Parte I: Capítulo V

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Los tres chicos siguieron al rey Salazar, quien parecía saber a donde se dirigía. Sin embargo Valerie se adelantó al tener curiosidad sobre lo que su padre le dijo del rey Salazar. Charlie y Oliver discutían mientras tanto.

-¿Puedo preguntarle algo, señor?

-Siempre será un placer hablarle, princesa.

-¿Quién es Elizabeth Frayckson? Mi padre me ha mencionado de ella, sin embargo me ha dicho que tu la mataste-. Preguntó ella un poco asustada.

-¿Matarla?-Valerie notó que su pregunta había entristecido al rey. Su pena era genuina-. Yo la amaba mas que nadie en este mundo.

-¿Y por qué mi padre dice que usted la asesinó? Disculpe que le haga estas preguntas tan personales, si no quiere responderme lo entenderé.

-No se preocupe, es una historia que merece ser recordada-. Dijo Salazar melancólico-. Pues verás, nunca antes se había juntado a dos familias reales, la normativa era encontrar a alguien digno dentro de la ciudadela, alguien cuyas cualidades superen las expectativas, ya sea hombre o mujer. A día de hoy sigue siendo así, aunque tu padre parece haber vuelto a interesarse en acuerdos fuera de sus reinos. Elizabeth Frayckson, como bien verás en su apellido, es parte del reino otoñal, tu padre, ella y yo fuimos amigos desde muy pequeños, pero ambos nos enamoramos de ella. Es así como surgió la ley por conveniencia de reino, la cual en su momento parecía ser la clave de la prosperidad. Sin embargo, desde tiempos inmemorables mi reino ya no era lo que solía ser, y se le echaba la culpa a mi bis abuelo por ello; ya sabes de la leyenda de la bruja que nos condenó.

-¿Y qué sucedió con Elizabeth? ¿Ella estaba enamorada de alguno de ustedes?

-Esa leyenda dio mala fama a mi nombre, y los Frayckson, a pesar de ser importantes aliados en tiempos pasados, no querían arriesgarse a darle a su hija mayor un esposo que no cumpliera con los requisitos. Es así como la oportunidad perfecta estaba con tu padre, Nicholas. Él creyó que había ganado, pero Elizabeth no lo amaba a él; siempre me quiso a mi. Una noche antes de su casamiento con él, consumamos nuestro amor en una de las cabañas abandonadas del bosque, y fuimos descubiertos al día siguiente, ambos en la misma cama.

-Por eso mi padre le tiene tanto rencor-Comprendió ella-. Sin embargo me está privando de elegir a mi también.

-Seguro piensa que es lo mejor-. Sostuvo Salazar-. Después de todo, terminó por casarse conmigo y dar a luz al joven muchacho que vez discutiendo ahora mismo con aquel Charlie.

-¿Oliver es hijo de Elizabeth?-. Preguntó ella asombrada.

-Si, es lo único que me queda de ella-. Respondió él observando a su hijo-. No quiero restringirle demasiadas cosas, después de todo, la esencia de su madre era la libertad que ella lograba obtener a pesar de un no como respuesta.

-¿Y qué pasó con ella?-. Pregunta Valerie curiosa por la historia-. ¿La maldición?

-Esa maldición no existe, princesa. De ser así se hubiese roto ya conmigo y Beth. Nuestro amor era verdaderamente puro-. Afirmó Salazar disgustado ante la pregunta-. Esa leyenda es solo una excusa para que nuestro reinado caiga. Beth murió de una enfermedad mortal, fue diagnosticada seis meses después de dar a luz a Oliver. No pude hacer nada para salvarla...

-Lo siento mucho...

-No te preocupes.

Luego de una larga caminata, lograron llegar al reino Druwalls, donde esperaba el rey Nicholas y sus guardias en la puerta, de pie con enfado en su rostro. Salazar Werthude saltó en su defensa, mintiéndole al decir que había reclutado a la princesa para que pasara rato con su hijo, y que para que no esté desprotegida también solicitó a Charlie.

-¿Acaso es una broma, Salazar? ¿Reclutando a un niño y llevándote a mi hija?-. Dijo Nicholas dando ordenes de alejar a Valerie y a Charlie de los Werthude-. Sé lo que intentas, y no lo vas a conseguir.

Tan pronto como el rey Nicholas terminó de discutir, junto con su hija y los guardias entraron y se dirigieron al castillo, dejando atrás y cerrando las puertas en los rostros de Salazar y Oliver Werthude, quienes los saludaban a la lejanía.

Al entrar al castillo Valerie notó que a su padre le temblaban las manos, acompañado de una sudoración poco normal en él. Estaba preocupada, en varias ocasiones había desobedecido las órdenes de sus padres, pero esta vez se sentió culpable por poner a su padre en aquel estado de preocupación.
Poco después mandó a Valerie a su habitación y la cerró con llave, en ese instante si pareció enojado. Se fue al instante con sus acompañantes.
Después de un tiempo reflexionando sobre Oliver y su padre, pensó si podría haber una solución pacífica entre los dos reyes.

-¿Princesa?-. Se escuchó detrás de la puerta-. ¿Está usted bien?

-¿Charlie, eres tú?

-Si, su majestad.

-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar haciendo guardia? Podrían regañarte por estar aquí.

-Pues una joven que conozco me ha enseñado a correr más riesgos.

-Bueno ni que fuera un riesgo tan grande-. Dijo Valerie riendo-. Estoy bien, gracias.

-¿Necesitas que te traiga algo?

-Seria imposible, la puerta está cerrada.

-Oh cierto.

-Gracias de todas formas, hoy estás menos odioso que lo normal-. Valerie se sentó delante de la puerta y Charlie hizo lo mismo desde el otro lado-. ¿Qué piensas de los Werthude?

-Pues que Oliver es un idiota egocéntrico bueno para nada-. Carraspeó Charlie-. Su padre no pareció ser un mal tipo, sin embargo hay algo en él que me da mala espina.

-Pues yo creo que es un buen hombre con el corazón roto. Después de todo debes pensar que es un padre que se hizo cargo de su hijo apenas de unos meses.

-Si, puede que tengas razón-. Comprendió él-. Tal vez sea una mala impresión mía. De todas formas Oliver a pesar de ser insoportable no me llega a dar esa aura de desconfianza.

-Es porque lo conoces más. ¡Vaya que eres duro con los extraños!

-O tu confías mucho en las personas, princesa.

El ambiente se tornó silencioso seguido de esas palabras, la verdad es que a Valerie le parecían todas buenas personas, pero sus padres le advierten siempre de lo cuidadosa que tiene que ser.

-Lo que mis padres y tu no entienden es que las personas siempre tienen una justificación para sus actos-. Afirmó ella-. Y parece que siempre sacan conclusiones apresuradas, tu mismo las sacaste con Oliver y sabes que es una gran persona.

-No creo que Oliver sea una gran persona-. Respondió Charlie enfadado-. Y aunque así fuera, sigues pensando así porque no conoces el mundo, princesa. Eres una inocente niña atrapada en un castillo, sin conciencia alguna de lo que las personas son capaces de hacer por ellos mismos.

A Valerie esas palabras le afectaron, se levantó rápido y se echó a la cama, no sin antes decirle a Charlie que se marchara.

-Tu compañía se me hizo agobiante-. Dijo ella firme-. Márchate antes de que alguien se entere de tu ausencia.

-Como quieras-. Charlie orgulloso también tomó su camino-. ¡Pero lo que dije fue por experiencia propia, no confíes en nadie nunca!

El Bosque De Los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora