Textos Para El Alma

Lo que alguna vez fue...

En mi mente aún puedo escuchar tu voz diciéndome lo hermosa que lucía en una de nuestras tantas citas.

Cuando la noche cae y las estrellas resplandecen en el cielo, todavía oigo nuestras carcajadas al beber nuestra quinta cerveza mientras me contabas de tu último año de Universidad.

Al acostarme, puedo ver tu rostro frente al mío, tus ojos enfocados en la televisión que transmitía el partido final de béisbol y tus brazos rodeaban mi cintura para arrimarme hacía ti, repartías besos en mi cara en los comerciales.

Aquella vez que estabamos ebrios y me dijiste que me amabas sin separar tus orbes de los míos y besabas mis labios con ahínco.

Aún conservo nuestros recuerdos y de lo que fuimos alguna vez y del significado del uno para el otro. Eras mi cielo y yo era tu reina, aunque entre ellos hay una gran diferencia que no puede ser ignorada y mi corazón me decía que fuera cautelosa, pero no lo escuché y contigo me estrellé.

Dicen que con el transcurso de los meses, las prioridades cambian y las personas también, sin embargo fui incrédula.

Estaba tan ilusionada contigo, con tu romanticismo repentino, con tus cumplidos espontáneos, con tus sentimientos que sacabas a flote, con tus promesas, que al final solo fueron palabras vacías sin ningún sentido.

Por ti saqué fuerzas de dónde no las tenía y te las di, limpié tus lágrimas cuando tú no podías, te abracé cuando te rompías y te amé en tus peores momentos. Yo creí en ti y en lo que me profesabas, me enamorabas más al decirme que tenías miedo de perderme y que jamás podrías dejar de amarme.

Han pasado tres meses desde que decidiste dejarme y te ha sido tan fácil olvidar, que me pregunto si alguna vez estuve en tu vida o si fui alguien para ti.

Me enfoqué demasiado en darte todo de mi, que no me percaté de que ya no recibía nada, cada parte de mi ya se iba desgastando y únicamente era "la que siempre estaba".

Eso fue lo que hice. Darte y darte.

Mientras más te entregaba menos recibía.

Tú... tú me dejaste en el momento que más te necesitaba, me abandonaste y rompiste este corazón que alguna vez estuvo lleno de amor y esperanza por ti.

¿Sabes qué?

A veces desearía no amarte, desearía que nunca te hubiese mostrado mi pasión y de lo que era capaz de hacer por ti, desearía no haberme abierto contigo y enseñarte lo vulnerable que era, y sobre todo... Desearía no haberte conocido.