Capitulo 1: "Comenzaremos a conocer a los Key"

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Augusto Key

Hola, me presento. Soy Augusto Key.

Bien, ¿Cómo empiezo?
La historia es larga, asi que tomen asiento y presten atención a cada detalle. Solo eso.

Me encontraba perdido, recorriendo las calles llenas de tráfico de la ciudad de New York, pues mi esposa Sarah estaba a punto de tener a nuestro hijo.

Ambos nos casamos aún estando jóvenes, ella con tan solo 18 años y yo con mis escasos 21 años. Teníamos mucho miedo sobre nuestro futuro. Ella no pudo estudiar carrera alguna porque en cuestión de unos escasos meses, se embarazó de nuestro hijo mayor, Alexander.

Mediante me vaya acordando de detalles, les iré informando así van teniendo mejor certeza de cómo es mi vida, ¿Es un trato?
Bien, hecho.

Luego de que nuestros padres, y cuando me refiero a “nuestros” es a los padres de ambos, se enteraron de que ella quedó embarazada. Papá no me dio la espalda como supuse que haría, él me dio el trabajo que tanto amaba, ser asistente suyo en la empresa familiar.

Con el pasar de los años, iba subiendo de cargo, claro que estudiaba en la mañana y en las tardes pasaba a la oficina de mi padre a trabajar para poder mantener a mi familia. Por suerte, la vida que teníamos era de unos verdaderos reyes, ya que cobraba muy bien por ser asistente de papá.

Luego de tres años, termine siendo el presidente de la compañía Key company, una de las empresas multimillonarias mas grandes de Estados unidos y una de las extensas por todo Europa, Asia y América.

Tanto para Sarah, como para mí, este nuevo ascenso representaba un verdadero desafío. Más capacitaciones, mas reuniones con gerentes y proveedores, mucha más responsabilidad. Pues, estaría cargando sobre mis hombros el peso del patrimonio Key forjado desde años y años de antigüedad.

Tras ese tan esperado ascenso, mi padre el gran Valentino Key sufre un ataque al corazón provocándole la muerte pronta a sus cincuenta y tantos años.

Con ese suceso, me convertí en el único y total responsable de la compañía, asi que decía hacerlo bien.

Volviendo nuevamente a la realidad, les explico bien en donde vivimos y todo, así se dan una idea. Como ya se imaginarán, vivimos en una de las ciudades mas famosas de Estados Unidos, el gran New York. Pero si quieren especificaciones, vivimos en Manhattan, una isla situada en la desembocadura del río Hudson en el norte del Puerto de Nueva York y también de uno de los cinco boroughs (distritos metropolitanos) que forman la ciudad de Nueva York.

Eso significa que vivimos en la ciudad de New York, bien la zona céntrica. La compañía de papá se encontraba allí mismo, por lo que éramos muy respetados y queridos en aquel lugar. Pero, no solo éramos conocidos a nivel regional, ¿Recuerdan que les dije que nuestra compañía se extendió tanto hasta llegar a tres continentes diferentes?, pues sí, nuestra compañía era conocida tanto nacional como internacionalmente. Por supuesto, teníamos nuestros privilegios por tan solo portar este apellido tan prestigioso.

En fin, vivimos en Manhattan, New York. Mi familia cuenta con una compañía que genera grandes cantidades millonarias por año.

¿Qué más se puede pedir?

Si pidiera algo más, sería pecado.

Me encontraba tan sumido en mis pensamientos, que olvidé el hecho de que estaba sonando mi teléfono.
Rápidamente lo tomo antes de que se apagase y tomé la llamada por mi micrófono inalámbrico. Me tranquilicé mucho al escuchar la voz de mi esposa al otro lado de la línea. Solo, que esa tranquilidad se esfumó al escuchar como inhalaba y exhalaba con rapidez, se notaba un tanto nerviosa, lo cual también me hizo sentir así.

No dijo mucho, tan solo me pidió que me apurara, pues estaban a punto de llevársela a urgencias para poder comenzar con el parto.

-Okay, estaré allí en un par de minutos- y colgué la llamada

Me encontraba en sentido contrario, pues el hospital New York Presbyterian se encontraba en sentido opuesto hacia donde me dirigía.

Antes de saber donde se encontraba, me sentía nervioso y angustiado. Pero me tranquilicé bastante al saber que estaba internada en el mejor hospital de New York.

Iba camino al hospital, ahora sí en la dirección correcta, cuando de pronto en una encrucijada el semáforo se puso en rojo, y yo como todo nervioso crucé sin importarme nada ni nadie. Como era de esperarse, me dijeron muchos insultos de los diferentes conductores y además de eso, recibí muchos sonidos de bocinas, los cuales podía jurar que eran más de 20 coches.

[…]

El transcurso del camino estuvo bastante tranquilo, ya que puse algo de música para calmar mis nervios. De pronto me llega una llamada y la agarro:

-Mmm, ¿Hola? -pregunto confusamente. Recibo un “Hola” del otro lado de la línea- ¿Sí? ¿con quién hablo?

- ¿Usted es el señor key? - habla una mujer del otro lado.

-Si. Si, soy yo. ¿Quién habla?

-Ah, muchas gracias. Yo soy la doctora que está atendiendo a su esposa Sarah; ella me pidió que le comunicara que ya está siendo transferida al quirófano para poder realizar el parto y quiere saber ¿dónde se encuentra usted?

-Me faltan tan solo diez cuadras para llegar al hospital, por favor dígale que estaré allí con ella para cuando tenga a nuestro hijo. También dígale que la amo y que estaré allí en primera fila.

-Bueno señor Key, yo le comunico de inmediato todo lo que me dijo a la señora Key. Mucho gusto, me despido.

-Mucho gusto para mí también. adiós.

-Adiós.
Y cuelgo.

Bueno, era hora de llegar. Y aceleré lo más que pude. Pasando mil y un semáforos en rojo.

Nota de autora:

Hola hola hola!
Volví, en una nueva cuenta. Perdi mi otra cuenta asi que estaré subiendo los capítulos en mi nueva cuenta y de paso los iré corrigiendo uno por uno. Gracias

¡Quédate conmigo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora