Day 7: Dream (Free day)

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Dicen que al despertar a los pocos segundos todo recuerdo de tu sueño desaparece.

Se cree que hay personas que son capaces de recordar durante unos minutos; Avión Disparando hacia el Cielo experimento algo parecido a aquello.

Fue una tarde cuando despertó de un largo sueño, estaba en una camilla de hospital, con el pitido contante de la máquina de pulso como su única compañía solo fue capaz de soltar un gran sollozo antes de que las lágrimas comenzaran a caer por sus ojos y rodar por sus mejillas; cuando la enfermera llego con él y llamo al doctor los sollozos se habían convertido en gritos de dolor, no importaba cuanto le preguntaran que era lo que ocurría el solo podía contestar con una frase:

"No lo sé"

No lograba comprenderlo, no sabía el por qué su corazón dolía como si se le hubiesen apuñalado.

Solo le dolía, le dolía demasiado.

Sabía que algo le había sido arrebatado, algo muy importante pero no lograba recordar que era.

Mientras estaba en la sala de recuperación pasaba varias horas mirando la ventana, los edificios altos y las calles transitadas se sentían tan ajenas para el que le aterraba, como si el realmente no perteneciera a ese lugar; la televisión o cualquier aparato electrónico le generaban demasiada incomodidad a tal grado que no podía mirarlos fijamente; cuando no miraba la ventana salía al pequeño jardín del hospital donde se mantenía sentado en una banca, mirando al cielo como esperando a que aquello que le hacía falta callera ante el por un milagro, pero sabía que eso jamás ocurriría. Por las noches su cabeza estaba llena de nieve blanca, de grandes construcciones de hielo, una capa negra y un pálido rostro borroso; no importaba cuanto lo intentara, jamás podía ver ese rostro con claridad; intentarlo solo lo llevaría a despertar con los ojos inundados en lágrimas y siendo incapaz de emitir otro sonido que no fuesen sollozos.

Cuando finalmente pudo volver a casa se encontró con un cuarto desordenado y una computadora calcinada, el ver sus viejos borradores escritos a mano desordenados le genero una sensación de nostalgia; avanzo a su habitación donde encontró su teléfono muerto, respirando profundamente para controlar esa extraño rechazo a la tecnología lo tomo para ponerlo a cargar mientras organizaba su pequeño departamento; abrió la ventana dejando que la briza fresca del invierno llegara él. El delicado toque frio del viento le generaba de manera irónica una sensación cálida en el corazón; durante las noches en casa dormía con la ventana abierta sintiéndose tranquilo con la briza fría envolviendo su cuerpo.

Cuando su casa volvió a verse como un hogar decente se atrevió a tomar su teléfono celular que había dejado abandonado desde que volvió a casa, lo primero en recibirlo al encenderlo fueron los mensajes y comentarios en su novela; pero todos eran tan raros que parecían referirse más a un fanfiction gay que a su novela de semanales; sin entender el porqué de esto decidió entrar en su cuenta descubriendo en la extraña quimera que se había convertido su obra; no lo negaría, era muy buena; y los ingresos que estaba generando en su cuenta bancaria eran igual de buenos, pero había algo, alguien que le hacía centrarse en un párrafo o dos sin avanzar de ahí.

Mobei-Jun.

Ese nombre lo conocía, él lo había creado, era normal que se sintiera familiar, pero había algo que le hacía sentir más personal, más íntimo. La relación de ese señor demonio con su subordinado humano se sentía tan real que de alguna manera se sintió envidioso de Shang QingHua. ¿Por qué ese carne de cañón tenía ese final? ¿Por qué se alejó de Mobei-Jun?

Pese a ver sido el quien lo escribió no lo entendía.

Releer ciertos textos de la novela se volvieron una rutina antes de dormir, los sueños parecían ser más claros y más tranquilos, el rostro borrosos se volvía cada vez más visible; pero cuando esos brillantes ojos azules se toparon con los suyos el dolor en su corazón volvió con mayor intensidad; y entre sueño y sueño se le podía escuchar murmurar:

"Lo siento, yo no quería irme."

Pero el hermano avión no lo sabía, pues al despertar esa frase desaparecería de su mente junto con esos ojos azules que le miraban como si fuese un valioso tesoro.

7 Vidas.| OS. |MoShang Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora