My King. || Emiliaco. [Terminada]

❤️👑🖤

Maratón 3/5

Una enorme disculpa por la tardanza. 🙇

Miles de pensamientos pasaron por la cabeza de Emilio al escuchar aquello. Tales como: ¿Qué?, ¿Escuche bien, verdad?. ¿Joaquín es JB? ¿Tan estúpido soy como para no haberme dado cuenta antes? Porque claro que después de pensarlo un momento, tenía todo el maldito sentido del universo ¿Escuche bien, verdad? Esperen, ¿qué?

Sin embargo, dentro de la mente de Emilio había un pensamiento que dominaba sobre todo los demás. Y ese era:¡Maldito Heros! ¡Voy a matarte!

—¿Eres JB? —pregunto Emilio, todavía con los ojos completamente abiertos, y la sorpresa impregnada en su voz. Fue el turno de Joaquín para parecer sorprendido, y sonrojado.

—¿Conoces mis libros? —pregunto el mayor, en un susurro.

Emilio trago saliva. Mientras en su mente comenzaban a pasar todos los títulos que había leído de JB. Títulos que ahora podía pensar como de Joaquín Bondoni. Aquello lo estaba haciendo sentir demasiadas cosas, y todas ellas diferentes la una de la otra. Joaquín había escrito "Inefable = La forma de tu mirada." Joaquín había escrito "Las horas para verte." Joaquín había escrito "Cosas que se resumen contigo" Joaquín había escrito "El querer quererte." Y sí, bueno. Emilio mentiría si dijera que eso no lo estaba volviendo un poco loco.

Asintió antes de contestar.

—He leído todos tus libros. —acepto, haciendo que Joaquín se sonrojara por completo en cuestión de segundos.

¿He leído todos tus libros? Por el amor de Dios, Emilio literalmente había releído cada uno. Había escrito sobre ellos en sus canciones. Había reído, llorado, gritado y se había emocionado con cada palabra que había leído. Había pensado en Joaquín cuando los había leído. Había deseado que Joaquín los hubiera leído también simplemente para tener una conexión con el castaño. Había viajado con sus libros. Había dormido con sus libros. Emilio se había hecho un amante de cada personaje que le recordaba a Joaquín en cada uno de los libros.

Pero claro, simplemente había leído todos sus libros. Ni siquiera podía creer lo tonto que sonaba aquello. Lo que había hecho no era nada comparado con haberlos leído, y ya. Él literalmente los había vivido.

—Oh. —dijo Joaquín, con voz débil. Pero, ¿Cómo no estar tan débil como se podía estar?

Emilio había leído sus libros. Había leído todos aquellos libros que representaban cada cosa que había sentido al estar con el rizado. Que representaban cada emoción que Emilio le había hecho sentir, y cada emoción que aun estando lejos todavía le hacía sentir. Que representaba todo aquello que había sentido cuando tenía 17 años. Y Dios, todavía con el libro que recientemente estaba escribiendo, estaba representando cada cosa que Emilio le estaba haciendo sentir, cuatro años después. Emilio había leído lo que representaba aquello que había sentido cuando Emilio lo había dejado. Eso se entendía bien al final de uno de sus libros, de hecho.