Epílogo

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Tres años después

- mikasa - alguien se había colado en su habitación mientras ella dormía, tumbandose arriba de ella  - despierta, es tarde- dijo el intruso.

La chica que ni siquiera abrió sus ojos  se removió, esperando que aquel se fuera para poder seguir durmiendo, cosa que no ocurrió, el intruso comenzó a besar y morder lentamente su oreja para hacerla reaccionar.

- dejame, solo unos minutos más. - dijo ella en una queja.

- no lo haré, ya amaneció... La gente afuera te necesita mikasa - dijo el chico en un susurro, su voz era tan grave y cautivadora que logró erizar la piel de su objetivo.

- no quiero, deja de hacer eso, no lo conseguirás - la chica tratando de meterse bajo las sabanas para evitar cualquier tipo de contacto, si seguía así iba a seder y no quería.

Su intruso dejó su oreja lentamente hasta su mejilla, mientras una de sus manos se metían sin permiso bajo  las sabanas y bajó la camiseta que ella llevaba puesta, nada más que la camiseta, logrando un gran sonrojo por parte de ella, que aún seguía con los ojos cerrados. - abre los ojos mikasa - dijo el.

- no lo haré, si abro los ojos tu te iras - dijo ella negándose a la petición, pero al mismo tiempo dejándose acariciar por las manos que se metieron bajo su camiseta, y besar desde la mejilla hasta ahora el cuello, dejando pequeñas mordidas que la hacían suspirar.

- estoy aquí mikasa, no me iré a ningún lado - dijo en un susurro contra su cuello.

- siempre dices lo mismo, pero siempre te vas.

- esta ves no mocosa, prometo que no me iré a ningún lado.

- nunca cumples tus promesas levi, no quiero que te alejes de mi de nuevo.

- la cumpliré, estoy aquí contigo... No me iré a ningún lado - termino de prometer, para luego meter su dedo gordo por el borde de las bragas de la chica, con la sola intención de quitarlas para tener más acceso a su intimidad. Sumando a eso la manera en que el miraba su boca, con intención de devorarla, y ella sintiendolo tan cerca que podía respirar su aliento y rozar sus labios.

Esperanzada la chica para poder mirarlo a la cara y sellar ese deseo profundo con un beso, abrió sus ojos, pero no vio más que él techo de su cuarto y la luz del sol.

Se frotó los ojos con su mano mientras se sentaba en su cama para despertar mejor.  Miró a su costado una pequeña cómoda que tenia sobre ella una foto, de un chico tan serio y miraba penetrante de ojos azules. Una foto gastada y un poco borrosa, pero donde la cara de aquel joven ella podría contemplar perfectamente.

- mentiroso - susurro ella, tocandose la boca por la falta de contacto que deseo sentir hace solo un momento.

Un golpeteo en la puerta la interrumpió

— Mika? — se asoma annie por la puerta — están todos afuera, solo faltas tú.

— ya voy — dice la chica, y se pone de pie para vestirse.

                              *-*-*-*

Ya fuera se encontraron en la ciudad subterránea que se había logrado construir durante este tiempo.

Parecía una ciudad de verdad, incluso tenían luz que pasaban a través de dispensadores robando la luz del sol.

Y los soldados se comunicaban a través de las radios. Que también les daban a los que salen afuera en caso de emergencia.

Mikasa se dirigía a los nuevos reclutas de la tropa de recolección, su trabajo era guiarlos y enseñarles a sobrevivir un día afuera.

Llevaban a cargo de uno a tres niños de unos doce años cada recolector.

Diario para olvidarte (finalizado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora