Capítulo 1: El sonido de la tristeza.

684 31 37
                                    

«Miren nada más, la estrellita ha vuelto»

«¿No que habías muerto, estúpida?»

«¿No pensaste dos veces antes de subirlas? »

«Mis padres tienen razón, eres una arrastrara»

«Me encargaré que sepan quién eres en realidad»

El timbre resonó con fuerza por todo el instituto dando la señal del comienzo de la jornada; y es en ese minuto que media escuela comienza a llegar a apuradas para entrar antes de que cierren el portón.

El único relajado es un rubio quien veía todo el ajetreo relajado. Debido al horario de su transporte siempre llega bastante temprano por lo que no sufría ese ajetreo. Pero en cuanto a sus amigos... bueno, esa es otra historia.

—Zenichi. —El rubio se voltea viendo a Inosuke, su amigo quien mantiene una pose desinteresada.

—Zenitsu, Inosuke. ¿Cómo rayos puedes olvidarte de mi nombre tan seguido?

—Sí, sí lo que sea da igual. —Da un ademán en la mano quitándole importancia—. Solo quiero saber si no vistes a Gonpanchiro. Ya van a cerrare el portón.

—Conociéndolo de seguro viene llegando—Miró hacia el cielo intentando calcular la hora—, sabes cómo es él. No importa si se levanta en la madrugada, siempre termina llegando en la brecha.

Y como si de una invocación se tratara, la figura del Kamado apareció cruzando a gran velocidad por el portón entrando como si de un huracán se tratara. Agitado, con la mochila abierta y el uniforme desordenado.

—¡Hola! ¡Adiós! —Les saluda-despide el pelirrojo pasando entre sus dos amigos mientras continua su carrera por los pasillos de estudiantes. Dejando a ambos amigos estáticos.

—Eh... eso fue raro —comenta Zenitsu viendo a Inosuke quien coloca sus manos detrás de su cabeza a modo de reposo.

En eso unos pasos más ligeros provocaron que Zenitsu se congelara. Abrió los ojos embobado mientras ve a Nezuko Kamado acercarse al par con un uniforme impecable y sin estar a apuradas; a diferencia de su hermano.

Ne-zu-ko-chan —menciona en voz empalagosa Zenitsu, cosa que la nombrada no le prestó atención y solo le sonrió a modo de saludo.

Cosa suficiente para que Zenitsu quedara aún más embobado. Veía como la boca de la joven se mueve, de seguro diciendo algo de interés aunque no le prestó mucha atención. Todo a su alrededor se puso en una extraña pausa.

Solo pudo salir del trance al ver a Nezuko mover la mano en despedida e irse hacia un grupo de chicas. Pestañeó dos veces saliendo de su trance y vio a su compañero, quien no se veía pertubado.

—¿Qué...? ¿Qué dijo Nezuko-chan?

—¿Eh? ¡Ah! Sí, una cosa de que Kamaboko lo iban a reprobar si no llegaba a un no-se-qué de matemáticas —Extiende sus brazos cansado—, para ser sincero ni le presté atención.

Zenitsu lo fulminó con la mirada al no darle una respuesta concreta pero no pudo hacerlo cuando el timbre volvió a sonar. Por lo que sin otra opción tuvo que despedirse de su amigo e ir hacia su salón. No sin antes dejar de pensar en la joven Kamado.

«Es tan perfecta... Nezuko-chan es maravillosa. ¡Siempre suena a amabilidad! ¡Nunca desprende tristeza! ¡Es demasiado única! », se repite a sí mismo mientras camina hacia su salón. Pudiendo hacer larga lista de las perfecciones y cosas que hacen a la joven Kamado tan perfecta.

Dulces, dulces besos [ZeniZuko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora