"Conocer el dolor y la tristeza
te impulsan a poder conocer la felicidad y la belleza.-Andrés Guevara
Esa noche recostado de espaldas, me preguntaba -¿que estaba mal conmigo? ¿Por qué quería seguir en esta vida?
Solo consigo es traición, miseria y decepciones constantes que solo me abruman, y mi ego se vuelve algo degradado.Mis últimas relaciones cada vez se hacían más efímeras, acostumbrarme no fue fácil, poco a poco logre transformarme en un personaje solitario, un ser desconfiado, un alma que se cree errante y distante de todos.
Vagaba en mi mente día tras día, sufriendo en constante agonía por las dagas que en mí se clavaban por recuerdos, memorias que a mi alma atormentaban de una manera despiadada. El sueño se volvía poco placenterol, La comida ya no sabia a nada, le perdía pasión a todo, y me dejaba consumir por la negrura y tiniebla que en mi ser habitaba.
Dolores del pasado venían a mí una y otra vez, el arrepentimiento me condenaba, acusándome una y otra vez. La culpa gozaba y bailaba sobre mí; mientras yo, en el suelo tirado me retorcía. Oscuras sombras se arrastraban entre mis pensamientos, llenándome de ideas pobres y llenas de sufrimiento. Me perdía día tras día en la desesperación, ya no había salida de ese lugar y mi alma no tenía salvación.
Sentia el vértigo de la caída en el estómago, el frío se colaba y recorría cada parte de mi cuerpo haciéndome estremecer. La oscuridad, mientras más metros me sumergía en esa caída, se volvía voraz, tenebrosa. La penumbra se hacia presente en cada rincón de aquel lugar, y me sumergía con más rapidez. Mi cuerpo flácido y sin fuerzas se hallaba, hasta que me perdí, lo que era lo había olvidado de manera despiadada, era un ser errante sin lugar en la vida, llegando al final de esa caída; y me desmoroné y con solo los fragmentos esparcidos por el impacto. Mire la miseria que me rodeaba, la ruina y la decepción, y me encamié hacía los remordimientos.
Mi caminar por el frío abismo se hacía cada día más profundo, me adentraba en diferentes cavernas, cada una más aterradora y gélida que la anterior. Mi andar se hacia cada vez más lento pero constante. Me volví parte de las tinieblas en este oscuro averno en donde me hallaba, cada noche el camino se hacía cada vez más escabroso y solo la oscuridad se volvía mi amiga fiel, que me rodeaba y abrazaba, podía hasta sentirla en mi piel; me sentía atraído al misterio de esas fosas llenas de negrura, y sin darme cuenta, fui quedando estático, fundiendome en las sombras, aceptandolas poco a poco.
Sentía la ira, la decepción, el arrepentimiento, el miedo y el dolor mezclándose entre las grotescas manchas de oscuridad, sonando en mis adentros; y mi mente no conseguía tener silencio.
Y ahí, acurrucado en la oscuridad, surgía de repente un tintineo de luz frente a mí. Me cegó por un instante. Esto era nuevo y distinto a todo lo que me rodeaba , no sabía que estaba haciendo esa luz allí; solo trataba de forzar la vista y cerrar los ojos, me quemaba ver ese fulgor alumbrando y revoloteando en mi cara; emitía pequeños sonidos , de esos que escuchas al sonar una campana; esa chispa de claridad, quería que tuviera conocimiento de que ella me esperaba, el sonido se volvía ensordecedor.
Hasta que me digné a levantarme, cuando la luz se volvió cálida ante mi rostro, quería alejarme, estaba estorbando mi querida oscuridad. Me levanté forzosamente para aislarme de esa chispa de luz, y me dirigí al lugar más oscuro del seol, al lugar más frío de mis infiernos, donde habitaban demonios olvidados que no recordaba; antiguos amores, corazones rotos, decepciones, acoso, burlas; lugares lúgubres en donde los pensamientos suicidas abundaban y bañaban el aire de desolación, lo que llegaba a pensar en ese momento solo era desesperación.
Luego de adentrarme en lo más profundo ya no había vuelta atrás, no tenía maneras de escapar de aquel dicho lugar donde me encontraba acorralado. Sentencias de miseria, pensamientos promiscuos y destinos ruines me rodeaban, podía sentir miedo filtrándose por mis vías respiratorias; sentí vértigo en ese momento. Estaba dejándome consumir por aquellos males, en ese instante me había dando cuenta que mi vida llego a ser solo una falacia que tarde o temprano se iba a derrumbar. Ahí estaban, todos esos males punzantes llenando de llagas oscuras mi cuerpo y mi alma; solo cerré los ojos y dejé que todo terminara.
Momentos después, sin saber que sucedía a mí alrededor, me fulminó un frío que quemaba mi cuerpo, tardé segundos en abrir los ojos de manera dificultosa, y se encontraba allí la chispa luminosa que me venía siguiendo; y surgió una pregunta en mi, ¿por qué viene? ¿Que querrá de mi? Me rodeaba una y otra vez sonando, me irritaba con un cálido brillo que surgía de esa pequeña luminosidad.
Imprudentemente traté de cerrar los ojos, y aún no se iba, hasta que decidí ponerme en marcha y averiguar que era lo que quería; se iluminó cuando mi perseverancia hizo aparición y sentí una cálida oleada que a mi cuerpo llegaba, rápidamente sentí interés por aquella luz, y la seguí.
Fugazmente ya estaba fuera de aquel lugar; lleno de desosiego caminé alejándome poco a poco de aquellos ruines y oscuros baches; me moví cada vez con paso más apresurado y la luz se hacia cada vez más grande; segui y sin saberlo estaba subiendo a cada instante aquel averno.
Tenia que llegar a la cima, me lo propuse una y otra vez, no podía detenerme ahora. Luego de alejarme, solo comprendí que vivía en medio de esos miedos y temores que estaba dejando atrás, no tuve valor de seguir hacía la cima y el dolor era lo único que conocía. Resbale innumerables veces, me tropecé, cada cierto intervalo de tiempo me atrapaban zarzas llenas de espinas que a mi alma atormentaban , pero me encaminé; una y otra vez hasta escapar.
Mi cuerpo lleno de lágrimas, sangre, todo desgarrado hasta que mi alma sucumbió y caí de rodillas, ya sin fuerzas; no podía moverme, la luz se perdió, esa chispa que me guiaba se había esfumado.
Me resigne a quedarme ahí, inmóvil; sentía como las sombras de aquel abismo llegaban hasta donde estaba, para reclamar y para tomar su fuente de desorden y ruina.
En ese pequeño instante escuché un llamado, llenando mis oídos, llegaba a mí aquel sonido que me impulsaba, y sin haberlo visto antes porque en las tinieblas estaba, tarde me di cuenta; que ese sonar de voces, siempre se hallaron en la cima de aquel lugar.
Entonces, tomando bocanadas de aire una y otra vez de manera descontrolada, alce mi rostro, tense mi espalda, enderecé mis hombros, puse un pie en el frente, y dificultosamente procedí a levantarme; ya cansado, me encamine los últimos metros fuera de ese abismo tan espectral lleno de demonios y miedos que ya no tenían porqué tener lugar. Seguí las voces, las cuales gritaban al unísono clamando por mí, y note que eran las de mis amigos y mi familia, Pero en lo más alto, allí, estaba Dios, dándome la mano para sacarme de ahí, me apoyé en todos ellos, y seguí; y pude salir de ese lugar.
Me di vuelta y miré aquel abismo de manera asqueada, jurando me que ya no volvería entrar en ese sitio, que tendría que morir antes de dejarme absorber por esas pestes internas y esos tormentos.
Escupí restos de sangre al pozo de oscuridad; ese que representaba mis miedos, temores más profundos y mis arrepentimientos más oscuros. Burlándome de él, prometí que solo volvería, para deshacerme completamente de él.
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Crónicas de un ser.
Short Story¿Has enfrentado tus demonios internos? ¿No? Todos los seres atraviesan por esos pesares en todo momento, dichoso e irreal quien no lo experimente. Los valientes, los audaces, los que han tomado estos males de su alma y han podido aprender de ellos...