III PARTE

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III PARTE

—Entonces... ¿no recuerdas nada? ¿Nada de lo que hicieron?

Para Kakashi aquello es más que sorprendente. Llegar a creer que lo que para él no fue más que un cuento macabro popular para asustar a los niños puede ser realidad. Sakura se cohíbe antes de responder pero ya no puede callar, sería insólito no decir la verdad a estas alturas.

—No por completo —responde—, recuerdo hasta cierto punto. Pero siento que perdí lo más importante... aquello que vimos.

•••••§•••••

Cuando Sasuke tuvo por completo los ojos abiertos lo primero que observó fue su reflejo difuminándose en la superficie del agua; se escudriñó bien, a pesar de la obscuridad de la noche, gracias a la clara Luz de la Luna llena. Observó la complexión de su cuerpo, la delgadez de sus brazos y piernas, recordó la dejadez de su andar, su estatura común, y entendió que... todavía era un niño. A pesar de que no quisiese aceptarlo y se esforzara en crecer deprisa. Era un niño. Eso lo hizo enfurecer de nuevo, con una furia extraña e inexplicable.

— ¡Sasuke! —gritó Naruto muy lejos— ¡Sasuke-kun! —volvió a gritar Sakura.

¡Quería tener poder, no comportarse como un niño al igual que lo hacían sus compañeros!

Ya no sentía esa satisfacción por estar siendo buscado. Ellos también lo trataban como un niño, un niño estúpido que se perdió. Se detuvo a mirar sus propios ojos. Encontró algo turbio en ellos. Una densa oscuridad se arremolinaba en sus ojos, hasta él mismo podía verlo, y su interior se llenó poco a poco del profuso deseo sádico de destrucción.

— ¿Sasuke-kun? —ese sonido cercano lo hizo salir de su abstracción; pestañeó varias veces para orientarse.

Sakura se acercó con cautela y timidez, Sasuke la atisbó a través del agua; su silueta era frágil y sus ojos verdes brillaban como estrellas. Ambos se miraron desde el reflejo.

— ¿Estás bien? —preguntó Sakura preocupada. Él asintió lentamente sin dejar de mirar el reflejo de ella, para notar que...

Sakura también era una niña, pero a diferencia de él, ella se hallaba impoluta. Tan limpia y clara como el agua. Tuvo una niñez sana; sin sufrimientos realmente dolorosos como tener tan cerca el aroma a muerte y odio. Sus padres seguían consigo, ella tenía familia. Tenía tantas cosas que él no se podía dar el lujo de poseer. Tenía la facultad de decidir su futuro, no de seguir la línea que alguien ya había trazado. Ella podía aprender; seguir sin la necesidad de olvidar. Ella podía tropezarse y caer para volver a levantarse, sin motivo a reprocharse. Ella podía avanzar sin un objetivo establecido, solo avanzar para sí misma y sus metas. Podía amar sin límites y ser amada si así lo deseaba, podía luego hacer una familia y tener una vida plena... Sakura podía vivir.

...Sasuke ya no sabía cómo vivir fuera de su línea impuesta.

Su corazón se llenó de resentimiento hacia ella, así como nunca lo había sentido, se llenó de una inapelable envidia de todo lo que ella poseía y a él le habían arrebatado. Y a partir de ese momento fue que deseó propinarle daño para que probara un poco del sufrimiento. Sólo un poco, para que así quizás dejase de ser tan ingenua y de mirarle con esos ojos de amor y devoción. Ingenua. ¿Acaso sabía ella lo que él guardaba en su corazón? ¿Acaso tenía una mínima idea? No. Si la tuviera probablemente no le miraría así.

—Voy a decirles a los otros que ya no es necesario que te sigan buscando —la voz de ella tembló un poco, la forma filosa en que Sasuke la miraba le aturdía e inquietaba.

Brillante Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora