Capítulo 1

1.5K 139 7
                                    

Sienna se cruzó de brazos y bloqueó el paso de su hermano, para que comprendiera cuanta verdad contenían sus palabras, por mucho que las repitiera una y otra vez, en cada ocasión que acudían a... esto.

–Detesto que sigas arrastrándome a estos eventos –protestó Sienna, aburrida, negándose a llamarlo por su nombre–. Es todo tan...

–¿Por qué odias las bodas? ¿Algún recuerdo en particular? –inquirió Camden, mirándola detenidamente.

–Demasiados. Además, nunca pasa nada interesante. Todo es tan mortalmente cursi –insistió, conteniendo un bostezo.

–Por supuesto que lo es. Es una boda, ¿cómo sería diferente?

–Y, de todos modos, ¿por qué de un tiempo a la presente insistes en asistir a cada boda a la que la familia recibe invitación? –Sienna apuntó, reprobadora–. Y así, de todas las maneras en que pudieras asistir –señaló su ropa, arrugando su nariz ante la desafortunada elección de traje que había hecho su hermano menor.

–¿Así? ¿Qué tiene de malo?

–O te has vuelto completamente loco o estás ciego –bufó, incrédula–. Pero ¿de qué sirve decírtelo? Desde la primera vez, te lo dije e insististe en que debías usar... eso.

–Es perfectamente...

–¡Horrible! –interrumpió, no queriendo escuchar sus explicaciones. Sería inútil–. Y será la última vez que asista contigo.

–No es como si te obligara –Camden se encogió de hombros–. Además, creo que tú también buscas algo aquí.

–No empieces –advirtió– y es demasiado pronto para esto, pero necesito una copa. De lo que sea –murmuró y se alejó, antes de que pudiera protestar. Sin embargo, a pocos pasos de alcanzar la mesa, alguien bloqueó su camino.

–Supongo que estarás feliz.

Sienna Sforza encontró la mirada relampagueante de la mujer y esbozó una leve sonrisa, llena de diversión. A continuación, arqueó una ceja, en una muda pregunta dirigida a quien se presentaba ante ella.

–¿No dices nada? Evidentemente lo sabes. ¿O vas a fingir ignorancia?

–Gina Angeli.

–No...

–Cierto –Sienna miró hacia el lado, ocultando una nueva sonrisa–. Ahora es Salvatore, ¿verdad?

–Lo haces a propósito.

–A propósito –repitió pensativa–. ¿Qué? ¿Ahora qué estoy haciendo?

–Lo sabes.

–Si vas a dar más vueltas... –Sienna giró.

–Vamos a divorciarnos.

Sienna cerró la boca. No quería encontrar su mirada, pero no pudo evitarlo. Solo mirándola determinaría si era cierto lo que decía. Cuando lo hizo, una vez más, supo que sí. Era cierto. Vaya.

–¿Sí?

–¡No finjas que no lo sabías!

–¿Puedo pedirte que bajes la voz? Estamos en medio de una celebración. Es de pésimo gusto que...

–¡No! Lo que es de pésimo gusto es que tú continuaras con él después de lo que hiciste.

–No sé a qué te refieres.

–Y lo dices así, con toda frialdad. Eres una digna Sforza.

–Lo tomaré como un cumplido.

–No era esa la intención.

Una historia (Sforza 7.5 - Sienna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora