No tardaron en llegar al lugar en el que se suponía que se realizaría el siguiente abandono del cadáver, por no decir entrega, aunque entrega sonaba más a comida, algo que recordaba a su acompañante y su costumbre de usar ingredientes... exóticos, aunque realmente no le había visto meter trozos de carne en la comida... era una corazonada, y no solía equivocarse.
Dejando de lado sus desvaríos sobre comida, el callejón al que habían llegado estaba vacío, era similar al lugar donde había comenzado su viaje, si no se hubiera asomado, ¿cuánto hacía, dos, tres días?, ¿cuatro quizás? Era probable que el veneno hubiera acabado con su vida al seguir ingiriéndolo de forma repetida.
—¿Seguro que este lugar y hoy? —preguntó ella mirando a su alrededor, el mero pensamiento de que un asesino fuera a ese lugar de día, transportando un cuerpo era realmente descabellado, tan estúpido que quizás fuera verdad.
—Tan solo tenemos que esperar un rato poppet, es aquí, ya no quedaba mucho para completar la estrella, y siempre va en una dirección. —respondió él, concentrado a pesar de estar sonriendo, no la miraba, tenía los ojos fijos en las paredes, en el suelo, buscando quizás un sitio para esconderse a esperar, un buen plan, pillar al asesino con las manos en la masa.
Comenzaron a pasar los segundos, los minutos, Oliver le indicó que se metiera en el espacio entre dos contenedores de basura que acababa de inspeccionar. Dado el modus operandi del asesino, la victima tendría que estar entera, por lo que las escasas bolsas en el interior quedaban descartadas como escondite para el cuerpo.
Obedeció a pesar del olor, al menos allí estaba segura, el culpable seguía sin aparecer, hasta que escucharon ruido proveniente de arriba, de una de las azoteas de los edificios que conformaban el callejón, sacó la cabeza para ver mejor, había alguien allí arriba, con un enorme bulto echado al hombro, que no tardó en descargar, cayendo este justo sobre los contenedores.
—¡Wang espera! —gritó Oliver cuando la persona de la azotea echó a correr, por lo poco que había visto era un hombre con el pelo recogido y un gorro rojo, al igual que el resto de su ropa, una no muy adecuada para deshacerse de un cadáver todo sea dicho.
—Espera, ¿conoces al asesino? —preguntó saliendo de su escondite, aquel hombre ya no estaba por ninguna parte, recordaba haber escuchado ese nombre antes, quizás cuando habían ido a ver al ruso malhumorado...
—No exactamente dear, quien ha venido a dejar el cadáver es un conocido mío, pero hace cualquier cosa por dinero, han debido pagarle por hacerlo, no creo que él lo haya hecho, no sacaría beneficios. —respondió él, suspirando antes de darse la vuelta y dedicarle una sonrisa. —habrá que preguntarle, dejemos las bolsas en casa y vayamos a su tienda, seguro que llegará mientras volvemos a casa.
Asintió sin mucho más que decir, parecía lógico y correcto, mientras no la dejara en casa sola y fuera a hablar con él todo iría bien, se acercó al cadáver antes de salir, era una chica de su edad, tenía los ojos abiertos, parecía aterrorizada, tenían que parar al culpable cuanto antes, no podían dejar que alguien así siguiera haciendo lo que le placía.
—La policía la encontrará pronto, no hay nada que podamos hacer por ella ya. —dijo Ollie a sus espaldas, tenía razón... tan solo podían asegurarse de que no volviera a pasarle a ninguna otra chica, en cuanto a ella, ya no había vuelta atrás.
Asustaba un poco lo cerca que estaba el lugar de los hechos de la casa de su anfitrión, al menos gracias a esto no tardaron en llegar, dejando la bolsas en su habitación, aquel lugar necesitaba una redecoración, aunque estaba comenzando a acostumbrarse, el contraste con la calle hacía que el color volviera a impactarle al volver a entrar.
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Rosa y oscuridad. [2P!Inglaterra]
أدب الهواةEn una ciudad normal, con una reciente subida de la tasa de secuestros y desapariciones, nuestra protagonista vive con normalidad.Una vida normal, hasta que sufre el mismo destino de las demás chicas desaparecidas, o casi el mismo, acaba conviviendo...