SOLO CONOCES LA MASCARA | SPIDER-MAN MCU

TENGO QUE HACER LO CORRECTO

Peter se pasa la noche llorando en un callejón, escondido en el hueco entre un basurero y la pared con la mochila pegada al pecho, sollozando con tanta fuerza que todo su cuerpo tiembla. La nieve se amontona a su alrededor, cada vez más espesa, pero no puede importarle.

Mató a un hombre.

Mataste a un hombre .

Esas últimas palabras, Flint Marko , eran un nombre. Su nombre .

Mataste a Flint Marko, una persona que tenía vida. Quizás no una genial, pero de todos modos tenía uno.

Sonder es un término que significa "la comprensión de que cada transeúnte aleatorio está viviendo una vida tan vívida y compleja como la suya."

Sonder también chupa, sobre todo cuando esa realización implica un hombre que no sólo trató de matarte a ti, sino que también tuvo éxito en matar a su tío, un inocente, y quién sabía cuántas otras personas.

Peter no deja de llorar durante varias horas, metido en su escondite con lágrimas corriendo por su rostro y heladas contra sus mejillas. Los rezagados le caen por el cuello hasta la camisa, debajo del dobladillo de cada una de sus capas. Filtrando en la tela. Extendiéndose como manchas de sangre.

Tantas manchas de sangre.

May.

Ben.

Sus padres.

El cuerpo en el callejón; alguien que sería encontrado por la policía e identificado por alguien de su familia. Alguien que se vería obligado a agregar una mancha de sangre a su propia lista.

Peter estaba sangrando.

La noche parece más larga de lo que suele ser. Peter yace allí durante horas, esperando a que salga el sol sobre el horizonte de Manhattan, mirando la franja de cielo que puede ver desde su escondite con ojos vidriosos. Pasan los minutos, y cuando finalmente decide que nunca volverá a ser de día, que se va a quedar atrapado en esta oscuridad eterna, un rayo de color rosa y dorado atraviesa la neblina.

Peter respira profundamente.

Inhala.

Exhala.

Y lo único que recibe es unos escalofríos

Le toma treinta minutos ponerse el traje de Spider-Man. Convertirse en alguien que ayuda a las personas en lugar de herirlas. Alguien que ama la ciudad. Alguien que, sin duda, no ese insoportable Peter Parker.

Por otra parte, tal vez Spider-Man no sea la persona que Peter pensó que era. Después de todo, nunca parece salvar a las personas que más lo necesitan.

Peter saca ese pensamiento de su cabeza y se concentra en la trayectoria de cada swing, pero se queda con él. Siempre lo hacen.

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Peter tarda cinco minutos en regresar a su callejón favorito. Cinco breves minutos. Cinco minutos que, para cualquier otra persona, parecerían nada.

Cinco minutos es demasiado.

Para cuando corta la telaraña y se lanza a las calles, en caída libre en el sentido más peligroso del término, la herida de bala en su brazo sangra abundantemente y no muestra el momento de detenerse. Su visión es borrosa, aclamaciones por las conmociones cerebrales, entonces, y siente que está a punto de derrumbarse por el dolor y el agotamiento. Es demasiado, demasiado, demasiado.