𝘊𝘢𝘳𝘦𝘴𝘴𝘦𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘥𝘪𝘴𝘵𝘳𝘶𝘴𝘵

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Tae Yong

Ya era lunes y por desgracia, había pasado un día desde ese maravilloso encuentro que tuve con Ten. Después de quedarnos dormidos ambos el sábado por la tarde, Ten se fue cuando se despertó, dejándome un mensaje de texto diciéndome que se había ido y no me había dicho nada para no despertarme, dios, que lindo es.
El domingo entero nos la pasamos hablando por teléfono de cosas triviales ya que ese día había una fuerte tormenta y ninguno de los dos quería que el otro saliera a la casa de alguno para que se resfriara con la fuerte lluvia o que le pasara algo peor. Ahora es lunes y me encuentro de camino al Instituto en soledad, con el olor a tierra mojada penetrando mi nariz. Esta un poco nublado y hacía algo de fresco, pero nada que una buena sudadera fina no pueda combatir. Avancé unos pasos más y ya estaba en las grandes puertas de la institución. Tres pasos más y ya me encontraba en el gran pasillo, donde casualmente estaba mi pelinegro. Me acerqué a él sin prisa y le tomé de los hombros

–Pero bueno, pero si mi niño a llegado a su hora—hablé de forma burlona mientras jugaba con algunos pelitos de la parte de atrás de su cabeza.

Sinceramente me sorprende que haya llegado a su hora, ya que casi nunca suele ser así. Es verdad que hace unos días llegó en punto, pero me sigue impresionando que sea puntual. Llamadme loco, pero es así.

Ten

Ya era la mañana del lunes, y mis ganas de llegar a clases eran aún más fuertes que las normales.
Nunca solía llegar a mi hora pero de pensar que Tae Yong iba a encontrarse sentado a mi lado y no iba a estar como cuando lo conocí, me incitó a vestirme rápido y ponerme rumbo al edificio para llegar a mi hora.
Por el camino, me quedé pensando en la apuesta que le hice a Tae Yong, este tenía que pasar cinco días sin poder tocarme, ni besarme, ¿Cómo haría yo por aguantar besar los dulces labios de Lee Tae Yong? Pensé entre suspiros. Ya había pasado un día, el cual no estuvo muy mal por mi parte, ambos nos quedamos en casa hablando por llamada para así no salir con la tormenta. Solo llevamos unos días, y ya empiezo a darme cuenta de lo fuerte que late mi corazón al oír su nombre, el nombre del pelirrojo..

Unos minutos pasaron hasta que al fin, llegué a las puertas del Instituto. Me adentré después de pensarmelo dos segundos por culpa de mis nervios, hoy teníamos un examen y yo me había pasado el fin de semana expuesto a Yong. Respiré profundo y me adentré en los pasillos, donde caminé por segundos hasta notar como alguien sujetaba mis hombros y jugaba con mi pelo.

–¿Yong? Sólo, llegué antes, para verte–afirmé y centré mis ojos en los suyos con una fina sonrisa en mis labios.—¿Te gustaría besarme para darme los buenos días? Que pena que tengas que cumplir tu promesa..

Seguíamos andando a la vez que nuestras palabras nos juntaban el uno con el otro haciendo así como si estuviéramos solos en ese pasillo tan largo y llegó de taquillas con diseños extraños.

Tae Yong

Torcí mi boca al escuchar sus palabras. Si quiere jugar a quién es más cabrón, se puede preparar.

–Puede que tenga que cumplir mi promesa, pero eso no me impide hacer esto—coloqué mi antebrazo en su cuello y le apoyé contra las taquillas. Doy gracias al señor de que nadie este en el pasillo.

Retiré mi brazo de su cuello, colocándolos a ambos lados de su cuerpo. Acerqué mi cabeza a su cuello y rocé lenta y torturosamente mi nariz por el, haciendo que su piel se erizara, provocando un suspiro en el pelinegro. Mis labios tocaron ligeramente su clavícula, sacando en mi una sonrisa al escuchar mi nombre en un susurro en sus labios. Pose mi dedo índice en sus labios para que este no siguiera emitiendo ningún sonido.

–Shhhh—aspiré un poco su olor corporal—hueles muy bien hoy pequeño—tomé con mi mano izquierda su mejilla y le dí un beso en la contraria

𝘉𝘭𝘢𝘤𝘬 𝘔𝘢𝘴𝘬;: ȽαҽƚҽɳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora