Paso 5.-Saber cantar (parte 1)

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Llevábamos exactamente tres meses con el ejercicio diario y ya no me canso como antes. Lo cual es genial porque asi Keith no me regaña por jadear de cansancio. No he tenido el valor de tratar el tema de su niñez de nuevo y parece bastante contento con ello. Trato de mantener mi mente alejada de esos temas que lo ponen incómodo, pero una parte de mi anhela saber más. En fin, hoy vamos camino a un karaoke.

—Hiciste trampa James, yo sé que me hiciste trampa—Keith es tan mal perdedor que no deja de repetir esas palabras.

—Admítelo, es que eres pésimo para jugar conmigo—sonreí orgulloso de tener alguna habilidad fija.

—No, nunca lo admitiré—soltó un pequeño gruñido y yo a su vez solté una risa ligera—Cada vez que jugamos piedra, papel o tijeras siempre ganas.

—No es cierto, solo he ganado un total de setecientas cuarenta y ocho veces—y es que tengo una suerte endemoniada para ciertos juegos de azar.

—Fue trampa y lo sabes—a veces puede llegar a ser demasiado terco con cosas sin importancia.

—Si te gano un llavero de zorrito ¿Me perdonarías por ganarte?—detuvo su caminar y miró hacia todos lados—No seas infantil Keith, nadie te juzgara porque te gusten esas ESPONJOSAS criaturitas.

Momentos como estos son realmente épicos, ya que pocas veces puedo admirar ese rostro tan serio completamente rojo de la vergüenza. Suspiró derrotado y asintió ligeramente mientras miraba el suelo. Recuerdo claramente la manera en que descubrí ese gusto tan lindo en mi mejor amigo.

***

Era un día ligeramente soleado y estaba en casa de mi castaño amigo haciendo la tarea de verano. Insistía fielmente en que debíamos terminarla por completo antes de pensar en salir a jugar al patio trasero. Teníamos solo ocho años en ese entonces y yo estaba demasiado aburrido para describirlo.

—Keith, Keith, Keith, Keith—dije repetidamente después de que me dejé caer en el suelo.

— ¿Qué quieres James?—su tono irritado me hacía mucha gracia.

—Estoy aburrido. Moriré de aburrimiento y será por tu culpa—dramaticé a ver si asi dejaba de ver su libreta para prestarme una pizca de atención.

—Termina tu tarea y entonces jugaremos.

—Mooh, me hare viejo a este paso—hice un puchero y rodé por la pequeña alfombra color café.

—No seas exagerado, solo llevamos un par de horas.

—No exagero, es que enserio estoy aburrido—de alguna manera termine rodando hasta quedar a un lado de la cama— ¿Qué es esto?—metí mi mano debajo de la cama para tomarlo.

— ¿Qué es qué?—masculló pero no dejaba de escribir con su lápiz.

— ¡Es muy lindo!—Exclamé casi en un grito—Es tan peludito.

Cuando dije eso el sonido del lápiz contra la hoja se detuvo. Eso me llamó la atención y me giré para ver a Keith, pero no se movía ni un solo milímetro. Preocupado por él, me acerque hasta donde estaba y cuando lo miré me di cuenta que su rostro había sido invadido por el color rojo. Pero hubo algo más, algo que me sorprendió tanto, que deje caer el peluche en el suelo. Sus ojos estaban cristalizados y se notaba que tenía ganas de llorar.

— ¿Qué sucede Keith? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a tu mamá?—no me gustaba entrar en pánico e intentaba no ponerme a llorar también.

— ¿Te vas a reír de mí?—sus palabras salían ahogadas de su garganta. Parecía estarse esforzando al máximo para reprimir sus emociones.

— ¿Eh?—no entendía por qué se había puesto asi de repente.

Pasos para ser un Idol. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora