F O U R T E E N

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Taehyung no paraba de reír.

Jungkook era pésimo en los bolos. Incluso el término "pésimo" le quedaba corto, porque él era lo que le seguía de 'pésimo'.

—¡No se vale! —Chilló el menor cuando el otro consiguió por séptima vez un strike. —¡Me invitas a hacer cosas en las que eres bueno sólo para verme derrotado!

—¡Mi invitiis i hicir cisis in lis qii iris biini síli piri virmi dirritidi! —Replicó infantilmente, ganándose un débil manotazo en el pecho. —¡Es mi venganza Spanky! Eres un cerebrito, yo un crack en esto de los bolos. Estamos a mano.

—¡Enséñame!

—¿Y qué gano yo?

—Te... —Se lo pensó antes de reanudar. —¡Te enseñaré a escribir decentemente!

—¿No tienes algo mejor?

—¡La ortografía es de suma importancia!

Tras meditarlo, Taehyung terminó por aceptar.

Hizo que Kook tomara una bola, lo llevó hasta la pista y mediante señas le indicó lo que debía hacer, lo cual hizo terriblemente.

Resignado, se acercó y él mismo lo acomodó. Tomó su cintura, situándolo en una posición en la que fuera sencillo que la bola llegara a su destino. Acomodó sus hombros, paseando sus manos por la zona; de ahí pasó a las piernas, creyendo haberlo dejado en una postura adecuada.

—Tira la mano hacia atrás. —Guió. Kook obedeció. —No emplees mucha fuerza. Tírala con livianura y...

—Esa palabra no existe. —Interrumpió.

—¡La cosa es que la tires suave pero no tanto! —Jungkook rió. Amaba alterar al mayor.

—¿Y cómo es "suave pero no tanto"?

—Un término medio.

Apretando sus labios, intentó hacerlo. La bola siguió su rumbo considerablemente bien, derrumbando la mayoría de los pinos. No todos, pero sí la mayoría, y ese ya era un avance.

—¡Bien! —Animó Taehyung, y poco después chocaron puños. —Ahí vas aprendiendo.

Siguieron la divertida rutina por alrededor de dos horas en las que estuvieron riendo, bromeando y parloteando. En aquel momento Jungkook ya se consideraba a sí mismo un experto.

Ni siquiera experto. ¡Profesional!

Habían quedado tan agotados que esas hamburguesas de pollo parecían las más ricas en todo el mundo, quizá porque se estaban muriendo de hambre y de sed. No hubo tiempo para charlar, sólo para comer y sonreírse "tímidamente" cuando cruzaban miradas.

Kook observó su alrededor, encontrándose en su búsqueda de nada -porque no estaba buscando nada- a un chico que no le quitó la mirada de encima. Tras tragar difícilmente convenientemente por los nervios que le producía ser analizado de esa forma, le devolvió la sonrisa en cuanto aquel desconocido sonrió hacia él. La de él fue coqueta; la de Jungkook fue meramente por educación.

—¿Por qué le sonríes a ese tipo? —La pregunta de Taehyung lo asustó. ¿Tan pendiente estaba siempre? No parecía.

—Por educación.

—Educación. —Repitió con guasa, aparentemente molesto. —Claro. —Lanzó lo que quedaba de su hamburguesa a la bandeja en medio de la mesa. —Qué chico tan educado es nuestro Jungkookie.

—¿Qué te pasa?

—Nada. —Bebió de un trago lo que quedaba de la soda; sin embargo, sin apartar sus ojos de los ajenos. —¿Por qué no vas? Él encantado.

—Eres un infantil.

—Infantil. Claro.

—Entonces explica tu comportamiento con otro término. —Esperó algo, mas nada llegó. —Exacto, porque el correcto es "infantil". Eres un infantil.

—¡Sólo digo que si estás conmigo, me mires y me sonrías a mí y a nadie más!

El grito que pegó llamó la atención de varias personas.

Jungkook quiso que la tierra lo tragara al tener esa cantidad de interés por algo tan bochornoso como lo era una escena de celos.

—¡No me grites!

—Ya qué. —Sin decir más, se levantó de la mesa. —Provecho. —Y entonces se fue, dejando al menor con la boca abierta.

¿Qué mierda fue eso? 




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