The New Hacker

S i e t e

Las cámaras en las que cierto azabache mantenía su mirada, simplemente no mostraban nada. Jaehee y Jumin observaban con detenimiento, preocupación y nervios aquella pantalla que reflejaba la vigilancia de C&R, deseando que, tras perder comunicación con los guardias enviados y los gemelos Choi, estos aparecieran por alguna de las puertas del lugar. Las cosas surgieron tal y como lo esperaban; múltiples guardias de seguridad aparecieron el el lugar, guiando a un rubio, un pelirrojo, y un par de albinos, de los cuales, uno sostenía el cuerpo de la persona que había desaparecido hace tanto tiempo.

Jumin no pudo evitar no reaccionar de inmediato, levantándose y llevando su andar tan rápido como sus piernas se lo permitían, seguido de él, Jaehee reaccionó, arrastrando su andar de la misma forma que la de su jefe, hasta la entrada trasera del edificio.

—¿Que sucedió? —Interrogó la castaña con gran preocupación.
—Rápido, hay que llevarla a mi oficina. —Soltó el azabache sin pensarlo dos veces.

Tras aquellas palabras, Zen se dispuso a obedecer al igual que todos los demás, llevando su andar hasta aquel área donde las cosas se complicaron aún más.

Saeran había dado a conocer la realidad detrás de aquella joven que en inconsciente estado se encontraba, todos estaban anonadados, no lo entendían y la actitud hostil del ojiazul era aún más extraña, ¿Por qué tal coincidencia? Quizá porque ambos estuvieron en magenta, ¿Sería acaso posible que Mc también llegara a beber de aquel líquido azulado al que Saeran se aferraba a llamar Elixir? Las dudas no tardaron en surgir en el interior de cada uno de los miembros de la R.F.A como un mar desbocado, comenzando un naufragio aterrador que fue apaciguado por la voz calmada del director ejecutivo del edificio en el que se encontraban.

—No podemos sacar conclusiones apresuradas. De nada va a servir alterarse. —Soltó con todo el tacto que pudo para la situación en la que se encontraban.
—¿Que estas diciendo? —Interrogó Zen con su típica hostilidad hacia Jumin.
—Zen, creo que, por esta vez, deberíamos hacer caso a las palabras del Señor Han. —Comentó Jaehee intentando evitar algún revuelo secundario casi completamente ajeno al que ya tenían que atender.

Zen guardó silencio, terminó tragándose su enojo para así incoarse a un lado del cuerpo inconsciente de aquella dama por la que tanto afectó sentía cada uno de ellos. El silencio reino por unos instantes, y entonces, sutiles susurros lograron escapar de entre los labios del curioso pelirrojo.

—Saeran, si quieres ayudarla, tendrás que darnos más información.
—¿Y ella se enoja? ¿Si se entera? Puede hacerle más daño a él que a mi o cualquiera de nosotros.
—¿Él...? Como sea, no lo hará. La protegeremos nosotros mismos si eso te hace sentir más tranquilo.

El albino dudó por vagos instantes en los que las miradas de todos y cada uno de los miembros se mostraban suplicantes, cada quien con una mirada preocupada, realmente perdida en la ilusión de que el menor de esos gemelos, les dijera lo que sabía.
Saeran trató de ocultar la mirada, refugiarla inconscientemente en su hermano, pero entonces percató que incluso la mirada de Saeyoung le rogaba que se lo dijera. No podía negarse... Él realmente quería protegerlo, pero tenía miedo de no ser tan fuerte como esperaría, ¿Y en esos instantes quién podría ser su fuerza?

Su mirada bajó por completo, ¿Por qué las cosas debían resultar de esa manera? ¿Por qué el también tenía que estar cegado por las engañosas palabras de esa mujer? Le dolía en lo más profundo de su ser... Siendo que él fue cómplice de aquel engaño en un pasado que se veía y estaba bastante lejano. "Saeyoung, por favor crea una máquina del tiempo" pensó infantilmente, volviendo pronto a la cruel realidad.

—Mc, él... Fue ayudado junto conmigo por Rika, ambos crecimos con la idea de que el paraíso, Mint Eye, era lo que le esperaba al mundo, nuestra salvación, y nosotros queríamos eso, porque no queríamos ver a mucha más gente en una situación como la nuestra. —Comenzó a explicar con un tono bajo y triste. —Él no era tan diferente a nosotros, quizá él vivió peores cosas, o incluso podría asimilarse por completo a la infancia que tuvimos Saeyoung y yo, por eso... Aunque él realmente no deseaba tomar el elixir, yo lo arrastre a hacerlo, corrompiendo su ser con cada trago que diera, pues parecía ser menos susceptible al mismo. Incluso creí que enloquecería.
—Entonces, ¿Ella fue llevada junto contigo a Minta Eye después de que me apartara? —Interrogó Saeyoung anonadado.
—Sí.
—Momento, momento... —Un confundido Zen llevando su mano con gran confusión. —Si es así, ¿Como es que V no lo sabía? ¿Y como es que Seven no encontró esos datos sobre Mc?
—Al igual que a Saeyoung, Rika se encargó, secretamente, de cambiar todo de él. Su nombre, su edad, su lugar de nacimiento y crianza. Ella eliminó de la faz de la tierra al niño que era, quedando tan solo su nuevo él.

El lugar se sumergió nuevamente en silencio, haciendo que Saeyoung, el hacker que no había podido investigar nada certero o verdadero, llevara sus manos hasta sus labios, apoyando sus codos en sus rodillas, ahogando los lamentos que en su cabeza gritaban sin cesar.
Los deseas no se quedaban atrás, ¿Como es posible que Rika tuviese el poder para lograr algo así? No lo podían entender, no lo lograban hacer, ¿Era por eso que se había arriesgado a poner una bomba en su apartamento? ¿Tenía contactos tan poderosos incluso a espaldas de V?

—Yo... Tengo una duda... —Musitó Yoosung alzando la mirada, conectando esta con Saeran. —¿Por qué te aferras a llamar a Mc "Él"?

Ante tal pregunta, las miradas que se pegaban a los orbes violetas del rubio, se deslizaron con rapidez hasta aquel que estaba siendo interrogado. Era cierto que era la única pregunta que quedaría al final de toda esa situación, pero Yoosung es Yoosung, y eso ningún miembro de la R.F.A podría cambiarlo, aparte de que no podrían negar que ese era un dato que incluso aquellos querían conseguir.

—Porque es un chico. —Respondió el ojiazul en corto.