Prólogo, Fin y principio

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Una chica de cabello corto almendrado, con unos ojos del mismo color, caminaba sola por la calle, había bastante gente por la hora del día, su tía le había "pedido" que fuera a comprar, teniendo en cuenta los asesinatos que habían ocurrido por la zona, la idea no le atraía demasiado pero, no podía negarse realmente, probablemente ella solo quería que desapareciera de una vez por todas para poder quedarse con la herencia de sus padres, suspiró acercándose a una tienda cercana. Antes de que pudiera entrar se fijó en el callejón contiguo, había... alguien en el suelo, se adentró en el callejón sin pensárselo dos veces, un grave error, la golpearon por detrás con fuerza en la cabeza, haciendo que todo comenzara a dar vueltas y finalmente se oscureciera sin que le diera tiempo a gritar.

—Métela en el furgón con las demás. —apuró un hombre señalando a la chica que acababa de desplomarse bajo su golpe.

—No deberías haberla golpeado tan fuerte, si la matas no nos darán nada a cambio. —regañó el otro cargando a la chica y metiéndola en el furgón negro lleno de chicas llorosas y con las manos atadas para volver a cerrar dicho vehículo e irse a su destino.

Lo siguiente que vio al abrir los ojos estaba borroso, notaba la sangre seca en su nuca, junto a un enorme dolor en la misma, parecía que la cabeza le iba a estallar... estaba sola, el suelo era frío y estaba comenzando a helarle los huesos, su ropa estaba llena de barro y sangre, aunque era algo que no podía comprobar realmente, su visión aún no se había recuperado y la estancia estaba inundada por la oscuridad.

Su tranquilidad no duró mucho, fue arrastrada por unas manos fuertes que no tuvieron ningún tipo de compasión o cuidado con su herida, agarrándola por el pelo como si fuera un mero objeto. La luz la cegó, la había llevado a un enorme salón circular de subastas... no era más que un objeto en venta ahora, eso le decían los numerosos ojos que se clavaban en su persona, ojos pertenecientes a los clientes de aquella macabra venta de esclavos.

—Empezamos la subasta de la última pieza del día. —gritó un hombre a pocos pasos de ella. —a pesar de la suciedad que la cubre es un buen espécimen, sirviendo tanto como juguete como para experimentar con ella, la puja comienza en... —siguió diciendo hasta que se escuchó un gritó proveniente de una de las entradas de la sala.

—Espero que no te importe que lleguemos algo tarde. —dijo una voz por el mismo lugar en el que acababa de escucharse el grito, sonaba arrogante.

—El tráfico estaba horrible. —comentó otra voz, esta sonaba aburrida. — e ir con Oliver en el coche es un suplicio. —continuó tras probablemente tomar una calada de un pitillo.

—Tan solo acabemos de una vez, no quiero dejar a esa loca con Kumajirou demasiado tiempo. —replicó otra también aburrida.

—Oh venga~ no seas así niños~ aquí podéis pasároslo todo lo bien que queráis. ~ —pidió una cuarta voz más aguda que las anteriores y un tanto más infantil.

No entendía nada... ¿estaban esas personas allí para salvarla? No, cuatro figuras emergieron de las entradas, haciendo que el público comenzara a levantarse asustado, para sufrir su final a manos de uno de esos cuatro, la enorme multitud fue masacrada en cuestión de minutos, muriendo a golpes por un bate, un stick de hockey o acuchillados por un cuchillo de carnicero.

No estaban allí para salvar a nadie, estaban allí para divertirse acabando con personas, no era capaz de levantarse pese al horror que ocurría ante ella, sus vista seguía sin mejorar junto a un dolor de cabeza que no podría empeorar mucho más.

Una de las cuatro figuras llegó a su lado, sostenía un cuchillo... su visión se iba haciendo cada vez más borrosa, iba a volver a desmayarse... al menos no sentiría nada cuando la mataran... intentó enfocar los ojos para ver quien acabaría con su vida, no lo consiguió.

—Oh poppet... has debido pasarlo muy mal con estos malos, ya lo tengo~ ¡te llevaré a mi casa para mostrarte lo que es un verdadero caballero! —anunció el hombre de forma feliz y con una voz aguda un tanto fingida.

Sin poder responder o simplemente articular palabra, perdió el conocimiento, mirando unos orbes azules que desprendían curiosidad, una curiosidad similar a la de un científico que va a diseccionar a un animal indefenso.

Rosa y oscuridad. [2P!Inglaterra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora