CAP IV. Me entrego a tí.

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En este capítulo habrá 🔞

Nos miramos unos instantes

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Nos miramos unos instantes. Su mirada me decía un millón de cosas, todo el deseo de ese momento, su miedo por no hacerme daño, la inseguridad de ser nuestra primera vez. Entonces lo hice, quité sus ropas con sumo cuidado y al tenerlo así, mostrándome todo su cuerpo, contuve el aliento. Sus músculos eran mármol, el más pulido y hermoso, la pálida piel tan fría, suave y dura al mismo tiempo. No pude hacer otra cosa que adorar todo de él, besé desde su mandíbula bajando por sus pectorales, dejando besos húmedos en su abdómen hasta llegar a su fuente de deseo, tan rígida y tersa al tacto, con un grosor que me hizo plantearme si podría entrar en mí. Hasta que vi su cara otra vez, tenía sus ojos fuertemente cerrados, expectante. Lo tomé con algo de vergüenza en mi mano derecha y comenzé a subir y bajar a un ritmo lento. Ed resoplaba a cada tanto, lo cual me animaba a segir haciéndolo. Pero entonces él me detuvo.
--Bella, tienes que mojarla un poco para hacerlo más fácil.

Pasó un dedo por mis labios hasta meterlo dentro. Lo succioné con fuerza y Ed soltó un gruñido. Entendí que pretendía. Esta vez llevé mi boca hasta su mienbro, del cual escapaba un hilo de líquido preseminal. Pasé mi lengua desde la base hasta la punta reiteradas veces, la delinié por su borde y finalmente metí todo lo que pude su miembro en mi boca hasta que chocó con mi garganta. Lo chupaba como si de un dulce se tratase. Era sumamente frío, pero tenía un sabor salado que me tenía adicta. Continué con mi labor y Edward subía de nivel sus gruñidos y resoplidos. Ed estaba desconocido, movía su pelvis tomando con rudeza mi boca. Simulaba estocadas duras y yo no pude evitar soltar algunas lágrimas por la presión que ejercía. Pero no era dolor, era placer puro lo que estaba sintiendo, saber que Ed estaba disfrutando tanto me lleneba de felicidad.

Comencé a tocarme los pechos sobre la bata mientras Ed aumentó la velocidad de sus caderas hasta que explotó y comenzó a disparar chorros fríos dentro en mi garganta. Los tragué hasta dejarlo limpio y saqué su pene de mi boca. Lamí mis labios y lo miré. Pero él no me miraba a mí, sino al suelo con la mirada perdida y me di cuenta de lo que pasaba. Ed había perdido el control conmigo, en el momento que tomó mi boca lo hizo sin cuidado alguno, fue rudo y buscó su propio placer.
--Edward mírame--le exigí--no me hiciste daño, estoy perfectamente. Me encantó amor, lo prometo.
--Perdí el control Bella, tú eres una dama y acabo de tratarte como a una...

No lo dejé continuar, subí sobre su regazo y empezé a besarlo.
--No lo entiendes Bella, si pierdo el control contigo puedo matarte, además tu eres mi novia, no mi esposa y esto no está bien.
--El que no entiende eres tú, no ves lo perfecta que estoy ahora, lo feliz que estoy. Estamos en el siglo XXI Edward, esto es algo normal que hacen los novios. Nos deseamos mutuamente, lo queremos, ¿cuál es el problema? No pienses tanto y déjate llevar. Confío en tí, claro que nunca me dañarías, no arruines esto por favor.

Me miró unos segundos antes de tomarme en brazos y salir conmigo en dirección al mar. Yo no entendí nada hasta que me depositó en la arena, tomó mi bata y la quitó por mis brazos dejándome desnuda. En ese momento sentí un poco de vergüenza pero Ed no me permitió pensar demasiado, me cargó por la cintura para que enredara mis piernas a su alrededor, con una mano sostenía mi espalda para no caerme y con la otra empezó a tocarme los pechos. Iba de uno a otro sobando los pezones y apoderándose de ellos entre sus dedos. Luego bajó la cabeza y metió uno en su boca, solté un gemido por la deliciosa sensación. Él continuó chupando y lamiendo, daba pequeños mordiscos suaves alrededor de mis rosados picos, dejó marcas de succión en todo mi pecho. Sentí como comenzamos a movernos en dirección al mar. Nos fuimos adentrando hasta que nos tapó la cintura.

Ed fue introduciendo un dedo en mi interior para comenzar a moverlo

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Ed fue introduciendo un dedo en mi interior para comenzar a moverlo. Yo gemí en su oído y mordí el lóbulo de su oreja. Luego metió otro más y otro hasta tener tres dedos dentro de mí. Sin darme tiempo a reaccionar los sacó y sustituyó por su pene. Fue entrando despacio, permitiendo que me acostumbrara a su tamaño, sentí como rompía mi himen y aunque me dolió un poco, nada se comparaba con lo maravilloso del momento, mi deseo que esto pasara, el amor incondicional que siento por Edward. Cuando entró en mí por completo, los dos soltamos un resoplido por la sensación. Él esperó hasta que me sintiera cómoda y cuando moví mis caderas un poco fue su detonante. Inició con unas pequeñas embestidas para ir subiendo la intensidad poco a poco. Llegamos a un punto donde Edward se movía frenéticamente entrando y saliendo de mi interior, besaba mis pechos y mi boca alternando el orden, su resistencia y el hecho de no cansarse le permitían moverse a un ritmo infernal que me estaba llevando a un nuevo orgasmo. No se cansaba de repetir lo hermosa que me veía así, los estrecha que estoy para él y cuánto me ama. Por mi parte, mis gemidos se transformaron en gritos de palcer que a veces él callaba con más besos. Enredé mis dedos en su pelo y tiré varias veces hasta que el clímax intenso me llegó de golpe.

Abrí mi boca para tomar todo el aire que podía mientras sentía como Ed me estaba embistiendo como un loco. Él también soltaba gruñidos y resoplidos de placer hasta que igual tuvo su orgasmo. Mientras me llenaba, besaba y adoraba mi piel. Me acariciaba el cuerpo con ambas manos y las pasaba luego por mi pelo. Estaba tan agotada que no sentí el momento de quedarme dormida entre sus brazos hasta que fui depositada con cuidado en la cama y Edward se colocaba detrás de mí. Nos tapó a los dos puesto que continuamos desnudos. Me moví hasta quedar abrazada a su pecho, él besó mi frente y tarareó mi nana. Fue lo último que sentí antes de quedarme dormida.

 Fue lo último que sentí antes de quedarme dormida

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Vacaciones ||Bella&Edward||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora