Prólogo

50 9 0
                                    

—¡Tú, tú, tú! ¿Por qué tienes que ser siempre así?

—¡¿Por qué tienes que ser tú así?! ¿Qué es lo que tanto te disgusta de mí que no paras de meterte conmigo? ¿Qué pasa contigo? ¿Acaso te gusto o qué? ¿Eres una tsundere? ¡Si te gusto dímelo y ya está! —Después de decirle esto, me tumbé bocabajo en el sofá, Darkness enarcó las cejas.

—¿A quién le va a gustar un virgen perdedor hikimori como tú? ¡Es difícil decir lo idiota que eres!

—¡Para, por favor, para! Es importante que pula el anillo que puso a mi cargo Iris. ¿No es valioso o qué?

Mientras Darkness me agarraba del cuello, yo le enseñé el anillo y me resistí.

—¡Estoy cabreada porque es un objeto importante! ¡No te atrevas a limpiar con su sucio pañuelo el tesoro de la princesa Iris! ¿No sabes qué ella siempre lo lleva consigo?

—¡No seas tan dura! Incluso a mí me ha dolido eso... Puede que sea un pañuelo barato, pero estoy cuidando con completa y absoluta seriedad este anillo lleno con los sentimientos de Iris, a mi manera claro.

—¡¡No hablo sobre el precio del pañuelo, sino que es tu pañuelo y seguramente a veces te limpias los mocos con él!! ¡Cómprate un nuevo paño de pulir pero ya!

Darkness siguió gritando durante un buen momento y hasta que finalmente me dejó libre, después se hundió en el sofá con una expresión de cansancio en el rostro.

—No me lo puedo creer... Lo cierto es que estar a tu lado cansa mucho. A pesar de que finalmente he regresado a este pueblo, no me siento demasiado descansada.

—Eso tendría que decirlo yo. Tú habitualmente me metes en problemas y en ocasiones hasta tienes la cara de sermonearme con esa cara tan seria que pones. Tú, a pesar de que estás en lo más bajo de la nobleza, sigues siendo una noble, ¿no es cierto? Lo que yo creo es que no te haría ningún daño mostrarte un poco como una mujer joven de la nobleza, como una señorita o algo así.

—¿Qué? ¿Qué dices sobre que estoy en lo más bajo? ¡La Casa Real de los Dusstyness es conocida como la daga del reino! Y dices eso en contra mía, que somos lo más bajo de la aristocracia, que soy una noble sin importancia... A pesar de que el mundo es grande, creo que tú eres la única persona que puede decir una cosa tan deprimente.

—Oye, sí quieres hacerme un cumplido, házmelo de forma que lo entienda.

—No es ningún cumplido...

Darkness acomodó la espalda en el sofá y le dio unos sorbos al té rojo que estaba sobre la mesa.

—Tú siempre has sido así, cuando te revelé mi status social, estuviste más interesado en mi nombre de verdad que en otra cosa.

—Oi, ¿qué hay de ti, Lalarina? No quiero que tú me llames tío raro. Eres una noble ignorante, una aventurera y también una masoquista. ¿Pero cuántos atributos quieres tener tú? Serás avariciosa...

Darkness puso el té rojo que estaba bebiendo sobre la mesa.

—Como esperaba... Me parece que algún día tendré que arreglar las cuentas contigo.

Yo observé a la frustrada Darkness mientras bebía también me bebía un té rojo.

—Oh, está delicioso. Normalmente eres bastante torpe, pero sabes hacer un té bastante bueno.

Eso mejoró el humor de Darkness un poco.

—Ha, dices que mis platos no son demasiado buenos, pero mi café es genial. El truco para hacer un buen té es calentar primero la copa y luego echar hasta la última gota en ella. Si me pides perdón por el lenguaje de antes, no me importaría volver a hacerte té.

—Lo entiendo, lo entiendo. Te pido perdón por haberme metido contigo. No es demasiada disculpa, pero si fracasas como noble, siempre puedes contar conmigo para que te contrate como sirvienta.

—¡Fracasar como noble! ¡Eso es imposible! Tú de verdad que no entiendes nada. Pensé que eras un vago y un incompetente, pero hay veces en que tomas el control y actúas con valor, por las noches te juntas con gente de lo más rara, a veces haces cosas de las cuales no puedo hablar demasiado bien. ¿Quién eres tú de verdad?

—¿Quién soy de verdad? Todo el mundo es igual, eso depende de si estás de buen o mal humor. Soy normal, como cualquier otro. Siento no ser un héroe serio...

—¿De veras? No lo sientas... La verdad es que antes que un principio o un héroe prefiero a un hombre normal. Por ejemplo, alguien como tú.

—¿Ehhh? ¿Pero qué significa eso? Primero Megumin y ahora tú, ¿por qué no me no lo decís más claramente? De una forma que hasta un virgen como yo pueda entenderlo.

Al decir estas palabras, Darkness sonrió un poco.

—Vamos, ¿qué crees que significa? —preguntó ella de buen humor, mientras le daba un largo trago a su té rojo. 

Konosuba novela 7: La novia de los 110 millonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora