Capítulo 8

767 134 12
                                    

–Sienna, ¿cómo te sientes?

–¿Padre? –Sienna elevó su mirada hasta encontrar los ojos oscuros de Cayden Sforza. Sonrió–. ¿A qué viene tu pregunta?

–¿No puedo preocuparme por mi hija? –inquirió, tomando asiento frente a ella.

–Sí, puedes, pero me has preguntado cómo me siento. Eso no es un "¿cómo estás?" común, ¿cierto?

–Hmmm... –Cayden elevó la comisura de sus labios, divertido–. ¿Responderás mi pregunta?

–¿Y tú la mía?

–Supe que has vuelto a salir con Dawson Salvatore.

–¡Vaya! Yo aquí pensando que era una adulta y podía tomar decisiones sin supervisión de mis padres.

–¿Acaso he cuestionado que estés saliendo con él? Fue una simple pregunta, pequeña Sienna.

–Padre, contigo no existen las preguntas simples.

–Bueno, te he dado mi razón. Ahora, contesta mi pregunta.

–Bien. Sorprendida, supongo –se encogió de hombros–. Nunca pensé que... –hizo un gesto en el aire.

–¿No? Yo sí –Cayden suspiró–. Eres mi hija, ¿cómo no lo sabría? En cuanto lo vi, lo supe. Y lo odié.

–¡Padre! –Sienna rió con fuerza–. ¿Quieres que siempre esté a tu lado?

–Sería mucho más sencillo si pudiera conservarlos a mi lado. Todos mis hijos... pero ¿qué puedo hacer? Crecen, siguen su camino, aunque elijan uno especialmente complicado. Es natural supongo.

–¿Qué lo es? ¿Querer que estemos a tu lado o que sigamos nuestro camino?

–Las dos, ya lo dije. Pero, no intentes distraerme, Sienna.

–Sé lo que te preocupa, padre.

–¿Ah sí?

–Sí. Y, esta vez lo haré bien, lo prometo.

–Quiero lo mejor para ti.

–Lo sé. Por eso te quiero, papá.

–Y soportas que me entrometa en tu vida, asumo.

–Exacto. Sabes que a un Sforza no le gusta eso.

–¿Cómo es que tú resultaste así? –Cayden soltó, divertido–. Cuando eras una niña, parecías la más accesible y fácil de cuidar de mis pequeños. Luego... bueno, de qué puedo quejarme, ¿verdad? Soy un Sforza, después de todo.

–Sí, lo eres. El mejor Sforza de todos.

–Después de esas palabras, ¿cómo puedo seguir con mis preguntas? –Cayden se incorporó y besó la frente de su hija–. Te quiero, Sienna.

–Gracias, papá –Sienna lo abrazó brevemente y lo miró alejarse, aun sonriendo.


***


–Sabes que no será sencillo.

Sienna clavó sus ojos oscuros en su cuñada, instándola a explicarse.

–Salir con Dawson. Después de todo, es un hombre de familia.

–Ya lo sé –Sienna curvó la comisura de sus labios, burlona–. ¿Quién iba a imaginar que yo, de todas las personas, iba a complicarse así? ¡Y nada menos que con alguien con quien ya tuve una historia!

Una historia (Sforza 7.5 - Sienna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora