Amor sin pizcas de dudas

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–Yo también tengo miedo de lo que pueda pasar más adelante en nuestra relación, Kuroo-san –dijo tímidamente Yamaguchi mientras miraba directamente el rostro de Tetsuro y éste le regresaba la miraba desconcertado ¿Cómo llegaron hasta esta parte? bueno...

Al día siguiente de la conversación con Kenma, Kuroo tomó la madura decisión de hablar de sus oscuros pensamientos con el pecoso, aunque por momentos quería seguir escondiéndose tras la mentira en lugar de enfrentar la dura realidad...

Debido a que se desveló su cabello estaba más revuelto que de costumbre y su entrecejo se cerraba al igual que sus ojos. Parecía que en cualquier momento mordería a alguien, así que la mayoría de animales se alejaban de él, dejándole un amplio espacio para que caminara. Kuroo mantuvo una mirada peligrosa todo el día, no quería que llegara la hora del almuerzo porque tendría que ver a Yamaguchi y aun no encontraba las palabras adecuadas para decirle la verdad, así que escarbaba en su mente buscando algo que le sirviera hasta quedarse sin ideas. En su mente sólo había espacio para las posibles respuestas que el pecoso le diría una vez que hablaran, algo como "no te me vuelvas a acercar o llamaré a un oficial" o ese tipo de cosas, Kuroo estaba seguro que por más valor que tuviera para decirle que tenía ganas de comérselo pero que de verdad quería atesorar más momentos junto a Yamaguchi, este simplemente lo miraría con repudio y se alejaría de él, estaba en todo su derecho, si alguien le dijera lo mismo a Tetsuro se apartaría de inmediato, sin embargo cuando llego a la cafetería y encontró al pecoso esperándolo supo que no quería engañarle durante más tiempo, trago una bocanada de aire agarrando valor y simplemente le hablo con sinceridad.

Sentados como siempre frente a frente, esta vez Kuroo comenzó con la conversación, diciéndole todos sus sentimientos al pequeño conejo. Una vez que el lobo se desahogó y esperando una mirada confundida, triste o enojada, lo que encontró en su lugar fue un conejo saboreando de su jugo de frutas sin preocupación alguna. Eso lo sorprendió bastante, pero lo que más le desconcertó fue la respuesta de Yamaguchi una vez que dejo de sorber.

–No es la primera vez que me dicen que me quieren comer, pero que me aprecian al mismo tiempo...–dijo esta vez mordiendo un emparedado con mermelada de fresas al mismo tiempo –Tsukishima también me dijo eso cuando éramos niños, pero lo hablamos y aun a la fecha seguimos siendo buenos amigos –menciono el pecoso tranquilamente dándole un buen mordisco a su emparedado –¿E-está bien, Kuroo-san? –dijo alterado Yamaguchi, después de admirar el rostro confundido del lobo negro.

Es que Kuroo simplemente no lo entendía ¿Por qué Tadashi era tan lindo con él, después de haberle dicho la verdad?

–Creí que me odiarías...

–Kuroo-san... –el cuerpo del lobo sintió un escalofrió recorrer su espalda –si de verdad tienes intenciones de seguir siendo mi amigo, entonces no me comerás...–el pecoso suspiro –así que voy a confiar en que no lo harás y que podremos seguir reuniéndonos como buenos amigos como hasta ahora –Tadashi sonrió.

El corazón del lobo negro comenzó a agitarse, los colores subían por su rostro y entonces lo entendió, la confianza que tenía Yamaguchi depositada en él, era lo único que necesitaba para sentirse seguro de seguir con esta relación. Aun si Kenma, Akaashi o cualquier otro sujeto carnívoro o herbívoro le dijera que no estaba bien salir con Yamaguchi, le importaba poco comparado con lo que el propio pecoso pensaba.

–Yamaguchi...

–¿Si?

–¿Quieres seguir siendo mi amigo? –pregunto con una voz cálida y con las emociones brotando por su piel, no necesitaba escuchar su respuesta, había sido más que obvio que así era, sin embargo, aunque no era necesario, necesitaba escuchar su voz correspondiéndolo.

El lobo negro (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora