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Esa mañana, Hugo dejó un ramo de girasoles en la mesa de Margot. Ahora que sabía lo importantes que eran para ella decidió que una sola flor no era suficiente.

Al verla doblar la esquina, se dirigió a toda prisa al mostrador, pretendiendo que había estado allí todo el tiempo. De todas formas, no estaba listo para decirle la verdad. Por lo menos no todavía. 

Miles de ideas pasaron por su mente cuando la chica cruzó la puerta. Una presentación a lo grande. La invitaría a cenar y le prepararía una sorpresa en su casa para finalmente decirle que había sido él durante todo ese tiempo. 

Necesitaría girasoles. Y muchos.

—Oye, Hugo —lo llamó Adrien—. ¿Puedes ir a la trastienda a buscar leche? Nos quedamos sin.

Él asintió, podría decirle a Margot más tarde. Sin embargo, cuando regresó al mostrador ya era tarde. 

Margot, su Sunflower, había abrazado con fuerza a Adrien.

Al ver que Hugo la estaba mirando, la chica corrió felizmente hacia él.

—Era él, Hugo —exclamó—. Adrien era el que me estaba dejando los girasoles.

Y en ese momento, el mundo de Hugo se derrumbó.

Sunflower || Hugo WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora