Espresso

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Las cosas amargas eran las cosas menos preferibles para la rubia, al igual que el sabor fuerte del espresso que se había tomado antes de llegar a la casa de Jungkook.

A veces las distracciones podían ser la cumbre a las decisiones malas.

—Deberías dejar de perseguirlo, te ves patética—el humo salió de su boca en una nube espesa, y sin dejar que la resequedad siguiera en sus labios, acarició éstos con la punta de su lengua. Dejando que la perforación en la esquina de su labio, brillará en un tentación lasciva para la rubia.

—Solo es un capricho—aseguró molesta, y ganándose una sonrisa divertida, la rubia decidió que aquello era lo suficientemente lamentable. Al final, no había caminado desde la universidad para charlar con el pelinegro.

Así que, sentándose en las piernas de Jungkook, pasó ambas manos por el cuello de éste para así poder juntar sus labios en algo que muchos clasifican como desesperación y que ella sólo podía nombrar como necesidad.

La amargura que se encontraba en la boca del pelinegro era una paradoja a la suavidad de sus labios, y era precisamente aquello, que volvía todo más intenso, más confuso.

Porque incluso cuando las grandes manos de éste se posaron en su trasero, no podia parar de pensar en lo contradictorio que era estar con Jeon.

Después de todo, Jungkook era como el espresso que odiaba tomar pero que no podía evitar seguir pidiendo.

No More|kth, jjk (Coffee #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora