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Natalie's Pov

Apesar del cansancio y del peso por los abrigos no nos detuvimos, independientemente de qué decidiéramos (luchar contra la bruja o no), teníamos al menos que llegar donde Aslan lo más rápido posible para recuperar a Edmund. Me encontraba pensando a menudo en cómo debería estar sufriendo y la imagen de sus profundos ojos color chocolate se asomaba por mi mente.

Jamás había sido floja para los deportes y mucho menos del tipo de persona que se rinde ante la primera dificultad, sin embargo, estaba exhausta de caminar en la nieve.

¡Rápido humanos!—Nos reprochó Castor.—¡Me estoy haciendo viejo!

Si dice eso una vez más...— Dijo Peter deteniéndose junto a mi y a Susan para poder cargar a Lucy en sus hombros, me pareció tierno.—¡Tendré que hacerme un peludo sombrero de castor!— Bromeó el mayor de los Pevensie y se me ocurrió que lo decía para internar animar a sus hermanas; a pesar de lo sucedido con Edmund, Peter era un buen hermano.

¡Apúrense!¡Vamos!— Exclamó el Sr. Castor.

¡Está disfrutando ser quién manda!—Dijo Lucy divertida sobre la espalda de Peter.

¡No!¡Es ella!

Exclamó nerviosa la Sra. Castor y cuando volteamos, pudimos de hecho ver un trineo aproximarse a toda velocidad de nosotros, Peter bajó a Lucy de sus hombros colocándola en el suelo y tomó una de las manos de su pequeña hermana antes de gritar:

¡CORRAN!

No dudamos en hacerlo. Salimos corriendo los seis a toda velocidad porque nuestras vidas dependían de ello, dicen que el miedo es uno de los mayores causantes de la adrenalina. Cuando llegamos a orillas del bosque, pudimos encontrar una pequeña especie de cueva.

¡ENTREN!

 Nos indicó el Sr. Castor y no dudamos en obedecerle, sentí que no serviría de mucho escondernos puesto que nuestras agitadas respiraciones llamarían la atención a toda costa, especialmente de alguien tan poderosa. Vimos una la sombra de una silueta reflejada en la nieve que se alejó poco a poco y posteriormente un poco de nieve caer delante de nuestros ojos, como si alguien hubiera bajado del trineo; el Sr. Castor intentaba olfatear.

Quizás se haya ido.— Propuso Lucy en un susurro.

Supongo que iré yo.—Dijo el mayor de los Pevensie, también en un susurro.

¡No!—Le reprochó el Sr. Castor a Peter, colocando su pata delante del rubio.—¡No le sirves de nada a Narnia muerto!

¡Pero tú tampoco, Castor!—Le dijo la Sra. Castor a su esposo preocupada.

¡Gracias, cielo!—Le dijo con ternura antes de darle un tierno beso antes de salir a ver, todos estábamos nerviosos con la situación y lo que menos esperábamos en aquel momento, era la vuelta repentina del Castor; con su aviso nos sacó un susto a todos.—¡No hay peligro! ¡Salgan!— Exclamó contento dando un salto y sacándonos un susto a todos, especialmente a Lucy, quien dio un leve gritito.

¿Seguro?— Pregunté desconfiada.

¡Espero que se hayan portado bien, por qué vino a verlos alguien!— Me contestó el roedor.

Susan y yo intercambiamos miradas confusas, sin entender, pero salimos de la cueva con la ayuda de Peter. Mi sorpresa no fue tan grande como la de Susan al notar a quien se refería el Sr. Castor. Un alto hombre, con largo cabello y barba blancos, "nos esperaba" de pie al lado de su trineo, que parecía ser movido por las más hermosas renas; se trataba de Santa Claus, obviamente. 

Always and Forever {Edmund Pevensie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora