💫〖𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐖𝐞𝐞𝐤〗💫

💫Día 2💫

Día 2 - Un año

- Donde Volkov y Horacio fueron amigos en su infancia/adolescencia pero el universo separa sus caminos, uniéndolos nuevamente en la ciudad de Los Santos ¿Los sentimientos habrán perdurado o el tiempo derrumbó el romance que una vez tuvieron?

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Aún recordaba la primera vez que lo vio, tenía 11 años cuando eso, la brisa de primavera había hecho que su sombrero volara a través de los campos, siendo él el más alto entre los dos, no le costó demasiado alcanzarlo. Admiró por unos segundos el secillo sombrero de paja, reaccionando solo al escuchar un grito a lo lejos. Apartó su mirada del objeto, posándola en un chico que, corriendo con algo de dificultad, se acercaba hacia su posición.

- ¡Wow, lograste atrapar mi sombrero! ¿Cómo lo hiciste? - se notaba sorprendido, el brillo en sus ojos lo denotaba, aunque él no pensaba que su acción haya sido la gran cosa.

Era notoriamente más bajo que él, rulos castaños caían por su fente, sus cateches rellenitos eran decorados por unas pecas difíciles de notar a primera vista, aunque en ese momento lo que más le llamó la atención fueron los colores en sus ojos, siendo el derecho un tono claro de café y el izquierdo uno más verdoso, ambos tan diferentes pero parecían brillar con la misma intensidad.
No parecía ser mayor que él, seguro tenía su edad o un poco menos, tampoco lo había visto antes por el poblado, cosa rara, ya que él vivió allí la mayor parte de su vida, y si bien no se relacionaba mucho con la gente allí, hubiera recordado torparse con un chico de tan cuiriosas características.

- Solo me estiré. No fue difícil alcanzarlo - dijo en un tono más tranquilo mientras le pasaba el sombrero a su correspondiente dueño - tu sombrero es muy bonito.

- Muchas gracias, me lo dio mi madre cuando vivíamos en mi antiguo poblado - la sonrisa aún no había abandonado el rostro del chico y tampoco parecía querer hacerlo. Lo vio colocarse nuevamente el sombrero, por un momento pensó que se veía realmente bien con el - ella está arreglando unas cosas en la nueva casa, pero dejó unas galletas cocinando antes de que me fuera ¿Quieres venir a probarlas? Son realmente deliciosas.

Dudó si debía seguirlo, pensando fríamente como solía hacerlo, apenas conoció al chico hace 5 minutos, pero el entusiasmo en él le llamó la atención, haciendo que el tenerle confianza no fuera algo difícil. Terminó asintiendo con la cabeza y dejando que el niño lo guiara hasta su casa.

Desde ese entonces pensaba que el haberlo seguido fue de las mejores decisiones que pudo haber tomado, a pesar de que fuera un niño y no estuviese realmente consciente de ello, agradecía inmensamente haber conocido a Horacio. Luego de eso no tardaron en volverse buenos amigos, para que con el tiempo sean los mejores, pasaron prácticamente toda su infancia en compañía del otro, correteando juntos por todo el pueblo e incluso la escuela, pues, a pesar de que estuviesen en clases distintas debido a la diferencia de edad, los receso los aprovechaban para estar tan juntos como si se hubiesen embarrado en pegamento.

Crecieron juntos, se divirtieron juntos, lloraron juntos, hicieron muchas cosas juntos, siempre uno al lado del otro, hasta que llegó la adolescencia, pero incluso allí parecieron unirse más de lo que ya estaban, aunque eso sonase imposible.
El ser tan cercanos obviamente dio paso a nuevos sentimientos, al menos por parte de Volkov, quien, sin saber realmente cuándo, comenzó a mirar al castaño con distintos ojos, ya no siendo una simple amistad, sino algo mucho más allá.