I PARTE

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I PARTE

—La luna está hermosa...

Dice Sakura. Su mirada es hermética y se pierde en el cielo; sin embargo su voz ya la ha delatado. Kakashi, desde la camilla, aparta la mirada de su libro y la posa en su dirección. Sólo logra ver sus espaldas, pero él no necesita observar la expresión de su rostro para comprender la forma nostálgica en que lo dijo. Para ella esa luna brillante y espléndida es un recordatorio al igual que lo es para él. El recordatorio de la última misión que tuvieron como equipo antes de que Sasuke se marchara de la aldea. Sus corazones se llenan de melancolía.

—...al igual que aquella noche.

•••••§•••••

Era entonces un tiempo en que existía una relativa paz, sin guerras ni amenaza cercana de destrucción en contra de la aldea, que recientemente había terminado de ser reconstruida por el ataque ocurrido en el transcurso de los exámenes chunnin más caóticos presenciados en mucho tiempo, y que recientemente acababa de elegir su nueva Hokage.

El equipo siete salía de misión a un lugar cercano a la frontera, desolado, según Kakashi.

Al pasar el tiempo y la distancia se hallaron con la sorpresa de que, al seguir avanzando, los árboles se hicieron frágiles: con troncos de poca firmeza y ramas tan delgadas como un brazo. Todo el bosque se redujo a ellos, extraños a sus ojos de niños que sólo conocían los perímetros de la profusión de sus árboles inmensos. Tuvieron que proseguir el resto del camino a pie.

Naruto abría la marcha, presuroso como siempre, arrebatado y revoltoso como una especie de huracán; hablando sobre cualquier tema que se le viniese a la cabeza, incluso si nadie prestaba atención. El sudor empapaba su frente bajo la cinta ninja —portadora del emblema de Konoha—, aunque la brisa fría refrescara su rostro descubierto y moviese sus pelos rubios que armonizaron con el sol radiante.

Kakashi le seguía a un ritmo pausado y monótono; no parecía fatigado, aburrido quizá sí, no obstante la mayoría del tiempo su cara plasmaba aquella emoción. A pesar de todo, estaba sumergido en la lectura de su pequeño libro naranja, cargado de perversiones eróticas solo actas para adultos, que le hacían poseer un sonrojo —imposible de notar— en cada mejilla cubierta por la fina tela de la máscara.

Consecutivamente Sakura proseguía tras los pasos de su sensei, dejando una gran distancia de por medio.

Y cerrando la marcha se hallaba Sasuke, fatigoso y furibundo, no quiso caminar rápido pero de igual forma le picó el tedio de andar lento, sin embargo, sus pasos siguieron ralentizados y no poseía ánimos para acelerar ¡No poseía ánimos para hacer nada! Ni siquiera para competir con Naruto, actividad que por lo general le entretenía.

La cólera lo embargaba de manera extraña. Extraña porque en realidad no tenía motivos para molestarse. O tal vez sí...

Escudriñó a Naruto, que en el frente tenía las manos situadas atrás de su cabeza, un gesto relajado; él se había vuelto tan fuerte en un instante, de manera imprevista. Una punzada de envidia recorría el pensamiento del Uchiha. Aún no podía creer que Naruto lo hubiese vencido, no directamente, pero al salvarlo y demostrar ese insólito poder del cual era portador, el orgullo de Sasuke tuvo una fuerte afectación. Es decir, si lo alcanzó en un segundo, en otro segundo lo habría de superar. "¿Tienes miedo? Gatito llorón" En ese momento Naruto se burló de él usando sus mismas palabras. Por primera vez en mucho tiempo se sintió débil e inservible. Y fue aún peor al enfrentarse contra Gaara, el tipo de la arena.

Desvió la mirada hacia su izquierda antes de que le dieran ganas de golpearlo. Sakura apareció en su campo visual, acaparando su atención.

Sus cabellos cortos se mecieron con suavidad al compás del viento, los vellos a lo largo de su piel se erizaron al contacto frío de la brisa que sopló repentina alzando los extremos largos de su traje, otorgando, por breves momentos, una clara visión de sus formadas piernas; ella parecía no percatarse de ello. Su caminar era parsimonioso a un ritmo delicado, y con cada paso su cadera se contorneaba con una sensualidad inocente, desprovista de intención. Todo eso lo observó Sasuke en un instante y un sutil calor emanó de sus mejillas.

Brillante Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora