💫〖𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐖𝐞𝐞𝐤〗💫

💫Día 3💫

Día 3 - Vodka

- Luego de la primera noche ahogando las penas en un bar, Volkov conoce a un barista que capta enormemente su atención, inventando cada día un nuevo "problema" para poder verlo.

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– Vaya mierda de día - se quejó con voz notoriamente cansada mientras dejaba que su frente cayera sobre la madera de su escritorio - Necesito un vodka.

Aquello lo decía enserio, no mentía, su día fue una tremenda basura, siendo desde comienzo a fin una montaña de interminables problemas. El caerse de la cama y tropesarse de la forma más estupida con las sábanas fue tan solo el inicio de una larga cadena da infortunios, siguiéndole una llanta pinchanda, una pequeña discusión con el mecánico que trajo la grúa y un taxista arisco que quiso cobrarle de más; pero esperen, que eso tan solo fue la mañana, la mala suerte del comisario aún no había terminado.

Por la tarde cabe mencionar que pasó más tiempo en el hospital que ejerciendo su trabajo como tal, pues prácticamente era entorno al que asistía, entorno en el que quedaba abatido. Su cuerpo ya dolía de todos los golpes que había recibido, y su cabeza no paraba de darle constantesp puntadas debido a los incesantes gritos de su jefe, quien parecía tener un humor de perros ese día ¿se habrá caído de la cama también? No lo sabe, tampoco tenía ganas de averiguarlo, conociendo a Conway solo se pondría a gritar e insultar con mayor fuerza se llegaba a preguntárselo, y no es como que aquello le emocionara.

Para el atardecer decidió pasar su turno dentro de comisaría, tal vez eso le ayudaría a alejarse de los males que lo andaban persiguiéndolo, seguro estaría más tranquilo allí, pero vaya que estaba muy equivocado.

Todos sabemos que el mundo a veces puede ser un gran hijo de puta, pero esta vez se pasaba de madres, por que es que, incluso dentro de aquellas instalaciones, la mala suerte pareció colarse por dónde no cabía lugar, y esto no lo digo como metáfora, literalmente ya no había espacio ni para el oxígeno en la recepción de comisaria, la habitación estaba a colmar de gente gritando, unos más molestos que otros, intenado llamar la atención para que tomaran sus denuncias.
Todo aquello duró aproximadamente una hora, el ruso ya sentía su cuerpo querer desaparecer de ese plano existencial, y una vez terminó con la ultima denuncia, pensó que por fin lograría tomarse un respiró, tan solo para, minutos después, ser ahogado por una pila inmensa de papeles esperando en su despacho.

Ahora nos encontramos nuevamen en el comienzo, con un Volkov agotado, cansado de tener que seguir con aquel asqueroso día ¿tan difícil era dejarlo respirar por unos segundos? Parece que sí.

– ¿Sabes? Conozco un bar no muy lejos de aquí, abrió sus puertas hace poco, pero dicen que vale totalmente la pena.

Las palabras de su amigo barbudo le llamaron la atención. La verdad es que, hasta el momento, pensaba encerrarse en su apartamento y beber junto a su buena amiga la soledad, pero aquello sonaba demasiado lamentable y deprimente. De igual forma, las cosas no cambiaban mucho si decidía beber fuera de casa, la única diferencia sería que, en vez de ahogar sus penas en privado, todos los presentes lo verían en ese deplorable estado; además, viendo la horrible suerte que lo estaba persiguiendo, hacía que sus expectativas sobre el bar no fuesen realmente buenas.

– ¿Y qué? No creo que haga la diferencia el beber solo o con gente.

– Vamos, no seas amargado hombre - intentó animarlo mientras se acercaba a darle unas palmadas en la espalda - te hará bien probar un nuevo ambiente, además, dicen que el barista es realmente genial, es simpático y sus bebidas su muy buenas. Vamos, dale una oportunidad.