Confesión

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Una vez que vi a Tsukishima alejarse de mí sabía muy bien que iba a buscar a Yamaguchi y lo dejé irse sin más. Si se confesaba a Yamaguchi antes de que yo lo hiciera no me preocupaba en realidad, yo le iba a decir lo mismo aunque fuera tarde, así que no tenía motivos para detenerlo...

Suspire muy fuerte y me quedé esperando en aquel lugar durante un buen rato. Hace poco habíamos estado sentados desayunando, así que aún estaban ahí las cosas de Yamaguchi.

Soy un can, así que si se me daba la orden de esperar por alguien hasta que vuelva, lo haré sin rechistar. Esperé a Yamaguchi durante un buen rato, inclusive estaba seguro de que la obra de mi salón ya había empezado, pero de ninguna forma iba a moverme, quizás hubiera sido inteligente de mi parte tomar las cosas de Yamaguchi e ir a la entrada de la escuela en donde estaba el puesto de su salón, pero no lo pensé por estar ocupado concentrándome en cuidar las cosas del pecoso.

–¿Qué haces ahí, Kuroo? –la voz provenía de un sujeto que conocía muy bien.

–Ah hola Akaashi, estoy cuidando las cosas de Yamaguchi –dije sin pensar en que realmente nunca había mencionado a Yamaguchi delante de Akaashi...ups...

–¿Yamaguchi? –larga historia, pensé –Como sea, vine a buscarte porque Bokuto me lo pidió, su obra de teatro ya comenzó y tienes que ayudarlos a colocar las cosas para los escenarios –Akaashi Keiji era mi otro buen amigo, él está en su segundo año de preparatoria y va en una clase diferente a la de Kenma –Vamos, no te quedes ahí sentado como si no entendieras lo que te digo –Inconscientemente baje mis orejas e hice una mueca como si me estuvieran regañando.

–Tengo que quedarme aquí hasta que venga Yamaguchi por sus cosas –sentencie aferrándome a las cosas del pecoso. Akaashi suspiró como cuando habla con Bokuto.

–Andando, si no vienes conmigo ahora tendrás que enfrentarte tú solo a Bokuto –dijo nuevamente Akaashi extendiéndome la mano para levantarme, hice mi cabeza hacia atrás con una gesto de desagrado –Perro malo –musitó la lechuza.

–¡Oye! No soy ningún perro...¿Acaso quieres pelear tú también? –grite poniéndome en guardia. Las cejas de Akaashi se torcieron, pocas veces solía hacer ese rostro estando conmigo, porque a decir verdad la mayoría de veces ese rostro está presente cuando está a lado de Bokuto. Pero antes de que nuestra pequeña "discusión" se hiciera más grande, Yamaguchi llegó corriendo hasta nosotros.

–AH, lo siento tanto Kuroo-san, lo dejé esperando mucho tiempo ¡lo siento! –Yamaguchi es muy lindo cuando se agita, pero como es un conejo su corazón puede desgastarse más rápido por este tipo de cosas, así que tiene que mantenerse saludable y sin estrés para que viva muchos años, eso lo sé porque desde que me di cuenta de que lo amaba, comencé a leer libros acerca de herbívoros y de conejos, puede que sea un poco pretencioso de mi parte (lo admito) pero si quiero vivir al lado de Yamaguchi, quiero saber un poco más acerca de su especie.

–N-no hay problema –dije agitando mi cola alegremente.

–¿Él es Yamaguchi? –Akaashi se acercó interesado al pecoso, a diferencia de Bokuto (quien si rodeo lo evidente él me seguirá el juego) o de Kenma (quien es demasiado analítico como darse cuenta de las cosas por sí mismo), Akaashi es más el tipo de la intuición, por eso aunque le dijera que no es lo que parece, no me gusta este conejo, es más, ni siquiera sé quién es...simplemente no lo creería. Yamaguchi tomó sus cosas y se disculpó una última vez antes de separarnos, mientras que Akaashi me escoltaba hasta mi salón para asegurarse de que realmente iba a ir a la obra y no a cualquier otro lado.

–Entonces, es por eso que has estado tan distante estas últimas semanas...–comencé a sudar un poco, no me gustaba el tono que estaba utilizando para decirme eso –De todas las especies...¿Por qué un conejo, Kuroo? –dijo finalmente.

El lobo negro (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora