se hundió más en su trampa.

-Yo podría ayudarles- "Tal vez así Manolo me vea como un héroe" pensó Mondragón con un optimismo que pocos tendrían.

- ¿Joaquín? - y si publico adorado. La hermosa voz de Manolo hizo acto de presencia, el sueño dorado de Joaquín estaba en la entrada del café acompañado de María con cubetas y trapeadores y jergas y guantes y quien sabe que mas

- ¿Estas bien? - los bonitos ojos de Manolo se abrieron con asombro al ver a Joaquín dentro del café sin botas empapándose los zapatos, calcetines y parte de los pantalones.

-Jajaja- y la risa de María no podría faltar- No me digas que vas a hacer de esto una costumbre, jajaja-

- ¿María? - La voz de la señorita García sonó con un tinte reprobatorio, tal vez el chico era gracioso, pero después de todo era un leal cliente.

-Bueno, bueno, esto está muy interesante, pero yo me retiro, los chicos ya tienen todo para las reparaciones y tengo que ir por ellos- Javier se dispuso a salir del local luego de darle unas palmaditas en la cabeza a Gerardo que seguía con los brazos extendidos hacia el techo, al salir se quito las botas y se las paso a Manolo que ya estaba dentro del local sacando el agua a cubetadas junto a María.

-Tu novio las va a necesitar-

Y así salió el guapohombre dejando tras de sí un silencio para nada cómodo.

Mojado hasta los huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora