Capitulo 12. These Days

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Mi corazón latía como la brisa rápido pero feliz,  sentía como el sol se colaba por entre los poros de mi piel como una energía creadora. Estábamos muy cerca de Buenos Aires Argentina al fin!! Los del camión nos dijeron que por las reglas de la municipalidad no podían entrar a la ciudad con un  camión  de 18 toneladas, así que nos propusieron desayunar en Carlos Keen. Era un pueblito encantador de unos 400 habitantes en apenas 6 cuadras  de arquitectura neorromántica, fundado a finales del siglo XIX alrededor de una estación ferroviaria que recién en 1992 había dicho para siempre adiós al tren, por lo tanto el crecimiento del pueblo se había detenido;  yo moría de hambre y  de emoción. El pueblo me pareció extraordinariamente bello una postal sacada de otro tiempo, con un aire rural encantador  de fotografía por donde se ponía la vista.  No se veían anuncios de restaurantes o cafeterías. Eran las 6 de la mañana le pregunté a mis amigos argentinos donde íbamos a desayunar. - No te preocupes hermosa, Marisa nos quitará el hambre. Marisa era una chica muy joven, alegre y bonita que atendía la carnicería del lugar. Efectivamente no había restaurantes ni nada parecido pero una vez conversó con sus amigos, colocó una mesa con sillas afuera sobre el césped, al rato volvió con café, empanadas de carne y unas tortitas exquisitas. - Marisa como un lugar tan hermoso no tiene ni un restaurante, ni un café- Le dije.  -. Este lugar está muriendo.- me respondió -. desde que el tren dejó de pasar ya no es igual. Tal vez un día me vaya para Buenos Aires, dejó el negocio de la familia y me dedico yo que sé a las finanzas-. Deberías poner un restaurante, esto ha estado delicioso,  exclamé bebiendo mate  que era el final de un desayuno genial.  - Martín estaba embobado con Marisa. Cuando nos despedimos el mismo recogió el dinero del desayuno y sospecho que le dejó a Marisa una propina memorable. Los del camión se despidieron cariñosamente de nosotros. En esas sonaron las campanas de la parroquia de San Carlos Borromeo que estaba a dos pasos del lugar, saqué mi cámara y tomé un par de fotografías. Marisa nos tomo una foto a los 4, la parroquia era tan hermosa como el pueblo, yo entre y ore. Le pedía a Dios por mi familia, por mis amigos y por mi país. Unas señoras que estaban allí me saludaron y conversaron un poco conmigo, al otro día el 4 de noviembre se celebraba la fiesta patronal y por eso la parroquia había abierto tan temprano para adornarse y preparar las fiestas - .Buenos Aires está a una hora de aquí son 83 kilómetros, tenemos tres opciones esperamos un autobús, un taxi o caminamos. - Dijo Fredo. Una de las señoras nos envió con su esposo que iba a la ciudad de compras. Nos empacamos en un precioso Ford 1965, el camino era una delicia, no tanto para el pobre señor porque nosotros ya necesitábamos una buena ducha, adicional a la pelea de Patricia y Martín que de nuevo discutían esta vez por los comentarios idílicos de Martín sobre Marisa. Cuando les pedí que dejaran de pelear, Martín cerró la discusión tajante -. Por mi me quedaría al lado de esa preciosura le ayudaría a montar su restaurante y me moriría de viejo teniendo una vida simple y feliz.-  El anciano fue muy amable nos dio toda una clase sobre modismos argentinos, sitios que visitar, como llegar, donde hospedarnos, no quiso recibir dinero y les recomendó a Patricia y Martín " Un sano divorcio". Nos dejo  en el centro en la avenida de Mayo; Fredo nos guio por el barrio Monserrat  el más antiguo de la ciudad. Nos detuvimos cerca a un teatro, entramos a un hermoso edificio  antiguo pero bien conservado. Fredo nos condujo a un departamento precioso con una vista impecable. Era el hogar de Alfonso, que lo ponía a nuestra disposición. Nos dejo instalados y se fue  a la Recoleta a ver a su madre, vendría en la tarde para salir a  cenar con nosotros. 

El apartamento era un lujo, lleno de fotografías de viajes, de recuerdos....muchas fotos de Alfonso con su abuelo con su familia. Realmente debía ser un hombre encantador. Patricia y Martín ya sin tantos testigos se desbocaron en una discusión con gritos, groserías y frases hirientes que iban subiendo de tono y de color hasta llegar a tornarse peligrosa. -¡Ya basta estoy harta de sus idioteces!, no habían terminado ya?, porque no se dejan de una buena vez y ya!!_ dije entre molesta y cansada. Patricia lloraba a lagrima viva, Martín fue a ducharse.  Paty trato de hablarme pero el llanto no la dejaba. Finalmente se quedo dormida en el sofá. Yo fui a la ventana, la ciudad era hermosa y bañada de una luz cálida de primavera austral. Martín me dijo que necesitaba respirar que saldría a darse una vuelta. Anoto el numero del teléfono del apartamento y me prometió telefonear para que nos viéramos.  Yo en mi inocente concepción de la vida creí sinceramente que podía dejar a Patricia un momento  y tomar una merecida ducha. El cuarto de baño era precioso y me di un gran y delicioso baño. Uno a los 18 años no necesita mucho para verse bien así que media hora después salí vestida, peinada y arreglada gracias a ese baño bien dotado de Alfonso, que para ser un hombre que vivía solo tenía todo lo que un ser humano, hombre o mujer pudiera necesitar a diferencia de la mayoría de hombres colombianos de esa época que daba la impresión de usar solo una barra de jabón para todo; al salir no encontré a Patricia. La busque hasta debajo de las camas y dentro de los armarios.  No sabía que hacer, cómo ubicar a Martín y menos a Fredo. Agarre las llaves, corrí a la portería, el gendarme me dijo que no la había visto salir. Me devolví me senté junto al teléfono rogando al cielo que Martín llamara. Por un momento observe las amplias ventanas y comencé a asomarme por cada una, en la ventana del estudio allí estaba, sentada en el alero. Me quede callada, tenía miedo de decir algo y que se botara del séptimo piso en el que estábamos. Pero ella dijo - Deja de mirarme así Adra. solo estoy tomando el sol. - La convencí de tomar una ducha no sin antes esconder toda cosa con la que pudiera cortarse. Me quede con ella mientras se bañaba, hablamos un poco sobre el tema de Martín. Me juro que era la ultima vez, que era el fin del fin. No se cumpliría pero por lo menos para cuando Martín llamó estaba más calmada. Ya era medio día. - Adra encontré un restaurante de lujo trae a ese saco de drama y almorcemos muero de hambre.- me dijo con voz conciliadora.

El saco de drama y yo fuimos a unas cuadras según las indicaciones de Martín que siempre fue muy bueno para orientar direcciones y lugares. El restaurante se llamaba el Globo. Antiguo y especial como todo en Monserrat. Martín estaba junto a la ventana apenas nos vio se puso de pie con una sonrisa, nos alcanzó en la puerta nos condujo a la mesa con gran caballerosidad. El restaurante era un encanto con un ambiente entre europeo y argentino, la comida estaba deliciosa, diferente y abundante. Nos llevaron un postre especial. De alguna manera Martín estaba tratando de resarcirse.  Esa tarde por un momento olvidamos la relación toxica que teníamos los tres y que en ese momento de mi vida era incapaz de reconocer y nos fuimos de paseo por la ciudad volvimos a ser jóvenes, a reírnos a disfrutar de la magia del lugar, como amigos. Yo sabía que esa paz no duraría pero la verdad quería disfrutarme el día, ya tendría tiempo para remordimientos. Agoté el rollo de mi cámara ya no me quedaba una foto, necesitaba un rollo nuevo y buscarlo fue la excusa para gozarnos la ciudad.- Esto te debe costar bastante estamos desfinanciados Martín. El me replico -. Belleza no te preocupes, Camilo me presto algo extra antes de despedirnos-. Al atardecer nos acordamos de Fredo. Fuimos al apartamento, el chico estaba radiante se había quitado el overol y ahora parecía miembro de RadioHead, en esa época los chicos latinos nos debatíamos entre el glamour de la moda elaborada, chic, de cortes perfectos y el encanto del desaliño grunge. Hacía un año que se había suicidado Kurt Cobain líder de Nirvana, algo entre trágico y cool para nosotros.  Estar despeinados, con los vaqueros rotos y camisas a cuadros era lo in. 

Salimos a conocer la noche argentina. Primero fuimos a cenar porque Martín prefería un tiro en un pie que salir de fiesta sin comer, Fredo nos llevo a la cafetería francesa Tortoni una antigüedad muy hermosa con una rica comida pero con  un café decepcionante. Si, el café en Buenos Aires Argentina se sirve en cafeterías de lujo pero  es espantoso, debes ponerle azúcar para poderlo beber; cuando Fredo vio nuestra cara, dijo -. Que pasó cafeteros, no que los colombianos son famosos por su café, ¿no toman café?. Y ese es el punto: los colombianos tenemos el mejor café del mundo. Realmente ese café servido de forma impecable y elegante del Tortoni estaba  sobre tostado y de variedad robusta que nos rompía el paladar dolorosamente.  Hubo comida, miradas y tango.  Era viernes y el cuerpo quería fiesta  así que fuimos a un sector de la ciudad llamado San Telmo, a un bar nuevo llamado "Mitos Argentinos" El mejor lugar para rockear. No recuerdo cuanto bebí , ni como resultamos con un grupo de argentinos en el Palermo, menos como llegamos al apartamento a dormir. Solo podía recordar que me había reído mucho, que había bailado y que  todos hablaban de  ciudad de Río Tercero, en donde ese día explotó  la Fábrica Militar dejando un saldo de 7 muertos y cientos de heridos. cada uno tenia su propia teoría de conspiración.  Unos decían que la habían destruido para eliminar las pruebas que conectaban el contrabando de armas a Ecuador con el presidente Menem, quien gobernaría ese país una década entera desde el 89. Ese gobierno de impulso al capitalismo más salvaje y corrupción  le traería a Argentina una de sus crisis más memorables comenzando el siglo XXI, toda esa gente sonriente que conocí ese día que ya estaba viviendo el desempleo y el estancamiento de la economía, no sabía lo que les esperaba. Llegamos teniéndonos unos con otros, me dormí . Al otro día muy temprano me despertó un beso en la frente, era Alfonso quien me miraba absolutamente asombrado.

 Al otro día muy temprano me despertó un beso en la frente, era Alfonso quien me miraba absolutamente asombrado

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Mi Amigo Intimo (Bon Jovi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora