ASESINO PASIONAL

REVELANDO SECRETOS

Narra Oliver...

—Llegamos—, informó Romeh.

Me siento raro, el probablemente sabe absolutamente todo sobre mi, sin embargo, él me ha traído a su casa. ¿Por qué?

No debería estar aquí, el mato a alguien y podría tratar de matarme. Aunque era una persona inteligente y no me había hecho ningún daño, sin embargo, podre confiar en él.

No estaba seguro de si era por el hecho de que era el único que realmente parecía importarle o me dolía más saber sobre él.

«Creo que es por eso que te dije que subieras al auto».

La sensación es extraña la última vez que alguien realmente me trato como él lo hizo fue antes de que yo fuera... en fin hace mucho tiempo no sentía algo así, o el tal vez sea alguien que es muy parecido a mí y que en su interior sabe que no es de aquí.

Sin embargo, tal vez realmente no le importaba y yo estaba malinterpretándolo con un gesto de cuidado. Tan loco como suena, no me importaba si venia de un asesino como él.

Mire desde el tablero de su auto y mire hacia un pequeño complejo de apartamentos. No fue tan malo, para el de todos modos. De hecho, parecía hogareño en un sentido extraño. Una vez dentro de su apartamento luego de subir siete pisos por las escaleras decido hablar.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —tartamudeé.

Se río de forma suave y encantadora.

—Creo que todo el mundo sabe tu nombre. El pueblo entero—.

Hice una mueca. Sabía que debía de ser algo así, pero insistí como un tonto.

—No, no, me refería a que me llamaste Oliver—.

Pareció confuso.

— ¿Prefieres Oliversy?

—No, me gusta Oliver —dije—, pero creo que Noah, quiero decir, mi padre, debe de llamarme Oliversy a mis espaldas, porque todos me llaman Oliversy —intenté explicar, y me sentí como un completo idiota.

—Es una lástima, lo de tu secreto, ¿no? —preguntó Rodrigo.

Me pareció que se esforzaba por conversar un poco conmigo. La paranoia volvió a apoderarse de mí. Era como si hubiera escuchado mi conversación interna con mi conciencia en el transcurso de vuelta a Tree Hills e intentar demostrar que me equivocaba.

—En realidad, no —le contesté con sinceridad en lugar de fingir que era tan normal como el resto. Seguía intentando desembarazarme de aquella estúpida sensación de sospecha, y no lograba concentrarme.

—Para ti, debe de ser difícil vivir en Tree Hills —concluyó.

—Ni te lo imaginas —murmuré con desaliento.

Por algún motivo que no pude alcanzar, parecía fascinado con lo que acababa de decir. Su rostro me turbaba de tal modo que intenté no mirarle más de lo que exigía la buena educación.

—En tal caso, ¿por qué sigues viviendo aquí?

Nadie me había preguntado eso, no de forma tan directa e imperiosa como él.

—Es... complicado.

—Creo que voy a poder seguirte —me instó.

Hice una larga pausa y entonces cometí el error de mirar esos relucientes ojos verdes que me confundían y le respondí sin pensar.

—Mi universidad.

—No me parece tan complicado —discrepó, pero de repente se mostraba simpático—. ¿Cuándo te iras a la universidad?