Capítulo 6

766 131 0
                                    

Sienna esbozó una media sonrisa irónica y bebió un sorbo de café, sin hacer intento de protestar o responder.

–No confías, Sienna –explicó, tras una breve reflexión–. Quisiera poner en palabras cómo es, pero... es complicado.

–¿Y cuándo no lo es conmigo?

–Amarte no fue complicado, Sienna.

–¿No?

–No. Solo doloroso y sinsentido.

–¿Quieres hacerme sentir mal?

–Tú sabes que lo fue. Doloroso quiero decir. Y, sinsentido, porque tú construyes barreras, esperando que en cualquier momento te abandonen y así adelantándote a lo que pueda suceder. ¿Cuál es el punto de amarte si no te entregas completamente?

–¿Y por qué debo darlo todo de mí? ¿Por qué debería?

–Cuando encuentres alguien a quien quieras amar, lo entenderás.

–No, no lo haré. Es inútil.

–Sienna, no estoy enfermo –aclaró Dawson cambiando de tema y sonrió levemente–. Estoy bien. Estos son los análisis de una de mis niñas.

–Oh. ¿Están bien?

–Sí, la mayor. Ahora lo está.

–Me alegro, por ustedes –Sienna negó lentamente–. Tu niña se veía muy despierta. Ese día, me asustó.

–¿A ti? ¿Qué pudo haberte dicho para asustarte?

–Es intimidante, pero preciosa. Así como tu hija menor –ladeó la cabeza–. ¿Ciara y Martina, cierto?

–Lo recuerdas –pronunció, sorprendido–. Ciara es la primera. Luego está Martina.

–Vaya. Siempre me sorprendo cuando veo a nuestros amigos con sus propias familias... luego recuerdo que la única que ha quedado atrás he sido yo.

–¿Aún no piensas casarte?

–Nunca dije que no pensara hacerlo.

–¿En serio? Pensé que no querías.

–Solo dije que no veía sentido a casarse, pero no que nunca pensara hacerlo.

–Cierto, porque lo lógico es querer hacer cosas sinsentido.

–A veces, sí, lo es.

–Entonces, ¿qué era lo que no querías? ¿Tener hijos?

–Sí.

–¿Y eso no ha cambiado?

–No.

–Al menos nadie podrá decir que no eres consistente a través de los años.

–Más de lo que imaginas –murmuró.

–¿Qué ha sido eso?

–Nada que importe.

–Debo estar volviéndome loco si realmente considero hacer la siguiente pregunta.

–¿Qué vendría a ser...?

–¿Quieres salir conmigo?


***


Claro que se había vuelto loca. Esa era la única explicación. No podía haber otra, había sufrido un lapsus mental que la había llevado a decir sí. Y ahora, estaba parada frente al espejo, mirándose críticamente y buscando un lugar donde esconderse antes de que pasara por ella.

Una historia (Sforza 7.5 - Sienna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora