Con un último esfuerzo Yunlan salta por la ventana protegiendo con su cuerpo a la niña que lleva cargando. Al desmayarse, pese al dolor de los cortes de vidrio y el golpe, él, como bombero, siente paz pues la rescató del incendio y muerte.
Su mente viaja al día cuando la persona más bella que había visto le robó el corazón con una sonrisa. Entonces despierta en la ambulancia junto con la niña quien susurra llorando "Abuela". El paramédico se encoge de hombros "Salvamos más vidas desde que inyectamos nanobots con vasopresina durante maniobras RCP". Yunlan simplemente afirma "Es amor".