Los corazones de Silver y Lyra laten al compás de melodías, disfruta este libro de One-Shots dedicados a estos dos personajes de Pokemon
•| Pokemon no me pertenece solo adopto a mi imaginación los personajes.
•| En este libro podrás encontrar One-sh...
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La chica de cabellos marrones contemplaba su regalo de cumpleaños, sus ojos se deslizaban suavemente por la textura fina que cubría la caja. Lyra se preguntaba que era lo que se encontraba envuelto en tan hermosas cintas, para ella era un misterio saber quién le había dado dicho paquete, pues este solo apareció en su buzón en la mañana sin remitente. Entonces ese sería su objetivo del día, encontrar a la persona que había enviado dicho regalo entre todos sus amigos.
—Hola Crysti, me encantó el regalo que dejaste en mi puerta. —La peliazul la miró confundida sin saber que estaba diciendo su mejor amiga.
—Lyra, no te entiendo, sé un poco más clara. —La de cabellos color ocre suspiró profundamente ante aquella respuesta, ella no debía ser el remitente.
—Nada pensé que eras tú la del regalo secreto. —Una sonrisa empezó a formarse en el rostro de Crystal, a ella le encantaban los misterios y saber que su amiga tenía uno entre manos la ponía emocionada.
—¿Qué regalo? —Sus ojos azules destellaban de curiosidad, Lyra supo que no podía pararla hasta que le contará todos los detalles del asunto.
—Uno que recibí en la puerta de mi cuarto, pensé que eras tú, pero por lo visto no. —Crystal, en ese momento se imaginó una posible persona, por no decir que era la única capaz de hacer aquello.
—Pregúntale a Silver, tal vez él sea la persona que andas buscando. —Muy fácil, Crys le estaba poniendo las cosas muy fáciles a Lyra, pero todo por su bien, porque a la peliazul quería ver cómo se las ingeniaba Silver para distraerla y salir de ese embrollo.
—Vale, a lo mejor de olvidadizo se le pasó lo de la nota. —Crystal se rió para sí, su mejor amiga era demasiado ingenua con esos temas.
Lyra caminaba por la hierba acompañada de su cyndaquil, sonreía mientras tarareaba una canción que ella misma había inventado, todo hasta llegar a la casa de Silver y preguntarle lo del regalo. A todas estas aún no se había dado cuenta que Crystal no la había felicitado por su cumpleaños, pero como su prioridad en esos momentos era el regalo hasta ella misma se había olvidado de su cumpleaños. No tardó mucho en llegar a la casa de su amigo y tocar suavemente a la puerta.
—Lyra —dijo serio y un poco seco Silver al contemplar a la chica.
—Hola Silver, venía a preguntarte algo. —La de cabellos castaños sonrió tan amablemente que el pelirrojo sintió unos leves toque en su corazón en cuestiones de segundos.
—Pasa, hablaremos mejor dentro. —Silver estaba planeando alejar a Lyra de su casa, después de todo Eco y Crystal querían hacerle una fiesta de cumpleaños, a su amiga.
Lyra se adentró en la casa de Silver, como siempre tan perfectamente arreglada para ser él. Tomo un leve suspiró y sonrió sacando el regalo misterioso de su bolsa. Los ojos de Silver se agrandaron al ver lo que la chica tenía en sus manos, sabía lo que era porque obviamente él se lo había enviado, sin embargo no quería que lo descubriese aún no.