Capítulo Uno

1.1K 97 5
                                    

El pequeño Ramón de diez años observaba entusiasmado como varios trolls encontraban al amor de su vida mediante la música. Era su festejo favorito de la larga lista de eventos que poseía su hogar, pues encontraba mágico como parecía que sus almas encajaban de manera perfecta y armoniosa.

Soñaba con tener la edad suficiente para poder cantar y encontrar a su alma gemela, y así recuperar su felicidad; y con ella sus colores.

Sonríe enternecido cuando ve a una nueva pareja formarse y unirse en un tierno beso.

-¡No puedo creer que los adultos hagan eso!

Una voz aguda pero melodiosa se queja con disgusto, asustando al pobre niño gris. Le parece extraño que la princesa Poppy este allí con él y no presenciando el evento desde cerca, ¿Cuándo había llegado?

-¿Co-como llegaste hasta aquí? – pregunta algo nervioso. Nunca había sido muy bueno en cuanto a socializar, menos cuando se trataba de ella. ¿Y si decía algo que la ofendía y el rey Pepe lo castigaba?

-No me gusta el día de las almas afines, ¡por favor! Demasiado cursi, me da nauseas ver como se besan sin siquiera conocerse – la princesa de seis años saca su lengua algo asqueada – escapé para que no me obliguen a mirarlo de cerca, caminé hasta encontrarte aquí. ¿Qué es eso que construyes?

Poppy habla demasiado rápido para el gusto de Ramón, quién con suerte podía seguirle el ritmo de conversación. Tampoco le gustaba mucho la idea de que ella supiera sobre su gran plan de construir un búnker de supervivencia contra los bertenos, quizá lo tomaría por loco. Pero era su princesa... no podía mentirle.

Le contó cada detalle de su plan y el por qué lo hacía, Poppy escuchaba atenta y de vez en cuando le recordaba lo paranoico que era, que era imposible que esos horribles monstruos los encontraran allí. Entre juegos y bromas, ambos niños pasaron su día de las almas afines juntos. 

Día de las Almas Afines [Broppy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora