Capítulo 2:
5 años después
—¿No te enseñé bien? —levantó la pequeña canasta la cual contenía todos los manjares dulces de la cocina que pude traer —Si yo tendría que robar por ti, te hubiese traído un banquete tan inmenso que no cabría en esta canasta —sus ojos marrones examinaban cada cosa, y ya estaba devorando todo en cuestión de segundos aunque se haya quejado.
—Por favor Abi, si te hubiese tocado a ti, tampoco lo hubieras logrado. ¿Cómo ocultaría dos canastas repleta? —me senté en el borde de la cama, mientras la observaba comer.
—Cariño, nadie te negaría un banquete entero cuando eres la hijastra de Rafael —su nombre siempre me producía asco.
Ante la sociedad y el palacio entero, la gente cree que somos un perfecto dueto. Son muy pocas personas las que notan, que solamente soy una prisionera más, con otra forma distinta de torturarme.
Pero Rafael, siempre fue muy bueno contando historias y haciéndolas parecer reales. Nunca vi tantos idiotas consumidos, comiendo de la palma de su mano, adorando a un monstruo que simplemente sabe cómo sonreír y mostrarse.
Mi vida es un completo misterio, no se me permite hablar sobre lo que realmente ocurre en aquel macabro salón. Ninguno sabe con exactitud que cuando las puertas se cierran, una espada pincha mi cuello para hacerme tocar. Él siempre tendrá el don y arte de saber como torturar personas, como convertir algo que siempre amaste para terminar haciéndolo un arma mortal.
No tendré dos guardias sosteniendo mis brazos para recibir latigazos, ni una espada dañandome parte por parte hasta llegar a la cabeza, pero ciertamente él sabe como dejar cicatrices sin tener que tocarme.
—Èl no es nada de mi —lo aclaré por enésima vez.
—Lo sé… Pero aun así te da ventaja, tienes en tus manos muchos idiotas que lo idolatran y temen, deberías aprovechar eso a tu favor.
—No usaré su nombre para obtener cosas a mi favor, lo único que faltaría es tener que alimentar su ego. No quiero que crea que lo necesito, porque no es así. —tome una de las manzanas rojas de la canasta y le di un mordisco grande.
—En eso te entiendo —se recostó sobre la cama, con las migas de torta sobre todo su vestido.
—Ya saldrás de aquí, te lo prometo.
—No prometas cosas que no puedes cumplir. ¿Nunca te enseñaron aquello?. Ambas sabemos que Rafael, me dejará encerrada hasta que me crezcan canas.
Abigail es la sobrina de Rafael, persona la cual siempre deseé ser. Ella siempre tuvo las agallas de poder enfrentarlo, sin importarle cuan hijo de puta podría ser Rafael.
Actualmente terminó prisionera en su propio palacio, tras tantos escándalos que vino causando. Su cara fue noticia viral en los periódicos durante semanas, en donde se la vio en varios clubes nocturnos y en plena borrachera, manchando así su título de la realeza.
Rafael quería hacerla pedazos, lo vi en sus ojos. Sin embargo no puede matarla, porque sería una promesa que le hizo a su hermana, así que no quedó otra opción que encerrarla indefinidamente. Desearía poder ser ella, sabría que sin importar cuantas cagadas me pudiese llegar a mandar, sería perdonada por ser la hija de la hermana de Rafael. Sin embargo yo estoy al mando suyo, y él no dudaría en cortarme la cabeza.
—Algún día saldremos de este lugar, te lo prometo —aquéllo era una palabra a la cual me intentaba convencer. Muchas veces me hacía promesas que sabía que no podría cumplir.
ESTÁS LEYENDO
La melodía de la muerte
Teen Fiction>¿Algunas vez imaginaste que las melodías también pueden cantar junto a la muerte? Una se roba el aliento, y el otro queda como el ultimo recuerdo antes de conocer la eternidad.< •Mi primera hermosa portada fue creada por Fabiana, desde su editorial...