Capítulo 5

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Capítulo 5

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— ¡ESO NO PUEDE SER! —según una antigua historia, la Diosa Luna, se enamoró de un humano, pero al ser diferentes, los demás reinos y Dioses no estaban de acuerdo con esta relación, así que la Diosa lo convirtió en hombre lobo, pero que sus descendientes no podrían tener lobo interior, para recordarles que todavía tenían una parte humana.

Pero muy pocos sabían de esto, ya que con el pasar del tiempo muchos la ido olvidando, Stefan volvió en sí, y ahora tenía mucha más razón para acabar con Duncan, quien todavía desconocía sus orígenes, se lanzó sobre Duncan, ambos se enfrentaron en una pelea donde destruyeron a su paso, una ves ambos transformados en lobos, la pelea fue mas sangrienta, los soldamos de la manada Hell estaban cayendo poco a poco y su Alpha lo noto, de concentrándose, logrando que Duncan tuviera ventaja tirándolo al suelo, cuando Enmanuel se dio cuenta ya Duncan lo tenia apuntando con una espada de titanio.

— Ya basta Emanuel... —después de todo el daño que le hizo, el respeto se había ido. —Dejemos esto aquí, suficiente gente ha sido asesinada y herida hoy, vete ahora y me olvidaré de lo que le hiciste a esta manada.

— Esta bien. —Emanuel ya sabía que tenía las de perder.

Los pocos que quedaban del ejército de Hell se fueron retirando, pero para Enmanuel eso no se podía quedar en esos términos, así que todo un arco con flechas de punta de titanio, disparando sin pensar dos veces, dándole justo en pecho.

Duncan estaba llegando donde estaba Gaia, cuando cayó al suelo, todos se quedaron con el aliento, era algo que nadie se esperaba, Duncan salió del shock, y cruzó los pocos metros que lo dividían de su compañera, para verla agonizando por el titanio en su pecho.

— Mi vida, tranquila, estoy contigo. —un desesperado Duncan la acurruco entre sus brazos, a pesar de tener una flecha incrustada en su pecho, Gaia se sentía en paz entre los brazos de su mate.

— Hola mi amor...—sus palabras apenas salían fluidamente, todos los presentes escuchaban el corazón de la joven, que con cada segundo su latido iba más lento.

— No, no te esfuerces, todo va a estar bien. —ni siquiera podía pensar en una vida sin ella.

Uno de los brujos más viejos se acercó a Gaia, los brujos eran también conocidos como los curanderos, posó una mano en el corazón de Gaia, y muy apagado solo pudo negar con la cabeza, indicando que ya no podían hacer nada.

— Está bien, no te preocupes. —la dulce voz de su compañera le hizo mirarla directamente a los ojos. —Te esperare el tiempo que sea necesario, nos encontraremos de nuevo, solo...no me olvides...no olvides que te amo con todo mi corazón.

— No, te vas a poner bien, no te despidas .—solo bastó un segundo para darse cuenta de algo, no escuchaba el corazón de su amada. —Mi Gaia, te amo con mi ser, te encontrare.

Después de ese momento que para Duncan morir o vivir ya lo veía igual, quien solía admirar, y considerado un amigo, estaba disfrutando de lo que el mismo provoco, la rabia lo cejo completamente, transformándose en ese lobo negro de dos metros con unos ojos rojos que irradiaban rabia, rencor y tristeza, en solo movimiento solo basto para asesinar a Emanuel, pero su muerte no llena el vacío que dejo su compañera.

Percibió movimiento a sus espaldas, una Deidad hacía levitar el cuerpo de Gaia, vio que sus intenciones era llevársela y en menos de 10 segundos ya estaba impidiendo tal acción.

— No te preocupes, ella regresará a ti, no sé qué tiempo le llevará, solo se paciente.

Duncan se acercó por la que sería la última vez a Gaia, observó detenidamente su rostro, memorizando todo lo que podía, finalmente dio un paso atrás y vio cómo desaparecía en el aire.

Siempre escucho que cuando hombre o mujer lobo perdía a su compañero entraba en depresión, aquellos que si la tenían, no sabían lo incompleto y vacío que se siente esa sensación, su risa y sus ojos violetas era lo único que estaba en su mente, tal vez por eso, solo un mes después de la muerte de Gaia se encontraba en aquel acantilado, dando su último aliento, prometiendo encontrarse de nuevo, la depresión es algo tan grande, que te va consumiendo y no te das cuenta hasta que das el último aliento.

Y así como hizo con Gaia, la Deidad recogió su cuerpo, manteniendo su promesa de volver a unirlos, ese momento llegó una de sus compañeras Deidades.

— Dime, ¿Por qué estás haciendo esto? —le pregunto mientras veía el cuerpo inerte de Duncan.

— Vi su destino, y esto no debía pasar, se que empeño para que vuelvan, pero, es que nunca había visto un amor tan puro.

— Esta bien, pero ¿Cómo volverán?

— De eso se encargará Selene.

— De acuerdo, ahora volvamos Dalia.

(...)

— Entonces, ¿yo soy esa Gaia? —era algo que no podía creer.

— Así es, y estás más cerca de Duncan de lo que piensas.

Sentí como alguien se acercaba, pero de repente sintió que caía en la oscuridad.

Fin de flashback

— Ay amiguita no... —y ahí estaba Dylan mirándome incrédulo.

— ¿No vas a decir otra cosa? Ya pasaron 10 minutos y solo dices ay amiguita no. —imito su voz al final.

—¿Y que puedo decir? Si no te das cuenta eso se escucha mucha marihuana, ¿segura que no te desmayaste cerca de alguna?

Sabía que no tenía que decirle, pero se que no la imagine.

—¿Me puedes decir cómo llegamos? —vi como se tenso y se puso nervioso.

—Ahh...eso...pues...es...unos compañeros del club de matemáticas nos ayudaron —miró su muñeca unos segundos. —Uff, mira la hora, tengo que irme, sino la señora Daira me mata. —cogió sus zapatos y salió corriendo.

Ese marica me debe una explicación.

Poco a poco iré subiendo a los personajes.

(18/09/2020)

The Golden ForestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora